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27.1.20
EL ABC DE LA ORACIÓN
De la A
a la V, descubre las palabras que revelan facetas del misterio de la oración
er ryan - Shutterstock
¿Qué
es una oración? ¿Es una opción cuando tenemos tiempo? ¿Se practica la oración
de forma fracturada? ¿Leer salmos o un pensamiento a Dios en el medio de
nuestro día? Aquí tienes un abecedario de oración que te ayudará a responder a
todas estas preguntas.
ABBA
¿Cuál
es la originalidad de la oración cristiana? Es ser la oración del propio
Cristo. De hecho, cuando un discípulo vio a Jesús orando, un día le pidió: “Señor,
enséñanos a orar”
(Lc 11,1). Jesús no inventa una oración para ser recitada. Él pone en nuestros
labios, y el Espíritu Santo pone en nuestros corazones, su propia oración: su
plena confianza, su adoración amorosa, su súplica ardiente, su alabanza
incesante. En una palabra, este grito característico: “Abba” (Padre).
ADORACIÓN
En
latín, la adoratio evoca el envío de un beso, que el Papa no dudó en
entender como un gesto de comunión, boca a boca. En cambio, en griego, la proskynésis sugiere la postración: el hombre se reconoce como
muy pequeño ante el Infinito.
ALABANZA
Se
trata de alabar al Señor, de agradecerle con nuestras propias palabras desde
nuestros corazones y nuestra vida diaria. Alabar a Dios por lo que es, por lo
que hace por nosotros. Alabar al Señor es aplaudirlo, agradecerle por ser Dios
y llenarnos de felicidad. Debemos tener en mente un hecho elevado de Dios
cuando lo alabamos, para buscar en nuestras vidas y en nuestra experiencia
cosas por las cuales podamos alabar al Señor.
AMOR
“En la
oración, lo que cuenta no es pensar mucho, sino amar mucho“, dijo santa Teresa de
Ávila. Y el beato Carlos de Foucauld: “Cuando amamos, quisiéramos hablar sin cesar
del ser que amamos, o al menos mirarlo sin cesar: la oración no es otra cosa
que eso”.
BENDECIR
En
la Biblia, este verbo – literalmente “hablar bien de” – tiene una variedad de
usos muy diversa, desde la salutación rutinaria intercambiada en el camino,
hasta la expresión de los más altos dones de Dios. Por excelencia, el que
bendice es Dios, es la bendición que da vida. Y se bendice a alguien en el
nombre de Dios que es el único que puede bendecir. Las numerosas bendiciones
utilizadas en la vida cristiana siempre evocan -en menor medida- la bendición
fundamental de la Eucaristía.
CITA
¿Amamos a nuestros hijos, a nuestro cónyuge, a tu
amigo en el hospital, a nuestros ancianos padres? ¿Basta con “pensar en ellos a
veces durante el día”? Ciertamente les complace, pero nunca reemplazará los
escasos momentos que pasamos con ellos, sin hacer nada más. Tenemos que ir a
verlos. De lo contrario, nuestras buenas intenciones no son más que malas
excusas. Y si queremos vernos, tenemos que tomarnos el tiempo, tenemos que
pedir una cita. Debemos hacer lo mismo con Dios, tomarnos por lo menos 15
minutos durante el día para rezarle.
CON
Rezar
no es un fin, sino un medio. La meta es la vida con Cristo: “Que
nunca esté separado de ti”. “Poder decir con el apóstol Pablo: “Para
mí, la vida es Cristo”.
Para estar con el Señor todo el tiempo, debemos de vez en cuando estar a solas
con Él, dejándolo todo por Él, para que Él esté en el corazón de todo.
CUERPO
El
cuerpo es fundamental en el momento de la oración. “Sus
cuerpos son templo del espíritu Santo” (Cor 6, 19), ha sido creado para ser
entregado. Ayuda a interiorizar las oraciones más sencillas y a expresarlas en
una liturgia sobria o grandiosa, en la oración silenciosa o en las oraciones
aprendidas de memoria. Hay un gesto de oración común a todas las religiones,
aunque las representaciones de lo divino difieran: de pie, sentados, postrados,
manos entrelazadas en adoración o manos levantadas en súplica…
ESTAR
Hemos
demasiado empleado el verbo “hacer” con respecto a la oración. El verbo más
importante es el verbo estar. Estar allí, con Él, en Él, a Él. Ese es el
desafío de la oración: ya no “hacer” la oración, sino “estar” en la oración.
FLECHAS
Hay
oraciones vocales muy cortas que se lanzan hacia Dios como flechas en un
momento durante las actividades, y se llaman jaculatorias: gritos de angustia o
de alegría, admisión de la miseria o declaración de amor. Hay muchos versos de
salmos que pueden ser usados de esta manera: “¡Señor, ayúdame!”, “Oh Señor,
nuestro Dios, ¡cuán grande es tu nombre en todo el universo!” “¡Mi alma tiene
sed del Dios vivo! “, etc.
JESÚS
“Siembra
en nosotros palabras que Te digan”, rezó Patrice de La Tour du Pin. El nombre
de Jesús es la oración más simple y fácil, accesible a todos, especialmente a
los pobres y a los que sufren. San Simón, el Nuevo Teólogo, explica: “La
incansable repetición del nombre del amado con todo nuestro corazón, con todos
nuestras recursos de ternura, nos lleva con certeza a ser los destinatarios del
beso de amor”.
LITURGIA
La
liturgia es un “hacer” que ayuda a “estar” en la oración. A través de sus
ritos, palabras, gestos, cantos, música, la liturgia enseña a orar proponiendo
una experiencia: el encuentro con el Resucitado que conduce al Padre dando el
Espíritu.
MISA
La
mayor oración de la Iglesia es la Misa. Es la Comida a la que Dios invita a sus
hijos para llenarlos de gracia y recibir sus ofrendas. Es la fiesta del pueblo
de Dios llamado a la comunión y al intercambio. Es la cumbre donde culmina la
oración de Jesús dando la vida para salvar a la humanidad. Nuestra respuesta
gratuita al don de Dios en Jesús, hecho en la Iglesia, es la mejor acción de
gracias, el más bello canto de alabanza, nuestra más sublime oración.
OCASIONES
Aprovechemos
todas las oportunidades que la vida nos ofrece para reanimarnos y entrar en
comunión con Dios.
PERDÓN
¡Qué
lejos estamos de Dios mientras Él está tan cerca! Afirmamos su presencia, su
fidelidad, su cercanía y tenemos razón, pero al mismo tiempo debemos reconocer
la distancia que nos separa de Él. La distancia es infinita, y además es doble.
En primer lugar, hay una distancia ontológica, nuestra condición de criaturas.
Luego está nuestro pecado. No podemos entrar en la presencia de Dios sin
pedirle perdón.
PLEGARIA
Oración
personal y silenciosa, que consiste en detenerse para pensar en Dios amándolo,
“como un amigo que habla con un amigo y que debe callar para escucharlo” (San
Ignacio de Loyola). La mística Marta Robin sostenía: “Nunca
se encuentra un alma que permanece en pecado rezando todos los días”.
SALMOS
Para
los que tienen dificultades para orar, ¿por qué no dejarse llevar por la
oración de los salmos? La de todos aquellos que, desde hace milenios, cantan y
recitan estos “gritos de hombre” y los dirigen hacia el del Todopoderoso, la
súplica, la alabanza, la admiración, la exaltación, las lágrimas de aflicción,
la bendición, la acción de gracias… Todos los estados del alma se expresan en
estos 150 poemas centenarios que fueron la oración misma de Cristo.
SANTÍSIMO SACRAMENTO
San
Juan Pablo II iba más de diez veces al día a inclinarse ante el tabernáculo de
su capilla privada para saludar al Rey de reyes escondido bajo las más humildes
apariencias del pan eucarístico. “No hay ningún riesgo de exageración en la
atención dada a este misterio -dijo-, porque en este sacramento se resume todo
el misterio de nuestra salvación”.
SED
Jesús
tiene sed, su solicitud viene de las profundidades de Dios que nos desea. La
oración, lo sepamos o no, es el encuentro entre la sed de Dios y la nuestra.
Dios tiene sed de que nosotros tengamos sed de Él.
VACÍO
El
cristiano, cuando reza, no trata de vaciar, sino de llenar. Está imbuido de la
Palabra de Dios, y son estas “declaraciones de amor” de su Señor las que
sustituyen los recuerdos y las preocupaciones de su vida cotidiana. Existe, por
tanto, un abismo entre las técnicas de vacío mental que se enseñan a veces y el
camino real de la oración cristiana, en el que el silencio no es un requisito
previo indispensable, sino la consecuencia lógica de una escucha pacífica de la
Palabra de Dios.
VALOR
El
valor de nuestra oración no se mide por el número de grandes ideas o
sensaciones maravillosas que encontramos en ella, sino por el hecho de que, en
este lugar del mundo en el que estamos, en este momento de nuestra vida en el
que nos encontramos, nos atrevemos a exponernos
al encuentro con Dios. Un encuentro de ser a ser. La Biblia dice “cara a cara”.
Los autores espirituales dicen “de corazón a corazón”. ¿Qué es lo importante?
Que nos encuentre. Entonces tendremos alguna oportunidad de encontrarlo también.
VIDA
Nunca
se dirá lo suficiente, rezando “desde la vida”, desde sus encuentros fraternos,
desde la información, ¡es excelente! Y los jóvenes deben ser entrenados para
hacerlo. Pero es indispensable enseñarles también a orar de otra manera, “a
partir de la Biblia”, de la Palabra de Dios. De lo contrario, siempre es el
hombre quien habla durante la oración, pero Dios no puede pronunciar una
palabra.
Por el
Padre Alain Bandelier, Jean Plya, el padre Pierre Descouvemont y Jacques
Gauthier