El
Evangelio de este domingo, el quinto de Cuaresma, relata la conocida y
dramática historia de la mujer adúltera, sobre la cual el Papa Francisco y
otros Pontífices han reflexionado en distintas ocasiones
1. ¿Qué pasa en esta
historia?
En
la primera escena hay una disputa entre Jesús y los escribas y fariseos, sobre
una mujer que es sorprendida en flagrante adulterio y que, de acuerdo con las
prescripciones del libro del Levítico, debía morir lapidada.
En
la segunda escena se desarrolla un diálogo breve pero conmovedor entre Jesús y
la mujer pecadora, a quien el Señor perdona con al pedido explícito de que no
vuelva a pecar más.
El
Papa Francisco dijo en una homilía en 2016 sobre este relato que “Dios no nos
clava a nuestro pecado, no nos identifica con el mal que hemos cometido”.
Asimismo,
recordó que “esta mujer nos representa a todos nosotros, pecadores, es decir,
adúlteros delante de Dios, traidores de su fidelidad". "Su
experiencia representa la voluntad de Dio para cada uno de nosotros: no nuestra
condena sino nuestra salvación a través de Jesús”.
2. ¿Por qué esta historia
es tan dramática?
El
Papa Emérito Benedicto XVI comentó que los fariseos “le piden a Jesús que
juzgue a la mujer pecadora para ‘probarlo’ e impulsarlo a dar un paso en falso.
Esta escena es dramática, pues la vida de la mujer y su propia vida dependen de
Jesús”.
“En
realidad, los acusadores hipócritas pretenden confiarle el juicio, mientras que
en realidad es a Él mismo a quien desean acusar y juzgar”, afirmó.
3. ¿Cómo se suponía que
esto "probaría" a Jesús?
El
Papa Francisco dijo en 2016 que “si Jesús siguiera la severidad de la ley,
aprobando la lapidación de la mujer, perderá su fama de manso y bondadoso que
tanto fascina al pueblo; si en lugar de eso quiere ser misericordioso, deberá
ir contra la ley, que Él mismo ha dicho no querer abolir sino cumplir”.
Por
su parte, San Juan Pablo II afirmó que los fariseos “pretenden demostrar que la
enseñanza de Jesús sobre el amor misericordioso de Dios contradice la ley, la
cual castigaba el pecado de adulterio con la lapidación”.
También
expresó que si Jesús “absolvía a la mujer sorprendida en flagrante adulterio,
se dirá que ha transgredido los preceptos de Moisés, y si Él la condena, se
dirá que Él es inconsistente con su mensaje de misericordia hacia los
pecadores”.
4. Jesús permanece en
silencio. ¿Por qué?
San
Juan Pablo II explicó que el silencio del Señor “invita a todos a la
autorreflexión. Por un lado, invita a la mujer a reconocer el error cometido; y
por el otro, invita a sus acusadores a no encogerse ante un examen de
conciencia: ‘El que está sin pecado entre ustedes, que tire la primera piedra’
(Jn 8, 7)”.
5. Jesús escribe en el
suelo. ¿Qué podemos aprender de esto?
En
su reciente homilía de la Celebración Penitencial de la Jornada 24 horas para
el Señor, el Papa Francisco dijo que Dios prometió que ya “no escribiría más en
tablas de piedra, sino directamente en los corazones, en las tablas de carne de
nuestros corazones”.
“Con
Jesús, misericordia de Dios encarnada, ha llegado el momento de escribir en el
corazón del hombre, de dar una esperanza cierta a la miseria humana: de dar no
tanto leyes exteriores, que a menudo dejan distanciados a Dios y al hombre,
sino la ley del Espíritu, que entra en el corazón y lo libera”.
El
Papa Emérito Benedicto XVI dijo por su parte que “mientras sus acusadores lo
interrogan insistentemente, Jesús se agacha y comienza a escribir con el dedo
en el suelo. De acuerdo con San Agustín, este gesto retrata a Cristo como el
divino legislador. En realidad, Dios escribió la ley con su dedo en tablas de
piedra (cf. Comentario sobre el Evangelio de Juan, 33,5). Así, Jesús es el
Legislador, él es la Justicia en persona”.
6.
Jesús dice: "El que está sin pecado, tire la primera piedra". ¿Qué
revela esto?
En
2016, el Papa Francisco llamó a que “pidamos la gracia de una mirada semejante
a la de Jesús, pidamos tener el enfoque cristiano de la vida, donde antes que
el pecado veamos con amor al pecador, antes que los errores a quien se
equivoca, antes que la historia a la persona”.
Según
San Juan Pablo II, esto nos revela que solo el Señor puede juzgar, revela el
verdadero significado de la misericordia divina, lo que deja abierta la
posibilidad de arrepentimiento y enfatiza el gran respeto por la dignidad de la
persona, que ni siquiera el pecado puede eliminar.
“Ve
y no peques más” (Jn 8, 11). Las últimas palabras de este episodio muestran que
Dios no quiere que el pecador muera, sino que se arrepienta del mal que ha
cometido y viva.
7. Las disputas legales
sobre lo que técnicamente requería la Ley de Moisés eran comunes en los días de
Jesús. ¿Qué nos muestra su actitud?
Benedicto
XVI dijo que “Jesús no entra en una discusión teórica con sus interlocutores
sobre esta sección de la Ley de Moisés. A Él no le preocupa ganar una disputa
académica sobre una interpretación de la Ley, pues su objetivo es salvar un
alma y revelar que la salvación solo se encuentra en el amor de Dios”.
“Por
eso vino a la tierra, por eso murió en la Cruz y por eso Dios lo resucitó al
tercer día. San Agustín notó, comentando el Evangelio de Juan, que: "El
Señor, en su respuesta, no dejó de respetar la ley ni se apartó de su
mansedumbre", afirmó.
8. ¿Qué nos muestra este
pasaje sobre la actitud de Jesús hacia el pecado y los pecadores?
En
2016, el Papa Francisco dijo que para Jesús “antes que el pecado está el
pecador. Yo, tú, cada uno de nosotros estamos antes en el corazón de Dios:
antes que los errores, que las reglas, que los juicios y que nuestras caídas”.
San
Juan Pablo II dijo por su parte que “este pasaje del Evangelio enseña
claramente que el perdón cristiano no es sinónimo de mera tolerancia, sino que
implica algo más exigente. No significa pasar por alto el mal, o incluso peor,
negarlo”.
El
Papa peregrino recordó que “Dios no perdona el mal, sino al individuo, y nos
enseña a distinguir el acto malvado que, como tal debe ser condenado, de la
persona que lo ha cometido, a quien le ofrece la posibilidad de cambiar”.
“Mientras
que el hombre tiende a identificar al pecador con su pecado, cerrando cada
posibilidad, el Padre celestial, en cambio, envió a su único Hijo al mundo para
ofrecer a todos un camino de salvación”, aseveró.
9. ¿Cómo podemos aplicar
este pasaje a nuestra propia vida?
El
Papa Francisco, en su homilía de la Celebración Penitencial de “24 Horas para
el Señor”, dijo que “si queremos la liberación del mal hay que dejar actuar al
Señor, que perdona y sana. Y lo hace sobre todo a través del sacramento que
estamos por celebrar".
"La
confesión es el paso de la miseria a la misericordia, es la escritura de Dios
en el corazón. Allí leemos que somos preciosos a los ojos de Dios, que él es
Padre y nos ama más que nosotros mismos”, aseguró.
De
otro lado, San Juan Pablo II mencionó que en este pasaje “la situación de la
mujer adúltera es ciertamente seria. Sin embargo, en cualquier condición en que
nos encontremos, siempre podemos abrirnos a la conversión y recibir el perdón
por nuestros pecados: ‘Tampoco yo te condeno; vete, y no peques más´”.
“En
el Calvario, por el sacrificio supremo de su vida, el Mesías sellará para cada
hombre y mujer el don infinito del perdón y la misericordia de Dios”, aseguró.
Fuente:
ACI Prensa






