Averigua si es el hombre con quien puedes compartir la vida
![]() |
| Shutterstock |
El fenómeno del amor es algo maravilloso. Dios pensó
en alguien con quien podrás crecer. Una persona que te ayudará a ser tu mejor
versión e impulsarte a desarrollar tus talentos.
Reconocer a esa
persona requiere pasar por el noviazgo, un tiempo para conocerse,
tratarse y descubrirse mutuamente. Un tiempo para ir construyendo un vínculo
que nos permitirá saber si es posible compartir nuestra vida y
construir un proyecto común de acuerdo a ese propósito de felicidad que Dios
quiere para ti.
Que te conozca como
realmente eres
Alguien
que te mire profundamente. Que busque tu corazón y quiera conocer tu persona.
Que te quiera no por lo que tienes o por lo que haces, sino por quien eres. Con
el paso del tiempo la identidad de la persona es la única que permanece.
Cuando un hombre te mira tal y como eres,
puede ayudarte a conocerte mejor y desarrollarte sacando a la luz lo mejor de
ti.
Un hombre que te ve de este modo no quiere
una parte de ti, te quiere completamente, con tus
virtudes y tus defectos y busca involucrarse al 100% para toda la vida contigo.
Que te reafirma en sus
acciones
No es suficiente tener buenos deseos. Es
primordial concretar el amor con acciones que te reafirmen y te muestren su
valor. Son buenos indicios cuando te da las gracias por las buenas obras, o
cuando ves gestos que demuestren su generosidad o cuando se alegra de
logros alcanzados por ti y por otros.
Si recibes un trato donde prime el respeto
y la ternura en los pequeños detalles puedes alegrarte porque esos gestos
indican que reconoce ciertas cualidades por las que mereces ser tratada con esa
delicadeza con quien necesita ser cuidado y protegido.
Que ante todo quiera tu
felicidad
La felicidad propia no depende totalmente
del otro, pero el hecho de que la quiera para ti significa que tiene un
compromiso real por buscarla poniéndote en un lugar prioritario. El
amor no es egoísta. Quiere el bien del otro incluso cuando eso signifique avanzar
lentamente, hacer renuncias y pasar por sacrificios.
Un hombre que quiere tu felicidad estará
dispuesto sobre todo a ser tu amigo. La amistad busca
el bien del otro, permite disfrutar del tiempo compartido, hacer actividades
que nos enriquecen y fomentar el diálogo.
Genera
buenos recuerdos y fortalece la confianza y el conocimiento mutuo que son
esenciales para una relación de amor saludable.
Que te atraiga físicamente
La dimensión física del amor es importante.
No alcanza con tener un interés mutuo o una fuerte devoción o valores
compartidos. Esto no significa que cada hombre atractivo que vemos es el
correcto, así como tampoco pretender que sea el modelo perfecto.
Quedarnos en la apariencia es una
limitación porque es el amor concentrado sobre el valor de la persona el que
hace que lo amemos tal como es: no la idea que nosotros nos hacemos, sino el
ser real.
Pero aunque no sea el único componente del
amor, sentir atracción es un elemento fundamental que habla sobre algo más que
un profundo afecto.
Que comparta tus valores
Los valores son las creencias fundamentales
que afectan las decisiones que tomamos a lo largo de nuestra vida. Hablamos de
cuestiones como la educación de los hijos, por ejemplo. Cada uno de nosotros
está constantemente tomando decisiones basadas en lo que nos parece “correcto”.
Cuando aceptamos algo que no encaja con
nuestros valores centrales nos sentimos incómodos y de algún modo deshonestos
con nosotros mismos. Es importante compartir estos valores fundacionales como
base para construir una relación con futuro.
Que esté abierto a Dios
Dios nos da la oportunidad para amar, pero
la elección que hacemos de esa persona es un acto de amor personal muy grande
que requiere de una reflexión responsable en aspectos prácticos de la vida para
saber si es posible compartirla.
Una persona que acepta
darle un espacio a Dios en su vida, se
convierte en un canal a la bondad y al perdón, una fuente de amor que puede hacer crecer
la relación y llevarla a vivirla con fe. No es una noción de fantasía, sino lo
que permite vivir lo extraordinario. El diseño de amor de Dios que nos puede
llevar a un vínculo feliz y santo.
Cecilia Zinicola
Fuente:
Aleteia






