A
las 10:04 a.m. de este jueves 19 de septiembre volvió a ocurrir el milagro de
la licuefacción de la sangre de San Genaro en Nápoles, en el día en que la
Iglesia celebra la fiesta de este santo italiano
El milagro de la sangre de San Genaro en la Catedral de Nápoles. Crédito: Chiesa di Napoli |
El
Cardenal Crescenzio Sepe, Arzobispo de Nápoles, dijo que la licuefacción de la
sangre “es el signo de la bondad, benevolencia, misericordia y amor por
nosotros, por Nápoles, por la Iglesia. Y es también una invitación a tener muy
cerca, como un pariente o amigo, a nuestro protector San Genaro. ¡Viva San
Genaro!”.
Las
palabras del Cardenal fueron recibidas con gran júbilo y aplausos de los fieles
en la Catedral de Nápoles donde se realizó la Misa por la fiesta de San Genaro.
En
su homilía, informa ACI Stampa –agencia en italiano del Grupo ACI–
el Cardenal lamentó que el crimen organizado azote la ciudad, algo que amenaza
el futuro de Nápoles: “la violencia, esta bestia mala, es el primer gran
obstáculo en este camino orientado al bien común”.
Tras
denunciar que este mal vulnera la libertad de las personas, el Arzobispo
cuestionó: “¿Existe todavía la Nápoles del corazón grande y sincero? A nosotros
los ciudadanos de la Nápoles de hoy se nos ha dado el deber de responder a esta
pregunta con verdad, también con realismo, con honestidad y con coraje sin
dejarnos convencer por una falsa nostalgia de los tiempos pasados”.
La
denuncia del Cardenal se refiere al crimen organizado principalmente de la
mafia conocida como la Camorra, en la región de la Campania en donde está
Nápoles.
En
el año 2015 el Papa Francisco visitó el barrio de la Scampia,
una zona controlada por la mafia. Allí el Santo Padre denunció la corrupción e
hizo votos para que “el mal no tenga nunca la última palabra”.
La licuefacción de la
sangre de San Genaro
La
licuefacción de la sangre de este santo es un fenómeno inexplicable que se
produce tres veces al año: el sábado anterior al primer domingo de mayo, con
motivo de la traslación de los restos del santo a Nápoles; el día de su fiesta
litúrgica, el 19 de septiembre; y el 16 de diciembre, aniversario de la
intercesión de San Genaro para evitar los efectos de la erupción del volcán
Vesubio en el año 1631.
En
diciembre del año 2016 no se produjo el milagro, lo cual provocó cierta
preocupación entre los fieles. Aunque el hecho de que no se licúe se suele
interpretar como el anuncio de un desastre, esto no siempre es así.
De
hecho, el proceso no siempre se produce del mismo modo: a veces tarda varias
horas, o incluso días, en licuarse. En otras, como en 2018, el milagro se
produce antes de la celebración litúrgica, y en otras ocasiones, por motivos
desconocidos, la sangre no se licúa.
El
mismo Papa Francisco fue testigo del inexplicable fenómeno en marzo de 2015. En
aquella ocasión, la sangre se licuó delante de la mirada del mismo Santo Padre
fuera de las tres fechas indicadas. Por lo tanto, se trató de un hecho
extraordinario que también se produjo en 1848 delante del Papa Pío IX.
El
milagro no sucedió durante las visitas de San Juan Pablo II en 1979, ni de
Benedicto XVI en 2007.
El martirio de San Genaro
San
Genaro, patrono de Nápoles, fue Obispo de Benevento. Durante la persecución
contra los cristianos fue hecho prisionero junto a sus compañeros y sometido a
terribles torturas. Un día, él y sus amigos fueron arrojados a los leones, pero
las bestias sólo rugieron sin acercárseles.
Entonces
fueron tildados de usar magia y condenados a morir decapitados cerca de
Pozzuoli, donde también fueron enterrados. Esto sucedió aproximadamente en el
año 305.
Las
reliquias de San Genaro fueron trasladadas a diferentes lugares hasta que
finalmente llegaron a Nápoles en 1497.
Fuente:
ACI Prensa