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1.4.21

SOLO DIOS SANA

Cuando no me alegro con la alegría de los demás tengo que preguntarme qué me pasa. Si siento rabia o malestar al ver a otros felices tengo que cuestionarme: ¿Estará todo bien en mi interior?

© Florencia Cárcamo
Es la envidia el pecado más antiguo, el primero. Deseo lo que no tengo y no me alegro cuando no soy yo el que disfruta una alegría. Si realmente no me alegra que el otro, mi amigo incluso, aquel a quien amo, se alegre por algo bueno que sucede en su vida, tengo un problema.

Cuando no me alegra el éxito de mi hermano. Cuando no valoro con paz y alegría lo bueno que le sucede en su vida, puede ser que esté realmente enfermo mi corazón. En estos días de Semana Santa es la envidia un sentimiento muy fuerte. Los fariseos no se alegran al ver la popularidad de Jesús. Tienen miedo quizás, como si su fama fuera a poner en peligro su posición y su prestigio. Desean su poder y le tienen envidia, ellos no pueden hacer todos los milagros que Él hace y sus palabras no tienen la vida que poseen las de Jesús.

¿Envidia? ¿Celos? ¿Miedo? Todo se mezcla en el corazón

Envidio lo que no poseo y además los éxitos de los cercanos ponen en peligro mis propios éxitos. Si mi vecino logra lo mismo que yo deseo, ¿qué queda para mí? Resulta muy difícil alegrarse con el éxito de mi compañero cuando yo he fracasado. O alegrarme con sus victorias cuando yo he perdido.

16.9.19

¿QUÉ SON LOS CELOS Y CÓMO SE PUEDEN CURAR?

En general se llama celoso a aquel que quiere ser el único en la posesión y disfrute de un bien o persona

Estimado Padre: Unas pocas líneas para pedirle luz y aclaración respecto del tema de los celos, modo para curarlos, métodos eficaces, remedios, y a qué causas se deben, y en definitiva si pueden ser «curados». Desde ya, muchas gracias.

Estimada:

En general se llama «celoso» al que quiere ser solo y único en la posesión y disfrute de un bien que es lícito también poseer a otros. Hay, pues, una gran diferencia entre el celoso y el envidioso: el celoso lo es del bien propio, el envidioso del ajeno; a veces, sin embargo se confunden los celos con la envidia.

Los celos, entendidos en sentido estricto, son efecto del egoísmo y de un apego excesivo a las cosas creadas y están en contradicción con las exigencias de la caridad para con el prójimo: el grado de culpabilidad depende de la entidad de aquello en cuya posesión se quiere ser solo y también del daño que uno hace o está dispuesto a hacer para impedir que los demás gocen del bien poseído por él.

30.1.17

¿HAY DIFERENCIA ENTRE LA ENVIDIA Y LOS CELOS?

Confesemos al monstruo de ojos verdes a quien hemos dado cobijo

“¡Qué envidia!”, podríamos comentar ante las fotos de las vacaciones de un amigo, o podría decir alguno de nuestros hijos cuando ve a otro amigo con ropa nueva o una entrada para un concierto. Por contra, a menudo recibimos las noticias de los infortunios y las frustraciones de un colega diciendo “¡No te envidio nada!”.

La envidia y los celos pueden hacer referencia a situaciones idénticas, aunque existen matices. Sentimos envidia por las relaciones, posesiones o buena fortuna que una persona tiene y nosotros no. Sentimos celos de exactamente lo mismo, aunque también añade a veces el recelo por que el bien propio o pretendido llegue a manos de otra persona. En la práctica, la esencia del sentimiento es la misma, la envidia.
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