Una respuesta llena de fe a las supersticiones y ritos con las muchos inician el año
Una de las cosas
más divertidas de la despedida del año viejo –o el recibimiento del nuevo,
depende de cómo se mire– es ver la cantidad de rituales que hace la gente. Que
si andar con una maleta… o darse un baño de rosas… o vestirse de tal o cual
color… o comer 12 uvas… o poner una moneda dentro de tu calzado… todo esto para
“despojarse” de la mala suerte y “atraer” la “energía” positiva. ¡Hay que ver
las cosas que cree la gente…!!!
Lamento darte la noticia,
pero esto no funciona… y, encima de eso, en lugar de comenzar el año
“despojado”, lo que haces es añadirle a tu alma el pecado de poner tu confianza
en supersticiones en lugar de ponerla en Dios.
Lo sé, el año que termina
ha estado duro. Mucha gente perdió sus trabajos y la economía anda por el piso.
La violencia y la criminalidad nos arropan. Los gobiernos, en lugar de aliviar
la crisis, parecen agravarla. Y la actitud general de la mayoría va desde la
desesperanza hasta la desesperación. Ante tal panorama, no en balde se busca
algo de qué aferrarse.
Por eso quiero darte la
receta del mejor ritual para despedir este año que termina y comenzar el nuevo:
· Comienza por ir a visitar al Señor… Muchas Iglesias
tienen hoy una Hora Santa para dar gracias por el año que pasó. También puedes
ir a visitarlo al Sagrario, Él siempre está allí esperándonos. Si puedes
asistir a Misa y recibirlo en la Eucaristía, ¡mejor!
· Un examen de conciencia exhaustivo te vendría bien. Si
puedes completarlo con una buena Confesión, ¡perfecto! Así comienzas el próximo
año en gracia y con el alma limpiecita. (Recuerda que si estás en pecado, la
Confesión debe venir primero que la Comunión.)
· Ten fe… y junto con la fe vienen la confianza, la
esperanza y la caridad. Cree en Dios y, sobre todo, créele a Dios. Las
Escrituras están llenas de Palabras maravillosas que van dirigidas a ti.
¡Créelas! Dios te ama, te conoce desde el vientre de tu madre, te tiene tatuado
en la palma de su mano, no cae uno de tus cabellos sin que Él lo permita…
abandónate en Él y proponte hacer su Voluntad. Te prometo que todo marchará
sobre ruedas si lo haces.
· Abraza a tu esposa/o, a tus hijos, a tus padres, a tus
amigos… abrázales y diles que los amas. Que tus palabras broten del fondo de tu
corazón, que sean tan sólidas que casi puedan cogerse con la mano. Y no olvides
sonreír. La alegría es contagiosa y si tú estás alegre, las personas a tu
alrededor también lo estarán.
· Hazte el propósito de ser mejor en el próximo año…
pero, al contrario de la sociedad que nos rodea, este próximo año no será mejor
si progresamos económicamente, sino si hemos crecido en el amor a Dios… si
hemos sido mejores esposos, mejores padres, mejores hijos, mejores amigos: en
fin, será un año bueno si al final podemos decir que somos mejores seres
humanos.
¡Muchas felicidades… y que Dios te bendiga!
Fuente:
tengoseddeti.org