¿Eres
un buen vecino? ¿Conoces quién vive al lado, en frente, arriba o abajo de tu
casa? ¿Respetas las normas básicas de convivencias? ¿Eres amable con el recién
llegado?
Cada
vez parece que nos cuesta más vivir en comunidad, sobre todo en las grandes ciudades,
donde hay edificios de 30 pisos que pueden llegar a albergar hasta 200
familias. ¡Tan solo un edificio de esos tiene el mismo número de habitantes que
barrio de una ciudad pequeña!
En
esta pequeña comunidad de personas que es nuestro vecindario, barrio, pueblo o
edificio hay un poco de todo y a veces la convivencia se puede hacer difícil.
Tolerar
malas costumbres de algunos vecinos no es tarea fácil. Sin embargo, es
importante ver el modo de llegar a un consenso para vivir con tranquilidad. Y
es que las tensiones o la indiferencia entre vecinos pueden afectar
negativamente a la salud.
Y
hablando de indiferencia, esta afecta a muchos ancianos que viven muy solos y
abandonados. Muchas veces pasan días encerrados sin poder salir a la calle por
culpa de su salud o, simplemente, por el mal tiempo. Su soledad es inmensa y el
silencio, asordante.
En
el mismo edificio también pueden habitar padres trabajadores que siempre corren
de acá para allá sin un minuto libre; un joven a espera de encontrar trabajo;
un recién llegado que no sabe dónde está el supermercado más cercana; jubilados
con tiempo de sobra y muchas ganas de usar de invertirlo en algo provechoso…
En
síntesis, en este micro-hábitat de personas hay de todo. Y si les preguntamos a
todos ellos, ¿qué estarían dispuestos a hacer para mejorar el bienestar su
comunidad? ¿cómo podrían actuar para facilitarse mutuamente la vida los unos a
los otros? ¿para ayudarse?
Os
proponemos ser más coherentes como personas dentro de la sociedad en la que
vivimos, en nuestro día a día.
Grandes iniciativas
vecinales
Son
muchas las ideas excelentes para impulsar la humanidad en los barrios y
comunidades de vecinos:
En
nuestro edificio vive una dulce señora de casi 90 años. Se acerca el verano y
todos nos tomaremos vacaciones. Nos las merecemos tras un largo año de trabajo.
Sin embargo, no queremos dejar a nuestra vecina sola, por lo que nos hemos
organizado y haremos turnos para poder cuidar a nuestra vecina anciana.
En
la pequeña ciudad italiana en la que vivo, de 11.000 habitantes, también se ha
puesto en marcha Piedibus (Piebus), una buena iniciativa que
conecta personas de distintas generaciones para ayudarse mutuamente: jubilados,
padres y madres trabajadores y niños.
Gracias
a Piedibus, un “abuelo” se presenta voluntario para acompañar caminando a los
niños de una familia a la escuela, de tal manera que facilita la vida a sus
padres para que puedan acudir con tranquilidad a sus puestos de trabajo
mientras que tanto el niño como el anciano cumplen su cuota diaria de actividad
física y descubren la belleza de las relaciones intergeneracionales, tan
beneficiosas para la salud física y emocional de niños y mayores. El
proyecto viene funcionando con gran éxito desde hace algunos años.
Otro
gran ejemplo es “La escalera”, un excelente proyecto solidario creado
en España para impulsar la ayuda entre vecinos. El siguiente vídeo explica en
qué consiste cómo poner en marcha esta idea que tanto puede ayudarnos a todos a
convertirnos en “buenos vecinos”.
Hay
muchas formas de ser buen vecino. ¿Y tú lo eres? ¿De qué maneras contribuyes al
bienestar de tu comunidad?
Maria Paola Daud
Fuente: Aleteia





