En 1939 inicia la Segunda Guerra Mundial por la invasión nazi
a Polonia: apelaba por la paz e ir de “rodillas” ante el ‘Belén’
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Un día como hoy, 24 de diciembre de 1939, el papa
Pío XII apela por la paz. Sus palabras parecen sin tiempo y nos recuerdan el
nacimiento de Jesús para ir de “rodillas ante El, en nombre de esta humanidad
inquieta y sacudida”.
Para Pío XII
era una fecha especial, pues se trataba de la primera fiesta navideña de su
pontificado, al mismo tiempo que rememoraba la profecía de su predecesor sobre
“la indecible desgracia de la guerra”.
Pío XI preveía “con profundo y sumo dolor,
y que con la indomable energía de su noble y altísimo espíritu quería, por
todos los medios, alejar de las contiendas de las naciones, se ha desencadenado
y ahora es ya una trágica realidad”.
En 1939
inicia la Segunda Guerra Mundial por la invasión nazi a Polonia. Las tropas
alemanas invaden la católica Polonia. Tres días después Francia y Reino Unido
declaran guerra a Hitler.
En ese
contexto, Pío XII invita a vivir la Navidad en Cristo: “Mediador
de paz entre el cielo y la tierra, con su benignidad y humanidad aparecida en
medio de nosotros”.
El presidente
de Estados Unidos, Roosevelt ordena la ley de neutralidad y vende armas a los
protagonistas de la Guerra. En esa navidad, también envía una carta a Eugenio
Pacelli en lengua inglesa, publicada en L’Osservatore Romano.
Pío XII consideró ese anuncio navideño de Roosevelt como “grato, ya que
representa, por parte del eminente jefe de una tan grande y poderosa nación,
una valiosa y prometedora contribución a nuestras solicitudes” en especial por
“aliviar los sufrimientos de las víctimas de la guerra”.
El Pontífice
italiano lamentaba las injusticias de la guerra y afirmaba que la invasión a
Polonia era una “premeditada agresión contra un pueblo pequeño, laborioso y pacífico,
con el pretexto de una amenaza ni existente ni querida y ni siquiera posible”.
Sí la
historia es cíclica, también denunciaba el uso ilícito de medios de destrucción
incluso contra los no combatientes y los fugitivos, contra los ancianos, las
mujeres y los niños; el desprecio de la dignidad; de la libertad y de la vida
humana, del cual derivan actos que claman venganza en la presencia de Dios.
El 10 de
febrero de 1939 había fallecido Papa Pío XI, primer soberano de la Ciudad del
Vaticano entre 1922 y 1939, con lo que su pontificado abarca casi todo el
período de entreguerras, según los libros de historia.
La esperanza en la Navidad ante el “fúnebre tronar de los cañones”.
Pío XII asumía el peso de la miseria bélica
con determinación evangélica: “Mientras otros se asustan, mientras las amargas
aguas de la aflicción y de la desesperación sumergen a los pusilánimes, las
almas en que vive Cristo lo pueden todo, y se elevan sobre los desórdenes y las
tormentas del mundo, con siempre igual coraje y ardor, al cántico de las
disposiciones, de las justificaciones y de las magnificencias de Dios”.
Precisamente,
en su discurso a los miembros del sacro colegio y de la prelatura romana con
motivo de las felicitaciones de Navidad (24.12.1939) confirma su preocupación
por el estruendo de la guerra:
“Una inmensa
amargura inunda nuestro ánimo, triste y preocupado porque el santo nacimiento
del Señor, del Príncipe de la Paz, habrá de celebrarse hoy entre el funesto,
fúnebre tronar de los cañones”.
Papa Pío XII
lamenta que el mundo parece “ha olvidadlo el pacificador mensaje de Cristo, la
voz de la razón, la fraternidad cristiana”.
Se trata de
un mensaje sin tiempo. El Pontífice advierte en Navidad sobre la “fiebre de la
lucha, a los gobernantes y a la parte sana de todos los pueblos”, y los invita
a “moverlos y excitarlos a examinar sus efectos y a reflexionar sobre los
objetivos y sobre la finalidad justificable de la guerra”.
La guerra a pedazos y el conflicto global prosigue…
Pio XII tuvo que ‘guiar la Iglesia’ en
medio de la oscuridad de los horrores de la segunda guerra mundial (1939 y
1945). La mayor parte de los países del mundo estaban implicados en el
conflicto. De hecho, en el momento de la caída del Reich alemán solo ocho
Estados del mundo eran oficialmente neutrales (Afganistán, España, Irlanda,
Mongolia, Nepal, Portugal, Suecia y Suiza).
El papa
Francisco denuncia en nuestros días el reconfigurarse de una tercera guerra mundial a pedazos, precisamente
porque hoy son varios los países implicados en micro-conflictos y nuevos
atentados a la vida.
El mundo de hoy está siendo testigo del
mayor número de desplazamientos debido a conflictos y desastres naturales: 70, 8 millones de personas en
todo el mundo se han visto obligadas a abandonar sus hogares a causa del
conflicto y la persecución en los últimos dos años, según la ONU.
Así, la
segunda guerra mundial vuelve con su sombra funesta sobre la humanidad que
parece no haber aprendido la lección. En efecto, Francisco ha denunciado que
los discursos nacionalistas y extremistas de Hitler y de sus aliados hoy son
replicados, de alguna manera, por políticos populistas.
La herida de
la segunda guerra mundial aún sangra, marcada por la muerte masiva de civiles,
el Holocausto de los judíos y los asesinatos étnicos, los bombardeos intensivos
sobre ciudades y el uso de armas nucleares. La
Segunda Guerra Mundial fue el más mortífero de los conflictos en la historia:
entre 50 y 70 millones de víctimas, el 2,5% de la población.
Puntos fundamentales de una paz justa y honrosa
Pío XII invita a vivir la Navidad en
Cristo, “Mediador de paz entre el cielo y la tierra, con su benignidad y
humanidad aparecida en medio de nosotros”.
Una
exhortación dirigida, “especialmente a los que sufren, a los angustiados
perseguidos, a los prisioneros, a los oprimidos de toda región y país, con
inmutado afecto, como prenda de gracias de y de consolaciones y alivios
celestiales, la bendición apostólica”.
A continuación, presentamos los puntos
claves de una paz justa y honrosa y sin tiempo de Pío XII, en su discurso en la Navidad de 1939:
“1º Un postulado fundamental de una paz
justa y honrosa es asegurar el derecho a la vida y a la independencia de todas
las naciones, grandes y pequeñas, poderosas y débiles”.
2º [….] Las naciones deben quedar liberadas
de la pasada esclavitud de la carrera de armamentos y del peligro de que la
fuerza material, en vez de servir para tutelar el derecho, se convierta en
tiránica violadora de éste”.
3º […]crear o reconstruir las instituciones
internacionales…, preverlo todo y asegurarlo todo en el momento de los tratados
de paz…la constitución de instituciones jurídicas que sirvan para garantizar el
leal y fiel cumplimiento de tales tratados.
4ºUn punto que debería reclamar la atención,
si se quiere una mejor ordenación de Europa, se refiere a las verdaderas
necesidades y las justas exigencias de las naciones y de los pueblos, como
también de las minorías étnicas. […] Reconstituido así un verdadero equilibrio
entre las naciones …se evitarían muchas tentaciones para recurrir a la
violencia.
5º Pero incluso las regulaciones mejores y
más cumplidas serán imperfectas y condenadas en definitiva al fracaso si los
que dirigen la suerte de los pueblos, y los pueblos mismos, no se dejan penetrar
cada vez más de aquel espíritu del que únicamente puede provenir la vida,
autoridad y obligatoriedad a la letra muerta de los párrafos de los
ordenamientos internacionales.
La Paz de camino a Belén
“Vayamos a Belén. Allí encontraremos
recostado en el pesebre al nacido «Sol de la justicia, Cristo, Dios nuestro», y
a su lado la Virgen Madre, «Espejo de la justicia» y «Reina de la paz», con el
santo custodio José, «el hombre justo»”.
“Vayamos, pues, a Belén y a la gruta del
recién nacido Rey de la paz, cantada sobre su cuna por los coros de los
ángeles, y de rodillas ante El, en nombre de esta humanidad inquieta y
sacudida”.
Ary Waldir Ramos Díaz
Fuente: Aleteia






