Las
enfermedades del alma se deben sanar y la medicina es pedir perdón
Así
lo afirma el Papa en su homilía en la misa de esta mañana en la Casa Santa
Marta, comentando el pasaje del Evangelio de la sanación del paralítico
realizada por Jesús. Al respecto el Pontífice afirma que hay que pensar en
sanar las enfermedades del cuerpo, pero hay que pensar también en la “salud del
corazón", muchas veces nos olvidamos, y no buscamos al médico para
curarnos.
El
pasaje de hoy, tomado del Evangelio según San Marcos, presenta un episodio de
la sanación de un paralítico por parte de Jesús. Jesús está en Cafarnaún y la
multitud se reúne a su alrededor. A través de una abertura hecha en el techo de
la casa, algunos le traen un hombre acostado en una camilla. La esperanza es
que Jesús cure al paralítico, pero despacha a todos diciendo: "Hijo, tus
pecados te son perdonados". Sólo entonces le ordenará que se levante, tome
la camilla y se vaya a casa. El Papa Francisco en la homilía comentó que con
sus palabras Jesús nos permite ir a lo esencial. "Es un hombre de
Dios", dice, sanó, pero no era un sanador, enseñaba, pero era más que un
maestro y frente a la escena que se le presenta va a lo esencial:
Mira
al paralítico y le dice: "Tus pecados están perdonados". La curación
física es un regalo, la salud física es un regalo que debemos cuidar. Pero el
Señor nos enseña que también la salud del corazón, la salud espiritual, debemos
custodiarla.
El temor de ir allí donde
está el encuentro con el Señor
Jesús
también va a lo esencial con la mujer pecadora, de la que habla el Evangelio,
cuando ante su llanto le dice: 'Tus pecados te son perdonados'. Los demás se
escandalizan, dice el Papa, "cuando Jesús va a lo esencial, se
escandalizan, porque allí está la profecía, la fuerza". De la misma
manera, 'Vete, pero no peques más', le dice Jesús al hombre en la piscina que
nunca llega a tiempo para bajar a las aguas y ser sanado. A la mujer samaritana
que le hace tantas preguntas, "hizo el papel de teóloga", dice el
Papa, "Jesús pregunta por su marido". Va a lo esencial de la vida y,
dice el Papa, "lo esencial es tu relación con Dios". Y lo olvidamos,
muchas veces, como si tuviéramos miedo de ir allí donde está el encuentro con
el Señor, con Dios". Nos preocupamos tanto por nuestra salud física,
afirma, nos damos consejos sobre médicos y medicinas, y es algo bueno,
"¿pero pensamos en la salud del corazón?
Hay
una palabra de Jesús que quizás nos ayude: "Hijo, tus pecados están
perdonados". ¿Estamos acostumbrados a pensar en esta medicina de perdonar
nuestros pecados, nuestros errores? Nos preguntamos: "¿Tengo que pedirle
perdón a Dios por algo?" "Sí, sí, sí, en general, todos somos
pecadores", y así se diluye y pierde fuerza, este poder de profecía que
tiene Jesús cuando va a lo esencial. Y hoy Jesús nos dice a cada uno de
nosotros: "Quiero perdonar tus pecados".
El perdón es una medicina
para la salud del corazón
El
Papa continúa diciendo que tal vez alguien no encuentra pecados en sí mismo
para confesar porque "hay una falta de conciencia de los pecados". De
los "pecados concretos", de las "enfermedades del alma" que
deben ser sanadas "y la medicina para sanar es el perdón".
Es
algo sencillo que Jesús nos enseña cuando va a lo esencial. Lo esencial es la
salud, toda: del cuerpo y del alma. Guardamos bien la del cuerpo, pero también
la del alma. Y vamos al Doctor que puede curarnos, que puede perdonar nuestros
pecados. Jesús vino para esto, dio su vida por esto.
Adriana
Masotti – Ciudad del Vaticano
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