Palabras
del papa antes del Ángelus
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| Plaza San Pedro © Vatican Media |
A
las 12 horas de hoy, el Santo Padre Francisco se asoma a la ventana del estudio
en el Palacio Apostólico Vaticano para recitar el Ángelus con los fieles y los
peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro. Estas son las palabras del Papa
al presentar la oración mariana:
Palabras del Papa antes
del Ángelus
Queridos
hermanos y hermanas ¡buenos días!.
El
pasaje del Evangelio de hoy presenta breves parábolas con las que Jesús quiere
mostrar a sus discípulos el camino para vivir sabiamente, con la pregunta
¿puede un ciego guiar a otro ciego? él quiere subrayar que el guía no
puede ser ciego, sino que debe ver bien, es decir, debe poseer sabiduría para
poder guiar con sabiduría, de lo contrario corre el riesgo de perjudicar a las
personas que a él se le confían.
Jesús
llama así la atención de las personas que tienen responsabilidades educativas o
de liderazgo, los pastores de almas, las autoridades públicas, los
legisladores, los maestros, los padres, exhortándolos a hacer consciente de su
delicado papel y a discernir siempre el camino correcto a seguir para guiar a
las personas.
Y
Jesús toma prestada una sabia expresión para señalarse a sí mismo como modelo
de maestro y guía a seguir. El discípulo no es más que su maestro, si bien
cuando termine su aprendizaje será como su maestro, es una invitación a seguir
su ejemplo y su enseñanza para ser guías seguros y sabios y esta enseñanza está
contenida sobre todo en el sermón de la montaña que desde hace tres domingos la
liturgia nos propone en el Evangelio indicando la actitud de mansedumbre y
misericordia para ser personas sinceras humildes y justas.
En
el pasaje de hoy encontramos otra frase significativa, una que nos exhorta a no
ser presuntuosos e hipócritas, dice así: !porque te fijas en la paja que está
en el ojo de tu hermano y no ves la viga que llevas en el tuyo¡ muchas
veces es más fácil o más cómodo ver y condenar las faltas y pecados de los
demás sin poder ver los propios con la misma lucidez, nosotros siempre
escondemos nuestros defectos, incluso los escondemos a nosotros mismos, sin
embargo es muy fácil ver los defectos de los demás, la tentación es ser
indulgente con uno mismo, mano larga con uno mismo y duros y condenar a los
demás.
Es
siempre útil ayudar al prójimo con consejos sabios, pero mientras observamos y
corregimos las faltas de nuestro prójimo también debemos ser conscientes de que
nosotros mismos tenemos faltas, sí yo no creo que tengo faltas no puedo
corregir ni condenar a los demás, todos tenemos defectos, todos, y debemos de
ser conscientes y antes de condenar a los demás tenemos que mirarnos a nosotros
mismos dentro, y de esta manera seremos creíbles, actuaremos con humildad dando
testimonio de caridad.
¿Cómo
podemos entender si nuestro ojo está libre o está bloqueado por una viga?. Una
vez más es Jesús quien nos dice: no hay árbol bueno que produzca malos frutos,
ni árbol malo que produzca buenos frutos. De hecho cada árbol se reconoce por
su fruto, el fruto es la acción pero también las palabras, incluso de las
palabras se conoce la calidad del árbol, porque el que es bueno saca de su
corazón y de su boca lo que es bueno y el que es malo saca lo malo haciendo el
ejercicio más dañino entre nosotros qué es la murmuración, el rumoreo, hablar
mal de los demás, esto destruye, destruye la familia, destruye la escuela,
destruye el puestos de trabajo. De la lengua comienzan las guerras, pensemos un
poco nosotros a esta enseñanza de Jesús y pensemos y hagámonos la pregunta: ¿Yo
hablo mal de los demás?. ¿Yo busco siempre de ensuciar a los demás?. ¿Para mí
es más fácil ver los defectos de los demás que los míos propios? y busquemos al
menos de corregirnos un poco, nos hará bien Invoquemos la ayuda de María para
poder seguir al Señor en este camino.
Raquel
Anillo
Fuente:
Zenit






