Ayuno,
oración y limosna, estos son los tres ejes para prepararse adecuadamente para
la Semana Santa, según subraya el Papa Francisco en su mensaje para la Cuaresma
de 2019, difundido este martes 26 de febrero
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El Papa Francisco. Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa |
En
el mensaje titulado “La creación, expectante, está aguardando la manifestación
de los hijos de Dios”, el Santo padre destaca que “el misterio de salvación,
que ya obra en nosotros durante la vida terrena, es un proceso dinámico que
incluye también a la historia y a toda la creación”.
Desde
ese punto de vista, realiza una reflexión sobre tres puntos que acompañan el
camino de conversión en Cuaresma.
La redención de la
creación
Francisco
señala que “la celebración del Triduo Pascual de la pasión, muerte y
resurrección de Cristo, culmen del año litúrgico, nos llama una y otra vez a
vivir un itinerario de preparación, conscientes de que ser conformes a Cristo
es un don inestimable de la misericordia de Dios”.
“Si
el hombre vive como hijo de Dios, si vive como persona redimida, que se deja
llevar por el Espíritu Santo, y sabe reconocer y poner en práctica la ley de
Dios, comenzando por la que está inscrita en su corazón y en la naturaleza,
beneficia también a la creación, cooperando en su redención”.
Sin
embargo, “en este mundo la armonía generada por la redención está amenazada,
hoy y siempre, por la fuerza negativa del pecado y de la muerte”.
La fuerza destructiva del
pecado
A
continuación, el Papa explica que “cuando no vivimos como hijos de Dios, a
menudo tenemos comportamientos destructivos hacia el prójimo y las demás
criaturas, y también hacia nosotros mismos, al considerar, más o menos
conscientemente, que podemos usarlos como nos plazca”.
“Como
sabemos”, continúa, “la causa de todo mal es el pecado, que desde su aparición
entre los hombres interrumpió la comunión con Dios, con los demás y con la
creación, a la cual estamos vinculados ante todo mediante nuestro cuerpo”.
“Se
trata del pecado que lleva al hombre a considerarse el dios de la creación, a
sentirse su dueño absoluto y a no usarla para el fin deseado por el Creador,
sino para su propio interés, en detrimento de las criaturas y de los demás”.
La fuerza regeneradora del
arrepentimiento y del perdón
Finalmente,
se llega al arrepentimiento y al perdón. “El camino hacia la Pascua nos llama
precisamente a restaurar nuestro rostro y nuestro corazón de cristianos,
mediante el arrepentimiento, la conversión y el perdón, para poder vivir toda
la riqueza de la gracia del misterio pascual”.
“La
Cuaresma es signo sacramental de esta conversión, es una llamada a los
cristianos a encarnar más intensa y concretamente el misterio pascual en su
vida personal, familiar y social, en particular, mediante el ayuno, la oración
y la limosna”.
El
Papa Francisco concluye su mensaje de Cuaresma haciendo un llamado a abandonar
“el egoísmo, la mirada fija en nosotros mismos”. “Dirijámonos a la Pascua de
Jesús; hagámonos prójimos de nuestros hermanos y hermanas que pasan
dificultades, compartiendo con ellos nuestros bienes espirituales y materiales.
Así, acogiendo en lo concreto de nuestra vida la victoria de Cristo sobre el
pecado y la muerte, atraeremos su fuerza transformadora también sobre la
creación”.
Fuente:
ACI Prensa