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| Audiencia General, 23 oct. 2019 © Vatican Media |
El
Papa Francisco ha señalado “la incompatibilidad entre la fe en Cristo y la
magia” y reiteró que “¡la magia no es cristiana! Estas cosas que se hacen para
adivinar el futuro o adivinar muchas cosas o cambiar situaciones de la vida, no
son cristianas. La gracia de Cristo te trae todo: reza y confíate al Señor”.
Hoy,
4 de diciembre de 2019, el Santo Padre ha continuado con el ciclo de catequesis
sobre los Hechos de los Apóstoles, centrando su reflexión en el pasaje “Tened
cuidado de vosotros y de toda la grey” (Hechos 20, 28). El ministerio de Pablo
en Éfeso y la despedida de los ancianos (Hechos, 20, 32-35).
Francisco
recordó que en Éfeso, Pablo bautizó en el nombre de Jesús a doce hombres que
experimentaron “la efusión del Espíritu Santo que los regenera” y que, también
por medio del apóstol, en dicho lugar se produjeron “prodigios”: “los enfermos
sanan y los obsesos son liberados”.
La potencia de Dios
La
“potencia de Dios” que llega a Éfeso a través de Pablo desenmascaró a los que
empleaban “el nombre de Jesús para hacer exorcismos sin tener la autoridad
espiritual para ello (cf. Hch 19, 13-17)”, y reveló “la debilidad de las artes
mágicas”, dijo el Papa. Ante ello, un gran número de personas las abandonaron y
eligieron a Jesucristo.
“Si
eliges a Cristo no puedes recurrir al mago: la fe es abandono confiando en las
manos de un Dios fiable que se da a conocer no mediante prácticas ocultas, sino
por revelación y con amor gratuito”, aclaró el Pontífice.
Discurso de despedida
Después,
el Obispo de Roma habló sobre cuando Pablo se desplaza a Mileto, donde llama a
los ancianos (sacerdotes) de la Iglesia de Éfeso para hacerles una
transferencia “de poderes ‘pastorales’” y les dirige un discurso de despedida.
Se trata de un “testamento espiritual del apóstol”, que se encuentra en el
final de su ministerio apostólico y que el Santo Padre recomienda leer
(capítulo XX del Nuevo Testamento).
Igualmente,
Francisco remitió a la exhortación de Pablo a estos pastores de la comunidad,
“tened cuidado de vosotros y de toda la grey”, subrayando que “este es el
trabajo del pastor: estar en vela, velar sobre sí mismo y sobre el rebaño. El
pastor debe velar, el párroco debe velar, estar en vela, los sacerdotes deben
velar, los obispos, el Papa deben velar. Velar para custodiar el rebaño, y
también para velar sobre uno mismo, para examinar la conciencia y para ver cómo
se cumple este deber de velar”.
Cercanía al pueblo
E
insistió en que “los obispos deben estar muy cerca del pueblo para custodiarlo,
para defenderlo, no separados del pueblo”.
Finalmente,
el Pontífice pidió al Señor “que renueve en nosotros su amor por la Iglesia y
por el depósito de la fe que custodia, y que nos haga a todos corresponsables
en la custodia de la grey, sosteniendo en la oración a los pastores para que
manifiesten la firmeza y la ternura del Divino Pastor”.
A continuación,
reproducimos la catequesis completa del Papa Francisco.
Catequesis del Santo Padre
Queridos
hermanos y hermanas, ¡buenos días!
El
viaje del Evangelio a través del mundo prosigue sin pausa en el libro de los
Hechos de los Apóstoles y atraviesa la ciudad de Éfeso, mostrando toda su
fuerza salvadora. Gracias a Pablo, alrededor de doce hombres reciben el
bautismo en el nombre de Jesús y experimentan la efusión del Espíritu Santo que
los regenera (cf. Hch 19,1-7). Diversos son además los prodigios que suceden
por medio del Apóstol: los enfermos sanan y los obsesos son liberados (cf. Hch
19,11-12). Sucede porque el discípulo se parece a su Maestro (cf. Lc 6,40) y lo
hace presente comunicando a los hermanos la misma vida nueva que recibió de Él.
La
potencia de Dios que irrumpe en Éfeso desenmascara a los que quieren usar el
nombre de Jesús para hacer exorcismos sin tener la autoridad espiritual para
ello (cf. Hch 19, 13-17), y revela la debilidad de las artes mágicas, que son
abandonadas por un gran número de personas que eligen a Cristo y abandonan las
artes mágicas (cf. Hch 19, 18-19). ¡Una auténtica sacudida para una ciudad,
como Éfeso, que era un centro famoso para la práctica de la magia! Lucas
enfatiza así la incompatibilidad entre la fe en Cristo y la magia. Si eliges a
Cristo no puedes recurrir al mago: la fe es abandono confiando en las manos de
un Dios fiable que se da a conocer no mediante prácticas ocultas, sino por
revelación y con amor gratuito.
Quizás
algunos de vosotros me dirá: “Ah, sí, esto de la magia es algo antiguo: hoy en
día, con la civilización cristiana ya no sucede”. Pero ¡tened cuidado! Yo os
pregunto: ¿Cuántos de vosotros van a que les lean el tarot?, ¿Cuántos de
vosotros van a que les lean las manos las adivinas o a que les echen las
cartas? Incluso hoy en día, en las grandes ciudades, los cristianos
practicantes hacen estas cosas. Y a la pregunta: “Pero, ¿por qué, si crees en
Jesucristo, vas al mago, al adivino, a toda esta gente? Responden. “Yo creo en
Jesucristo pero para tener buena suerte voy también allí”. Por favor, ¡la magia
no es cristiana! Estas cosas que se hacen para adivinar el futuro o adivinar
muchas cosas o cambiar situaciones de la vida, no son cristianas. La gracia de
Cristo te trae todo: reza y confíate al Señor.
La
difusión del Evangelio en Éfeso perjudica el comercio de los plateros, -otro
problema- que fabricaban las estatuas de la diosa Artemisa, haciendo de la
práctica religiosa un verdadero negocio. Os pido que penséis en esto. Viendo
disminuir esa actividad que producía mucho dinero, los plateros organizaron una
revuelta contra Pablo, y los cristianos fueron acusados de haber llevado a la crisis
el gremio de los artesanos, el santuario de Artemisa y el culto a esta diosa
(cf. Hechos 19:23-28).
Después
Pablo va de Éfeso a Jerusalén y llega a Mileto (cf. Hechos 20:1-16). Aquí manda
llamar a los ancianos de la Iglesia de Éfeso – a los presbíteros, o sea a los
sacerdotes- para que hacer una transferencia de poderes “pastorales” (cf. Hch
20, 17-35). Estamos en las últimas etapas del ministerio apostólico de Pablo y
Lucas nos presenta su discurso de despedida, una especie de testamento
espiritual que el Apóstol dirige a aquellos que, después de su partida, tendrán
que guiar a la comunidad de Éfeso. Y ésta es una de las páginas más hermosas
del libro de los Hechos de los Apóstoles: os aconsejo que toméis hoy el Nuevo
Testamento, la Biblia, capítulo XX y leáis la despedida de Pablo de los
sacerdotes de Éfeso, y lo hace en Mileto. Es una manera de entender cómo se
despide el Apóstol y también cómo los sacerdotes deben despedirse hoy y cómo
todos los cristianos deben despedirse. Es una página preciosa.
En
la parte de la exhortación, Pablo anima a los responsables de la comunidad, que
sabe que ve por última vez. ¿Y qué les dice? “Tened cuidado de vosotros y de
toda la grey”. Este es el trabajo del pastor: estar en vela, velar sobre sí
mismo y sobre el rebaño. El pastor debe velar, el párroco debe velar, estar en
vela, los sacerdotes deben velar, los obispos, el Papa debe velar. Velar para
custodiar el rebaño, y también para velar sobre uno mismo, para examinar la
conciencia y para ver cómo se cumple este deber de velar. “Tened cuidado
de vosotros y de toda la grey, en medio de la cual os ha puesto el Espíritu
Santo como vigilantes para pastorear la Iglesia de Dios, que él se adquirió con
la sangre de su propio hijo” (Hch 20,28), así dice San pablo.
Se
pide a los episcopi la
máxima cercanía al rebaño, rescatado por la sangre preciosa de Cristo, y la
prontitud a defenderlo de los “lobos” (v. 29). Los obispos deben estar muy
cerca del pueblo para custodiarlo, para defenderlo, no separados del pueblo.
Después de confiar esta tarea a los responsables de Éfeso, Pablo los pone en
manos de Dios y los confía a la “Palabra de su gracia” (v. 32), levadura de
todo crecimiento y camino de santidad en la Iglesia, invitándolos a trabajar
con sus propias manos, como él, para no ser una carga para los demás, para
ayudar a los débiles y para experimentar que” mayor felicidad hay en dar que en
recibir” (v. 35).
Queridos
hermanos y hermanas, pidamos al Señor que renueve en nosotros su amor por la
Iglesia y por el depósito de la fe que custodia, y que nos haga a todos
corresponsables en la custodia de la grey, sosteniendo en la oración a los pastores
para que manifiesten la firmeza y la ternura del Divino Pastor.
Larissa
I. López
©
Librería Editorial Vaticana
Fuente:
Zenit






