La Carta es la contribución del Pontífice al camino sinodal decidido por los obispos en su Asamblea Plenaria de marzo de este año
El
Santo Padre ofrece su apoyo al camino sinodal de la Iglesia en Alemania con una
Carta, publicada hoy, en la que expresa su aprecio por la Iglesia en esta
nación, exhortándola a no caminar sola y subrayando la centralidad del Espíritu
Santo en la renovación eclesial.
"Todos
somos conscientes de que estamos viviendo no sólo una época de cambios, sino
también un cambio de época que plantea nuevas y viejas cuestiones, ante las
cuales se justifica y es necesario un debate". Así comienza de la Carta
del Papa Francisco en la que deja claro que es consciente de la dramática
situación de la Iglesia en Alemania y ofrece su apoyo a la reflexión sobre este
tema.
La
Carta es la contribución del Pontífice al camino sinodal decidido por los
obispos en su Asamblea Plenaria de marzo de este año. Junto con la
representación laica (ZdK) y expertos externos, la Iglesia quiere discutir los
temas centrales de la crisis. El punto de partida de este viaje sinodal fue un
estudio encargado por los mismos obispos sobre el tema del abuso sexual por
parte de algunos miembros del clero y religiosos, pero también hay otros temas,
como el envejecimiento de las comunidades, la falta de vocaciones, la no
aceptación de la doctrina sexual católica y la cuestión del estilo de vida de
los sacerdotes.
El
Papa Francisco no responde a estas preguntas concretas. Su contribución
pretende ser una base espiritual para el debate. No ofrece soluciones, no
prohíbe las discusiones, pero al estilo de Evangelii gaudium, el Obispo de Roma
recuerda la centralidad del Espíritu Santo. Su perspectiva sobre la cuestión es
la de la unidad de la Iglesia: "Cada vez que una comunidad eclesial ha
intentado salir de sus problemas por sí sola, apoyándose únicamente en sus
propias fuerzas, métodos e inteligencia, ha acabado multiplicando y alimentando
los males que quería superar".
Grandes fortalezas de la
Iglesia en Alemania
El
Papa comienza la carta subrayando dos de las grandes fortalezas y
características de la Iglesia en Alemania: "Las comunidades católicas en
Alemania en su diversidad y pluralidad -afirma- son reconocidas en todo el
mundo por su sentido de corresponsabilidad y generosidad". Es una Iglesia
de mano extendida. En segundo lugar, Francisco señala el "camino ecuménico
emprendido".
Además
de estas características positivas, la razón del cambio de época se sitúa en
tercer lugar: "Hoy, sin embargo, junto con vosotros, observo con dolor la
creciente erosión y deterioro de la fe con todo lo que ello implica no sólo a
nivel espiritual, sino también a nivel social y cultural", una decadencia
polifacética y "no es fácil ni rápida de resolver", escribe el
Sucesor de Pedro.
La doble perspectiva de la
sinodalidad
Por
otra parte, Francisco reflexiona sobre el significado de la sinodalidad, subrayando
su "doble perspectiva", en el sentido de que se realiza en primer
lugar "de abajo hacia arriba" y sólo después "de arriba hacia
abajo". Por lo tanto, la vida cotidiana y la vida concreta en los
distintos lugares tienen prioridad.
En
la Carta, la centralidad de la fe, la evangelización y, sobre todo, el Espíritu
Santo se subrayan repetidamente desde diferentes perspectivas. Traducido a la
vida cotidiana: "esto estimula el surgimiento y la continuación de
procesos que nos construyen como pueblo de Dios, en lugar de buscar resultados
inmediatos con consecuencias prematuras y medios de comunicación".
Asimismo, en el texto hay una resonancia de la advertencia contra una falsa
reforma, como se afirma en la Evangelii gaudium.
Para
seguir el camino sinodal - observa el Papa - se necesita sobre todo valor. Al
mismo tiempo, sin embargo, también hay que tener cuidado de no caer en las
trampas colocadas a lo largo del camino. Francisco las llama
"tentaciones".
Tener cuidado con las
trampas del camino
"En
la base de esta tentación está la creencia de que la mejor respuesta a los
muchos problemas y deficiencias que existen es reorganizar las cosas,
cambiarlas, volver a ponerlas en orden y hacer más fácil la vida eclesial
adaptándola a la lógica actual o a la de un grupo particular". Una
realidad eclesial organizada no resuelve nada -explica Francisco- porque
también necesita del "mordisco del Evangelio", su frescura.
Evangelización: criterio
orientador por excelencia
Debemos
proceder sabiamente, la visión racional de los problemas tiene su significado,
pero esto no es el cumplimiento de "nuestra fidelidad". El Papa
vuelve a su mensaje central: "conversión pastoral". La evangelización
debe ser el "criterio orientador por excelencia". La centralidad del
Espíritu también determina la manera en que se llevan a cabo los debates:
"La visión sinodal no elimina contradicciones ni confusiones" ni
subordina los conflictos a falsos compromisos.
"La
evangelización así vivida - observa el Papa Francisco - no es una táctica de
reposicionamiento de la Iglesia en el mundo de hoy", no es un
"retoque" que adapte a la Iglesia al espíritu de los tiempos,
haciéndola perder su originalidad y su misión profética. Por otra parte, la
evangelización no significa "un intento de recuperar hábitos y prácticas
que tengan sentido en otros contextos culturales": un doble rechazo de los
que buscan la salvación mediante la adaptación o el tradicionalismo.
Para
no quedarse solo en lo abstracto, el Papa indica los objetivos de una verdadera
reforma: ponerse en marcha para encontrar a las hermanas y hermanos,
especialmente a los marginados, a los más débiles, en el contexto de una
cultura del descarte y de una cultura en la que a menudo hay "discursos
xenófobos".
No ignorar ni ocultar los
desafíos que nos esperan
Una
vez más el Papa Francisco vuelve al tema de la sinodalidad, que necesita un
vivo "Sensus Ecclesiae", un sentimiento común para toda la Iglesia,
porque el camino recorrido no debe terminar "aislado en sus
peculiaridades".
"Los
desafíos que nos esperan, las diversas preguntas y cuestiones que surgen, no
pueden ser ignorados ni ocultados, sino que deben ser afrontados con cuidado
para no enredarse en ellos y no perderlos de vista, estrechando nuestros
horizontes y nuestra realidad". Así es como el Pontífice resume su
comprensión del camino sinodal. Todos, especialmente los "simples y
pequeños", deben ser escuchados.
Y
añade: "Caminemos juntos por el camino, como cuerpo apostólico, y
escuchémonos unos a otros bajo la guía del Espíritu Santo, aunque no pensemos
de la misma manera". El Papa concluye: "El Señor nos muestra el
camino de las bienaventuranzas".
P.
Bernd Hagenkord SI- Ciudad del Vaticano
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