Los cristianos creen que la salvación está en
Cristo. Sin embargo protestantes y católicos tienen algunas ideas distintas
sobre cómo se concreta esto. ¿Las conoces?
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Daniel Páscoa | Unsplash |
Justificación y salvación
Para los protestantes la salvación está
relacionada con la justificación. En cambio los católicos diferencian la
justificación de la salvación: asocian la justificación con la primera venida de
Cristo.
Cristo,
mediante su sacrificio redentor en la cruz, nos obtuvo la justificación, es
decir, el perdón de Dios y su favor.
Para los
católicos, la salvación en cambio es la obtención definitiva de la vida eterna o,
lo que es lo mismo, la entrada en el Reino de Dios: “Entra en el gozo de tu
Señor” (Mt 25, 23); o también “Venid, benditos de mi padre, a poseer el reino
que para vosotros está preparado desde la fundación del mundo” (Mt 25, 34).
La asocian
sobre todo a un evento futuro, a la segunda venida de Cristo y a la
resurrección final de cada uno.
El Apóstol
san Pablo distingue la justificación de la salvación cuando dice: “Con más
razón ahora que por su sangre hemos sido justificados, por mediación de Él
seremos salvados” (Rm 5,9).
San Pablo
refiere la justificación al pasado; ya está realizada puesto que san Pablo ya
es cristiano y está en amistad con Dios. La salvación la espera todavía y por
eso pone el verbo en futuro: ‘seremos salvados”.
Para
salvarnos debemos creer que ya fuimos justificados.
Fe y obras
“¿Fue por las obras de ley o por aceptar la
fe?” (Gal 3, 2 y 5). Los protestantes interpretan que san Pablo enseña que los
pecadores sonjustificados (salvados, según ellos) sólo por la fe.
Con la
premisa de que sólo la ve basta para salvarse, se creen ya salvados, y no
consideran determinantes las obras para llegar al cielo.
Los católicos
hacen una interpretación distinta. Para ellos las obras que rechaza san Pablo
no son todas las del cristiano, en general, sino específicamente “las obras de
la ley”.
Tanto
católicos como protestantes, entienden que san Pablo muestra que la vía judía
de la
observancia de la ley ha fracasado y no queda otro camino que el de la fe en
Cristo.
“La venida de
Cristo marca el fin de la ley para, con eso, ofrecer la justificación a todos
los que creen” (Rm 10, 4). San Pablo condena la observancia de la Ley Mosaica
como medio para obtener la justificación.
Así, los que
quieran buscar la justificación mediante la ley están anulando el sacrificio de
Cristo porque “si la justicia viene de la ley, entonces Cristo ha muerto
inútilmente” (Gal 2, 21). Se pide pues fe para aceptar la justificación y luego
fe para lograr la salvación.
Los cristianos ya están justificados, pero
para los católicos las buenas obras no son para obtener la justificación, sino
la salvación.
Son obras que
Dios hace en el cristiano puesto que en Él habita el Espíritu de Dios (Col
1, 10; Ef 2, 8-10), necesarias para hacer viva la fe.
Porque para
los católicos la salvación es un proceso permanente, no se realiza sólo en un
momento determinado: “El que persevere hasta el fin, este será salvo” (Mc
13,13).
Los protestantes creen que sólo basta creer
en Cristo y aceptarlo como Señor y salvador personal para lograr la salvación. No hay obligación, ya está salvada la
persona.
Purgatorio
Los protestantes no creen que exista el
Purgatorio. Como en la Biblia no aparece la palabra “purgatorio”, no existe
este ‘lugar’ de purificación.
Los católicos
consideran en cambio que de la Biblia se desprende esta verdad y el
Concilio Vaticano la declaró dogma de fe (LG 49, 50, 51) considerando que
es una necesidad de la infinita santidad de Dios que no puede recibir en
su Reino a quien no esté debidamente limpio y purificado (Mt 22, 11-13). En la
Ciudad Santa (es decir en el cielo) “no podrá entrar nada que esté manchado”
(Apocalipsis 21,27).
Sacramentos
Los protestantes no reconocen la eficacia
de los sacramentos, que, según los católicos, fueron instituidos por Jesucristo
para la salvación.
Un ejemplo
de esto es la confesión. Los católicos creen que Jesucristo transmitió a sus
apóstoles el poder de perdonar los pecados (Jn 20,23; Mt 18,18; 16,19; Lc
24,47).
Origen de la Iglesia
Para los protestantes, la Iglesia católica
no tiene un origen divino y cada uno puede conocer sin intermediarios qué
quiere Jesucristo de Él.
Para los
católicos Jesucristo fundó una Iglesia (una, santa, católica y apostólica) y
viven en Cristo estando en comunión con ella. Seguir a Jesucristo es respetar
su voluntad.
También la
Iglesia católica habla, en el Concilio Vaticano II, de “aquellos que, ignorando
sin culpa el Evangelio de Cristo y su Iglesia, buscan, no obstante, a Dios con
un corazón sincero y se esfuerzan, bajo la influencia de la gracia, en cumplir
con obras su voluntad conocida mediante el juicio dela conciencia, pueden
alcanzar la salvación eterna” (LG, 16).
Henry Vargas
Holguín