Homilía
del Papa Francisco
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| Ordenaciones sacerdotales en San Pedro, 12 de mayo de 2019 © Vatican Media |
“La
alegría sacerdotal se encuentra solo en este camino, buscando agradar a Dios
que nos ha elegido”, dijo el Papa Francisco a los nuevos sacerdotes que ordenó
el 12 de mayo de 2019, en la Basílica de San Pedro.
El
obispo de Roma confirió el sacramento del orden a 19 diáconos en este domingo
del “Buen Pastor” y 56 ° Día Mundial de Oración por las Vocaciones. Los nuevos
sacerdotes proceden de diversas nacionalidades: Austria, Perú, Italia. El
más joven tiene 27 años y el más mayor tiene 46 años.
El
sacerdocio, les dijo, “no es una asociación cultural, no es una sindicato”.
Ustedes serán participantes en el ministerio de Cristo. También los alentó
a ser “hombres de oración, hombres de sacrificio” y no a cansarse de ser
misericordiosos.
Esta
es la homilía que pronunció durante la celebración, sacada en gran parte del
ritual romano para la ordenación sacerdotal.
AK
Homilía del Santo Padre
¡Queridos
hermanos y hermanas!
Estos
hijos nuestros han sido llamados a la orden de los presbíteros y es necesario
reflexionar con atención a qué ministerio acceden en la Iglesia. Como bien
saben hermanos el Señor Jesús es el único Sumo Sacerdote del Nuevo Testamento,
aunque en verdad de todo el pueblo santo de Dios que ha sido constituido
Sacerdocio Real en Cristo. Sin embargo el Gran Sacerdote Jesucristo eligió
algunos sacerdotes para que desempeñasen en la Iglesia en su nombre el oficio
sacerdotal para bien de todos los hombres, así para que pueda continuar con su
misión de Maestro, sacerdote y Pastor.
De
hecho, él mismo fue enviado por el Padre, a su vez, él envió a los apóstoles en
el mundo para continuar sin interrupción su obra, luego a los obispos y sus
sucesores, los presbíteros sus colaboradores con quienes unidos en el
ministerio sacerdotal han sido llamados al servicio del Pueblo de Dios.
Después
de muchos años de reflexión, reflexión de los superiores, reflexión personal,
de aquellos que los han acompañado en este camino, hoy se presentan aquí para
que se les confiera el Orden Sacerdotal, ellos serán configurados a Cristo,
Sumo y Eterno Sacerdote, serán consagrados como verdaderos sacerdotes del Nuevo
Testamento y con este título se reúnen y se unen a los obispos en el Orden
Sacerdotal, serán Pastores del Pueblo de Dios, dispensarán el culto,
especialmente el sacrificio del Señor, es decir, la Eucaristía.
En
cuantos a ustedes hermanos queridos, están por ser promovidos al Orden
Presbiterial, consideren que ejercitando el ministerio de la Sagrada Doctrina,
serán partícipes de la misión de Cristo, como Maestro. Esta no es una
asociación cultural, no es un sindicato, no, ustedes serán partícipes del
Ministerio y del Misterio de Cristo.
Dispensen
a todos esa palabra que ustedes mismos han recibido de Cristo, por esto, lean y
mediten frecuentemente la Palabra del Señor, porque para creer lo que han leído
y enseñar lo que han aprendido y vivir lo que han enseñado. Jamás se puede
hacer una homilía, una predicación sin mucha oración, con la Biblia en la mano,
no se olviden de esto, que sea de alimento al Pueblo de Dios vuestra doctrina
unida a la oración será muy fecunda, que sea de alegría y gozo para los fieles,
el perfume de su vida, hombres de oración, hombres de sacrificio, porque con la
palabra y el ejemplo, edifican la casa de Dios, la Iglesia y ustedes
continuarán así la obra salvadora de Cristo.
Mediante
vuestro ministerio y el sacrificio espiritual de los fieles, se unen al
sacrificio de Cristo y por sus manos en nombre de toda la Iglesia les es
ofrecido el sacrificio cruento en el altar de los sagrados misterios. Estén
atentos a la celebración de la Eucaristía, reconozcan ustedes entonces lo que
hacen, imiten lo que celebren porque participando en el misterio de la muerte y
resurrección del Señor, puedan llevar la muerte de Cristo a sus miembros y
puedan cambiar de vida.
El
Señor nos ha querido salvar gratuitamente, él mismo nos han dicho: “den gratis
lo que gratis han recibido”. La celebración de la Eucaristía es lo máximo de la
gratuidad del Señor, por favor, no la ensucien con intereses mezquinos.
Por
el bautismo agregarán nuevos fieles al Pueblo de Dios, con el sacramento de la
Penitencia darán el perdón de Cristo, de la Iglesia y por favor les pido, no se
cansen de ser misericordiosos, misericordiosos, como el Padre, como Jesús ha
sido misericordioso con todos nosotros. Con el Óleo Santo, darán alivio a los
enfermos. Pierdan el tiempo visitando a los enfermos. Al celebrar los
ritos sagrados y elevar la oración de alabanza y súplica en diferentes momentos
del día, se convertirán en la voz del Pueblo de Dios y de toda la humanidad.
Conscientes
de haber sido elegidos entre los hombres y constituidos en su favor para
ocuparos en las cosas de Dios, ejerciten con alegría y sincera caridad la obra
sacerdotal de Cristo, buscando solo agradar a Dios y no a ustedes mismos. La
alegría sacerdotal está solo en este camino, buscando agradar a Dios que nos ha
elegido. Finalmente, al participar en la misión de Cristo, Jefe y Pastor,
en comunión filial con su obispo, comproméntanse a unir a los fieles en una
sola familia. Aquí están las proximidades propias de los sacerdotes: próximos
de Dios en oración, próximos del obispo que es vuestro padre, próximos del
presbiterio, de otros sacerdotes, como hermanos, sin decirse una palabra, y
cerca del Pueblo de Dios. Siempre tengan en sus ojos el ejemplo del Buen Pastor,
que no vino para ser servido, sino para servir y para buscar y salvar lo que se
perdió.
Raquel
Anillo
Fuente:
Zenit






