La
tradición afirma que esta imagen fue descubierta en Jerusalén por Santa Elena y
llevada a Roma
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Icono de la Salus Populi Romani después de la restauración
(Foto: Vatican Media / ACI Prensa)
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Es
habitual que el Papa Francisco, cada vez que hace un viaje internacional o en
alguna ocasión especial, se remita a un momento de oración para pedir la
intercesión de la Virgen María representada en el ícono de la Salus Populi
Romani, custodiada en la Basílica de Santa María la Mayor.
Según
la tradición este icono fue realizado por San Lucas sobre un trozo de madera de
la mesa que se utilizó en la Última Cena o en una mesa construida por Jesús y
que la Virgen María guardó tras la crucifixión. Además, la tradición afirma que
esta imagen fue descubierta en Jerusalén por Santa Elena y llevada a Roma.
Sin
embargo, en un artículo publicado en enero de 2018 en L’Osservatore Romano,
el Cardenal Stanislaw Rylko, Arcipreste de la Basílica Santa María la Mayor,
indicó que según estudios más recientes “sería obra de un autor anónimo datada
entre los siglos IX y XII”.
“Representa
a María con el Hijo en brazos, que con una mano bendice y con la otra tiene el
libro. Se trata de una Virgen Odigitria, es decir que indica el camino que es
el Hijo”, señaló.
El
Purpurado afirmó que los rostros de la Virgen y el Niño “son de una belleza
fascinante: sus ojos se fijan de modo amoroso y penetrante. En la mano
izquierda María tiene un pañuelo, lista para secar las lágrimas de quien
llorando se acerca a ella para pedir ayuda. Las letras griegas en el fondo son
las abreviaturas de mèter theoù, ‘Madre de Dios’, según la definición del
Concilio de Éfeso”.
En
1256 el ícono es colocado en la nave central de la Basílica Santa María la
Mayor, y en 1613 en la capilla Paulina, construida por Pablo V, y donde se
encuentra actualmente.
“El
pueblo de Roma se dirigía a la Virgen para presentarle todas sus necesidades,
especialmente durante las pestes, calamidades naturales o guerras, cuando era
llevada en procesión por las calles de la ciudad. Así, delante de la Salus
Populi Romani han encontrado eco los acontecimientos más importantes de la vida
religiosa y civil”, afirmó el Cardinal Rylko.
Así,
cada año, en el último domingo de enero, se celebra la fiesta de la Traslación
de este ícono, en el cual los romanos ven “a su Virgen, la Virgen de Roma, el
ícono mariano más amado y honrado”.
El
ícono mariano, al que el Papa Francisco le tiene una gran devoción, fue
restaurado recientemente y colocado en altar habitual en enero de 2018.
En
ese entonces, la directora de los Museos Vaticanos, la doctora Bárbara Jatta,
explicó que la restauración permitió revelar los delicados colores de los
rostros de María y Jesús, así como el brillo de las vestiduras doradas del Niño
y la túnica azul de la Madre de Dios.
Además
de limpiar la imagen y corregir restauraciones previas, los expertos diseñaron
un nuevo marco para el ícono que es más liviano y que permite su traslado con
mayor facilidad.
En
el proceso de la restauración también intervino una comisión presidida por el
Arcipreste de la Basílica de Santa María La Mayor, Cardenal Stanislaw Rylko.
Fuente:
ACI Prensa