Solemne clausura del Año Jubilar y Milenario de Santo Domingo
de la Calzada, en España
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La
clausura del Año Jubilar y Milenario de Santo Domingo de la Calzada se celebró
el domingo 12 de enero, con el cierre de La Puerta del Perdón de la catedral de
dicha localidad española que lleva el nombre del santo español. Esta
“ciudad” –título dado por los reyes de León y Castilla– que
hoy supera los 6.500 habitantes, tiene sabor a antigüedad y es un lugar clave
en el Camino de Santiago, gracias al trabajo de Santo Domingo en el siglo XI.
El Camino de Santiago que
baja de Roncesvalles (Pirineo navarro), y pasa por Pamplona, Logroño y Burgos,
fue construido con piedra por Santo Domingo, quien contó con el favor del rey
Alfonso VI, y de la ayuda en un principio del cardenal Gregorio de Ostia (san
Gregorio Ostiense), quien había sido legado del papa Juan XVIII para ayudar y
socorrer a las víctimas de la plaga de langostas que sufrieron los territorios
de Navarra y La Rioja. Hoy la capital de La Rioja es Logroño.
¿Quién era Santo Domingo de la Calzada? ¿Y por qué el Jubileo?
Santo Domingo nació en La
Rioja, en 1019, por lo que se ha celebrado el Jubileo del milenario del
nacimiento del santo. Era hijo de un labrador, Ximeno García, y al morir sus
padres quiso ingresar en los monasterios benedictinos de Valvanera y San Millán
de la Cogolla, pero no lo consiguió. Y a los 20 años quiso ser un eremita
buscándose un lugar en los bosques cercanos donde hoy es la pequeña ciudad. El
cardenal San Gregorio Ostiense llegó a Calahorra, que era la sede episcopal de
La Rioja. Allí conoció al eremita Domingo García, y lo ordenó sacerdote.
Entre Domingo y el cardenal
Gregorio quisieron acortar y allanar el Camino de Santiago, por donde pasaban
peregrinos que venían de toda Europa. Para ello construyeron un puente de
madera sobre el río Oja, que atraviesa la región de La Rioja cuyas aguas
descienden entre peñascos y rocas. Según la gente del lugar, el río dio nombre
a la comarca RIOJA, conocida por sus vinos, su agricultura y su historia.
Una vez fallecido el
cardenal Gregorio, Domingo continuó la obra, y siguió el camino empedrado. De
ahí su apodo de Domingo de la Calzada, y de ahí también el ser patrono de los
Ingenieros de Caminos. Domingo también construyó un albergue para peregrinos, un
hospital, una iglesia y un pozo de agua. Después levantó un templo dedicado al
Salvador y Santa María, lo que sería más adelante la catedral de Santo Domingo
de la Calzada, y que fue consagrada por el obispo de Calahorra. Y en el
exterior del templo, el santo eligió su lugar para la sepultura. Santo Domingo
murió el año 1109, o sea a los 90 años de edad. En aquel lugar comenzaron a
construirse casas habitables y se formó un núcleo urbano o burgo.
La gallina que sobrevivió
tras ser asada
Hay muchos milagros que se
sucedieron ante la tumba del santo, como la curación de un caballero francés
poseído del demonio o la curación de un normando que recobró la vista. Pero
ningún milagro es tan famoso como el del ahorcado y el gallo y la gallina.
Fue en el siglo XIV (el
quattrocento italiano) cuando un joven alemán de 18 años peregrinó a Santiago.
Se llamaba Hugonell y le acompañaban sus padres. Descansaron en el mesón y una
muchacha le requiere amores, pero él se niega. Entonces, ella en venganza le
pone una copa de plata en el zurrón y lo denunció por robo. La sentencia contra
Hugonell fue la horca. Los padres no pudieron hacer nada más que encomendarse
al apóstol Santiago.
Al día siguiente, los padres
quisieron despedirse del cuerpo de su hijo colgado. Con grandísima sorpresa se
dan cuenta que su hijo vive y les dice: “El bienaventurado Santo Domingo de la
Calzada me ha conservado la vida contra el riguroso cordel… debéis difundir
este prodigio”.
Los padres fueron al
corregidor de la ciudad, pero éste se rió y les dijo: “Vuestro hijo está tan
vivo como este gallo y esta gallina que me disponía a comer antes de que me
importunarais”. Y al instante, el gallo y la gallina recuperan sus plumas y la
vida y se ponen a cantar y cacarear, obrando así, el santo, el milagro del que
hoy queda una escultura con un gallo y una gallina en la catedral.
La clausura del Año Jubilar
de Santo Domingo, que ha durado nueve meses, se celebró el domingo con una misa
solmene que presidió el cardenal Juan José Omella, hoy arzobispo de Barcelona,
quien anteriormente había sido obispo de Calahorra y La Calzada-Logroño, como
se llama hoy la diócesis, junto con el actual titular, obispo Carlos Manuel
Escribano Subías y tres obispos más de la zona. Se celebró la santa misa con
gran solemnidad cantada por la Escolanía Los Seises de la catedral de Toledo y
la coral Santísima Trinidad.
En
este año de gracias especiales, milenario del nacimiento de Santo Domingo, se
ha revivido el Camino de Santiago, y cuantos peregrinos han ido a visitar el
ligar del santo, han podido gozar de muchos espacios culturales, exposiciones,
conciertos, conferencias y actividades religiosas.
Salvador
Aragonés
Fuente:
Aleteia