Jesús
cambió el mundo al conquistar el corazón del ser humano, fueron las palabras
del Administrador de Tierra Santa, Mons. Pierbattista Pizzaballa, en su mensaje
de Navidad
![]() |
| La adoración de los pastores. Obra de Bartolomé Esteban Murillo |
En
su mensaje, Mons. Pizzaballa abordó la realidad de Tierra Santa, con la falta
de trabajo y la tentación de emigrar a otros países en búsqueda de un futuro
mejor, así como el conflicto palestino-israelí que afecta gran parte de la vida
de la comunidad cristiana.
Sin
embargo, recordó, “los tiempos de Jesús no eran mejores que los nuestros.
Existía la ocupación romana, estaba Herodes, había varios centros de poder. En
el fondo, el hombre no parece haber cambiado mucho desde entonces”.
Por
ello, expresó, “¡ay de resignarse! Este no es el mensaje de Navidad. El
nacimiento de Jesús no eliminó ninguno de los dramas políticos, sociales y
económicos de su tiempo. Jesús no vino a revolucionar las estructuras sociales
de su tiempo, no quiso conquistar el poder, sino el corazón del hombre. Y así
es que ha cambiado el mundo”.
El
Administrador Apostólico de Tierra Santa recordó que en la noche en que nació
Jesús, los pastores se pusieron en movimiento para conocer a aquel niño nacido
en el Belén de entonces, anunciado a ellos por los ángeles.
Esa
invitación de los ángeles, indicó, “es hecho también hoy a nosotros. Ir y ver,
para conocer”.
Mons.
Pizzaballa agradeció a quienes en Tierra Santa, “con amor, en silencio y sin
clamor, “todavía donan su vida y el corazón gratuitamente”.
“A
los padres que, no obstante las tantas dificultades, han tenido el coraje de
mirar al futuro y dar una esperanza a sus hijos. A los tantos trabajadores y
voluntarios que se gastan en los hospitales, en las casas de ancianos, en las
casas de acogida para los discapacitados. A nuestros jóvenes que no renuncian a
soñar un futuro mejor. A cuantos trabajan por la justicia y la dignidad de
todos. A nuestros sacerdotes, a los religiosos y a las religiosas que, a pesar
de a veces la soledad y las incomprensiones, continúan dando su vida por sus comunidades”.
“A
cuantos, por tanto, han comprendido que ser cristianos significa dar la vida,
amar gratuitamente, sin esperar nada para sí, porque tienen ya todo. Son
personas que tienen en el corazón una esperanza grande, un deseo sincero y
profundo que los lleva fuera de sí y atender al otro. Solo con una esperanza
así, aquella que el Espíritu Santo ha puesto en nosotros, llegaremos de verdad
a cambiar el mundo”, expresó.
Mons.
Pizzaballa aseguró que luego de visitar las comunidades católicas de Tierra Santa
“debo decir que también hoy y no obstante todos nuestros límites, esto todavía
sucede”.
“Son
ellas la esperanza de nuestra Iglesia. En ellas, aquí, se celebra todavía la
Navidad verdadera. Puedas su ejemplo y su vida seguir cambiando el corazón de
tantos. Estoy seguro que solo así podremos de verdad hacer feliz esta nuestra
atormentada Tierra Santa”, expresó.
Fuente:
ACI Prensa






