El
Papa Francisco afirmó este 4 de junio que la injusticia y la falta de
oportunidades, especialmente para los más pobres y vulnerables, es una forma
silenciosa de violencia
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El Papa Francisco. Crédito: Daniel Ibáñez / ACI Prensa |
“La
injusticia y la falta de oportunidades tangibles y concretas detrás de tanto
análisis incapaz de ponerse en los pies del otro –y no digo zapatos, porque en
muchos casos esas personas no tienen–, es también una forma de generar
violencia: silenciosa, pero violencia al fin”, dijo el Santo Padre este martes
4 de junio en la Cumbre Panamericana de Jueces, promovida por la Pontificia
Academia de las Ciencias Sociales, que comenzó ayer en el Vaticano bajo el lema
“Derechos Sociales y Doctrina Franciscana”.
El
Papa Francisco resaltó en su intervención el deseo que tiene para que se pueda
“garantizar que la justicia, y especialmente la justicia social, pueda llegar a
todos”.
El
Pontífice dijo a los jueces presentes que su misión “les pide consagrarse al
servicio de la justicia y del bien común con el llamado constante a que los
derechos de las personas y especialmente de los más vulnerables sean respetados
y garantizados. De esta manera, ustedes ayudan a que los Estados no renuncien a
su más excelsa y primaria función: hacerse cargo del bien común de su pueblo”.
Tras
alentar a trabajar para superar la exclusión, la segregación y la inequidad, el
Papa Francisco explicó que vivimos “un tiempo de crisis –de riesgos, peligros y
oportunidades– en la que se verifica una paradoja: por un lado, un fenomenal
desarrollo normativo, por otro un deterioro en el goce efectivo de los derechos
consagrados globalmente”.
“Es
más, cada vez, y con mayor frecuencia, las sociedades adoptan formas anómicas
de hecho, sobre todo en relación a las leyes que regulan los derechos sociales,
y lo hacen con diversos argumentos: carencias presupuestarias, imposibilidad de
generalizar beneficios o el carácter programático más que operativo de los
mismos”.
El
Santo Padre lamentó luego que actualmente “se levantan voces, especialmente de
algunos ‘doctrinarios’, que tratan de ‘explicar’ que los derechos sociales ya
son ‘viejos’, están pasados de moda y no tienen nada que aportar a nuestras
sociedades. De este modo confirman políticas económicas y sociales que llevan a
nuestros pueblos a la aceptación y justificación de la desigualdad e
indignidad”.
Francisco
dijo también que la injusticia social ha quedado “naturalizada y, por tanto,
invisibilizada que solo recordamos o reconocemos cuando ‘algunos hacen ruido en
las calles’ y son rápidamente catalogados como peligrosos o molestos, termina
por silenciar una historia de postergaciones y olvidos”.
“No
hay democracia con hambre, ni desarrollo con pobreza, ni justicia en la
inequidad. Cuántas veces la igualdad nominal de muchas de nuestras
declaraciones y acciones no hace más que esconder y reproducir una desigualdad
real y subyacente y devela que se está ante un posible orden ficcional”,
continuó.
El
Santo Padre destacó luego la importancia de que “las personas que lleguen a sus
escritorios y mesas de trabajo sientan que ustedes han llegado antes a ellos,
los conocen y los comprenden en su situación particular, pero especialmente
reconociéndolos en su plena ciudadanía y en su potencial ser agentes de cambio
y transformación”.
El
Papa Francisco animó a formar a los operadores jurídicos desde el inicio con el
contacto real con las realidades a las que servirán, para generar “una cultura
del encuentro”.
El
Pontífice denunció también al “lawfare” o la llamada “guerra jurídica” que
busca dañar a un oponente o paralizarlo. Además de poner en riesgo la
democracia, dijo el Papa, “generalmente es utilizado para minar los procesos
políticos emergentes y propender a la violación sistemática de los derechos
sociales”.
“Para
garantizar la calidad institucional de los Estados es fundamental detectar y
neutralizar este tipo de prácticas que resultan de la impropia actividad
judicial en combinación con operaciones multimediáticas paralelas”, continuó.
El
Papa Francisco alertó luego a los jueces ante la posibilidad de que “en no
pocos casos, la defensa o priorización de los derechos sociales sobre otros
tipos de intereses, los llevará a enfrentarse no solo con un sistema injusto
sino también con un poderoso sistema comunicacional del poder, que
distorsionará frecuentemente el alcance de sus decisiones, pondrá en duda hasta
su honestidad y también su probidad”.
“Es
una batalla asimétrica y erosiva en la que para vencer hay que mantener no solo
la fortaleza sino también la creatividad y una adecuada elasticidad. ¡Cuántas
veces los jueces y juezas se enfrentan en soledad a las murallas de la
difamación y del oprobio! Cuando no de la calumnia”, continuó.
Para
concluir, el Papa Francisco dijo que los jueces son “poetas sociales” cuando
“no tienen miedo ‘a ser protagonistas en la transformación del sistema judicial
basado en el valor, en la justicia y en la primacía de la dignidad de la
persona humana’ sobre cualquier otro tipo de interés o justificación”.
Fuente:
ACI Prensa