Pregunta: Hola Fray Nelson Dios te
bendiga hoy y siempre. quería preguntarte lo siguiente: ¿Cómo hacer que todo
cuanto hagas se convierta en oración? - LTVJ.
Respuesta:
Haces
bien en preguntar porque el apóstol Pablo nos exhorta: "Orad sin
cesar" (1 Tesalonicenses 5,17). Algunas recomendaciones prácticas sirven
de respuesta:
1. Vivir en gracia de Dios. El primer modo de estar
en comunión con Dios es también la primera razón por la que somos gratos a Él,
a saber, porque acogemos de una manera viva y agradecida el don de su amor y
redención, lo cual, en lenguaje breve y sencillo se dice: estar en gracia de
Dios; gracia renovada con la participación en los sacramentos y singularmente
la Eucaristía, ojalá diariamente.
2. Tener un ritmo de
oración propiamente dicha. Antes de intentar que "todo" sea oración hay que
tener experiencia viva, frecuente, habitual, gozosa sin romanticismo, de lo que
es orar. Además de la Eucaristía cotidiana, si es posible, conviene tener unos
ritmos propios de oración por ejemplo a través de la Liturgia de las Horas, el
Santo Rosario, la Coronilla de la Misericordia, o prácticas semejantes.
3. Ofrecer el día a Dios,
desde su comienzo.
El Señor ha querido que seamos libres y no roba lo que no queremos darle. Un
corazón lleno de fe y gratitud hace una intención diaria, incluso renovada a lo
largo del día, de ofrecer tanto los éxitos como las dificultades. Como ganancia
adicional, este tipo de ejercicio ayuda a educar nuestro carácter y a madurar
emocional y espiritualmente.
4. Utilizar jaculatorias: breves invocaciones que
caben en un segundo o dos, y que nos recuerdan las buenas intenciones de
nuestro ofrecimiento diario y de las demás intenciones. Una de las más comunes
entre estas jaculatorias es: "¡Por tu amor, Jesús!" -- muy útil en
momentos de dificultad o de contradicción.
5. No olvidar completar la
jornada con un examen de conciencia. No tiene que ser exhaustivo pero sí completo.
Nos ayuda a mejorar los propósitos, y a aprender a usar mejor las oportunidades
de unión con Dios.
6. Recordar a menudo
nuestros santos afectivamente más cercanos. Así como ellos son "amigos fuertes
de Dios," según la expresión de Santa Teresa de Jesús, también son fuertes
amigos de nuestra santificación. Sus ejemplos, la manera como respondieron a
sus propios desafíos, las palabras y enseñanzas que dejaron, son elementos
preciosos que podemos ir integrando a nuestra personalidad y camino de fe.
7. "Mira que envío un
Ángel, que irá delante de ti," le dijo Dios a Moisés, refiriéndose al
camino de todo el pueblo. No nos ha abandonado Dios, y sus Ángeles Custodios son
poderosos aliados, no solamente para rescatarnos de dificultades materiales o
de accidentes físicos, sino sobre todo, aliados en la obra sublime del adelanto
en nuestra conversión y santificación.
Por: Fray Nelson Medina, OP
Fuente:
fraynelson.com