Las personas lo llamaban "El predicador del amor de Dios" porque predicaba constantemente la misericordia que Dios tiene con los pecadores
Nació
en la región de los Abruzos, en Vila Santa María (Italia), el 13 de octubre de
1563 con el nombre de Ascanio Caracciolo. Nació en el seno de una familia rica,
su madre era pariente de Santo Tomás de Aquino.
A
los 22 años, le dio una enfermedad terrible a la piel, semejante a la lepra, y
todos creían que sería incurable. Entonces Francisco le hizo a Dios esta
promesa: "Si me curas de esta enfermedad, dedicaré mi vida al sacerdocio y
al apostolado". Así, curado de milagro, decidió cumplir con su promesa y
empezó a prepararse para el sacerdocio.
Se fue a Nápoles, y allá, apenas
ordenado sacerdote se unió a un grupo de apostolado que se dedicaba a atender a
los presos de las cárceles.
En
el año 1588 un gran apóstol llamado Juan Adorno, dispuso fundar una comunidad
religiosa que dedicara la mitad del tiempo a la oración y la otra mitad al
apostolado. Para esto mandó una carta a un tal Ascanio Caracciolo, pidiéndole
consejos acerca de este proyecto y proponiendo su colaboración.
Pero,
sucedió que los que llevaban la carta se equivocaron de destinatario y en vez
de entregarla a Ascanio la entregaron a san Francisco Caracciolo. El, al leerla
encontró que esta comunidad era lo que él había deseado por muchos años y junto
con Juan Adorno fundaron la nueva congregación luego de 40 días de retiro
espiritual en un monasterio de camaldulenses.
La
nueva comunidad recibió el nombre de "Clérigos regulares".
Entre
las normas de su reglamento se encontraban:
Cada
día alguno de los religiosos hará ayuno (por que Jesús dijo: "Ciertos
espíritus malos no se alejan sino con la oración y el ayuno").
Todo
lo religioso pasará cada día al menos una hora en el templo en oración ante el
Santísimo Sacramento.
Los
religiosos prometerán no aspirar a cargos importantes ni a altos puestos.
El
Papa Sixto V aprobó la nueva Congregación, y les fue concedida una casa junto a
la famosa Basílica Santa María la Mayor. Pronto empezaron a llegarles muchos
jóvenes con la aspiración de pertenecer a la comunidad. Los fervorosos
religiosos se dedicaban a predicar misiones por pueblos y veredas y a hacer
apostolados en las cárceles y hospitales. Tenían ciertos sitios apartados y
solitarios para dedicarse a la oración y a la meditación.
Al
morir su compañero a los 40 años, fue nombrado nuestro santo como superior
general de la Congregación.
Poseía
el don de curaciones. Muchas veces con la señal de la cruz devolvía la salud a
los enfermos. Fundó una gran casa religiosa en Nápoles, que pronto se llenó de
nuevos religiosos. Fundó también casas en Madrid, Valladolid y Alcalá en
España.
En
1607 renunció a todos sus cargos y se dedicó a la oración y a la meditación. En
su habitación, en Nápoles lo encontraron varias veces en el suelo, con los brazos
en cruz, en éxtasis, orando y mirando al crucifijo absorto.
Las
personas lo llamaban "El predicador del amor de Dios" porque
predicaba constantemente la misericordia que Dios tiene con los pecadores.
Además era fiel devoto de la Santísima Virgen.
Comenzó
a sentirse enfermo el 1 de Junio, esto hizo que le mandara una carta a sus
hermanos pidiéndoles que sean fieles a la regla. Luego de comulgar y recibir
los sacramentos exclamaba "Vámonos, vámonos". Uno de los presente le
preguntó: - ¿A dónde quieres ir Padre Francisco?" y él respondió:
"¡Al cielo, al cielo!
Murió
el 4 de junio del año 1608. Tenía apenas 44 años. Su cuerpo, después de muerto
despedía suaves fragancias que por tres días llenaron aquel recinto.
Fue
canonizado en 1807.
Fuente: ACI