En general se llama celoso a aquel que quiere ser el único en la posesión y disfrute de un bien o persona
Estimado
Padre: Unas pocas líneas para pedirle luz y aclaración respecto del tema
de los celos, modo para curarlos, métodos eficaces, remedios, y a qué causas se
deben, y en definitiva si pueden ser «curados». Desde ya, muchas gracias.
Estimada:
En
general se llama «celoso» al que quiere ser solo y único en la posesión y
disfrute de un bien que es lícito también poseer a otros. Hay, pues, una gran
diferencia entre el celoso y el envidioso: el celoso lo es del bien propio, el
envidioso del ajeno; a veces, sin embargo se confunden los celos con la
envidia.
Los
celos, entendidos en sentido estricto, son efecto del egoísmo y de un apego
excesivo a las cosas creadas y están en contradicción con las exigencias de la
caridad para con el prójimo: el grado de culpabilidad depende de la entidad de
aquello en cuya posesión se quiere ser solo y también del daño que uno hace o
está dispuesto a hacer para impedir que los demás gocen del bien poseído por
él.
Esto
puede aplicarse también a los celos entre los esposos. La defensa de la
exclusividad del vínculo conyugal es cosa buena y de obligación, pero no ha de
llegar al punto de convertirse en opresión para con el otro cónyuge, ni
pretender prohibirle las relaciones de convivencia común a los afectos honestos
que en nada tocan a la fidelidad conyugal.
Los
celos pueden llegar a tomar formas anormales. Las principales son:
a) celos melancólicos, que se observan en sujetos
deprimidos, orientados hostilmente contra el propio ambiente (melancolía);
b)
celos paranoicos, en individuos de este tipo;
c)
celos obsesivos, síntoma de la diátesis (predisposición orgánica) obsesiva;
d)
celos en el delirio alcohólico, propio del alcoholismo crónico;
e)
celos de los morfinómanos, similar al anterior;
f)
celos seniles que se presentan en la senectud o presenectud.
En
cuanto a sus remedios, hay que tener en cuenta que los celos nacen de muchos
males: sospechas infundadas, preocupaciones superfluas, profundas depresiones,
envidias y otras faltas de caridad y hasta de justicia. El remedio en tales
casos es un generoso amor de Dios y del prójimo, y el desprendimiento de las
cosas creadas. Cuando los celos se dan entre los esposos, el remedio preventivo
es acostumbrarse a emitir juicios sólo por razones ciertas y evidentes,
evitando el espíritu suspicaz.
Cuando
tienen base médica, también la cura ha de venir por el lado médico.
Por:
P. Miguel A. Fuentes, IVE
Fuente: TeologoResponde.org