La
iniciativa fue particularmente elogiada por el Papa Francisco, que envió un mensaje de agradecimiento a Mons. Nosiglia
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Mons. Cesare Nosiglia frente a la Sábana Santa el sábado 11 de abril de 2020
/ Crédito: Arquidiócesis de Turín
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En
la tarde del sábado santo, en la ciudad italiana de Turín, el Arzobispo Cesare
Nosiglia, presidió la celebración de la ostensión extraordinaria de la Sábana
Santa por el fin de la pandemia de coronavirus que azota a su país y al
resto mundo.
La
Sábana Santa, que lleva la imagen de un hombre crucificado y que de acuerdo a
la tradición cubrió el cuerpo de Cristo tras morir en la cruz, se mostró a
través de una transmisión en vivo a las 5 de la tarde (hora local) del sábado
11 de abril.
La
iniciativa fue particularmente elogiada por el Papa Francisco, que envió un mensaje de agradecimiento a Mons. Nosiglia.
El
Arzobispo de Turín, que presidió una liturgia desde la capilla de la Catedral
de Turín, donde se mantiene el Sudario en una bóveda climatizada, aseguró que
la “Sábana Santa nos invita a confiar y no perder la esperanza”.
“Nosotros
también hoy, contemplamos la cara y las heridas del Señor muerto, pero con la
esperanza en nuestros corazones de que pronto estaremos anunciando su victoria
sobre la muerte. En estos tiempos difíciles y complejos, muchos, incluso
los creyentes, ya no tienen ojos para ver y reconocer a su lado al Señor, la
fuente de esperanza y fortaleza para enfrentar serenamente con coraje la
situación de una epidemia que siembra la muerte. La Sábana Santa nos ayuda
a ir más allá”, dijo Mons. Nosiglia en su meditación.
Luego,
dijo que “al observar esta tela sagrada con intenso asombro, existe la prueba
del mayor amor revelado por la imagen tan única y que difiere de las otras mil
producidas por manos humanas, junto con la contemplación que acompaña nuestra
oración”.
“Hay
una intensidad particular que se derrama en este espejo móvil del Evangelio
como la llamó San Juan Pablo II: Espejo porque refleja a la perfección lo que
el Evangelio revela sobre la Pasión y la Muerte del Señor, espejo porque
también nos refleja a nosotros mismos, quienes somos llamados a dar la
bienvenida a nuestra plena humanidad en la Sábana Santa”, continuó.
“El
río de peregrinos que a lo largo de los siglos ha pasado frente a la Sábana
Santa –recordó el Arzobispo– está formado por personas que son como gotas de
una humanidad necesitada de Dios, de su afecto misericordioso, de su
comprensión amorosa y solidaria y que quiere sentirse amado por un gesto de
predilección, acogido por un abrazo cariñoso que alienta y une”.
“Entonces, junto
con el Papa Francisco, podemos decir que la nuestra no es una simple
observación de la Sábana Santa, sino que es dejarse mirar por ella, esa
cara tiene los ojos cerrados y la cara de un difunto, pero misteriosamente nos
mira y desde el silencio habla para hacernos comprender qué gran sufrimiento tuvo
que sufrir a causa de nuestros pecados y para liberarnos del pecado y la
muerte”, sostuvo el Prelado.
Luego,
reflexionó: “Pero, ¿cómo es posible, cómo es que la gente fiel quiere detenerse
frente a este icono de un hombre azotado y crucificado? Debido a que la
Sábana Santa nos invita a contemplar a Jesús de Nazaret muerto y resucitado, su
imagen impresa en la tela habla a nuestro corazón y nos empuja a subir al Monte
del Calvario, a traer el bosque de la Cruz con él y sumergirnos en el silencio
elocuente del amor y dejarnos alcanzar por esta mirada que no busca nuestros
ojos sino nuestro corazón”.
En
el Sudario, concluyó el Mons. Nosiglia, “el Papa nos recordó nuevamente que
también vemos muchos rostros de hermanos y hermanas enfermos, especialmente aquellos
que están más solos y menos cuidados, pero también las víctimas de guerras,
violencia y esclavitud, persecución”.
“Sin
embargo, esa cara de la Sábana comunica una gran paz: Este cuerpo torturado
expresa majestad soberana y como si mostrara una energía contenida pero
poderosa, y como si nos dijera: Ten confianza, no pierdas la esperanza, el
poder de los resucitados conquista cada adversidad e incluso la muerte. La
Sábana Santa nos invita a aceptar este anuncio y ser testigos de él todos los
días a través de los signos de esa caridad que despierta la esperanza en
los corazones de los pobres y de quienes lo acogen con fe”, concluyó.
Luego
de su mensaje, el obispo se acercó a la Sábana Santa y, con su mano, tocó la
vitrina que la cubre. Posteriormente, empezó a rezar y se llevó a cabo una
liturgia.
Fuente:
ACI Prensa






