Cercanía
de los pastores al Padre y al pueblo
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Misa en la Casa Santa Marta, 24 abril 2020 © Vatican Media |
“Oremos
hoy por los profesores que tienen que trabajar bastante para realizar lecciones
a través de internet y otros medios de comunicación y oremos también por los
estudiantes que tienen que hacer exámenes de una manera en la cual no están
acostumbrados. Acompañémoslos con la oración”, pidió el Santo Padre.
El
Papa Francisco presidió hoy, 24 de abril de 2020, viernes de la segunda semana
de Pascua, la Misa en la Casa Santa Marta, transmitida por Vatican
News y por la página de Facebook de zenit.
En
su homilía, el Papa Francisco meditó en torno al Evangelio de hoy (Jn 6, 1-15),
que habla de la multiplicación de los panes y los peces. En él Jesús pone a
prueba a los apóstoles que no saben cómo alimentar a la gran multitud que les
sigue.
Cercanía al pueblo
Jesús
“buscaba la cercanía con el pueblo y buscaba formar los corazones de los
pastores a la cercanía con el pueblo de Dios para servirles”, por eso corrigió
a sus discípulos.
Francisco
reconoció que “el pueblo de Dios cansa, porque siempre nos piden cosas
concretas, siempre te piden algo concreto, quizás equivocado pero te piden
cosas concretas. Y el pastor debe ocuparse de estas cosas”, debe demostrar
cercanía.
Por
eso, aunque los discípulos querían que la gente se marchara, les pone a prueba
y les dice: “Denles ustedes de comer”. Esto, describe el Papa, “es lo que Jesús
dice hoy a todos los pastores: ‘Denles ustedes de comer’. ‘¿Están angustiados?
Denles ustedes consolación. ¿Están perdidos? Denles ustedes una salida. ¿Están
equivocados? Denles ustedes algo para que resuelvan sus problemas… Denles… ‘”.
Cercanía al Padre
Después
de esto, Jesús “se despide de los apóstoles y va a rezar, del Padre, la
oración. Esta doble cercanía del pastor es lo que Jesús trata de ayudar a los
apóstoles a entender para que se conviertan en grandes pastores”, la cercanía
al Padre y al pueblo.
Después,
el Obispo de Roma recordó que “el poder del pastor es el servicio, no tiene
otro poder, y cuando se equivoca en otro poder arruina su vocación y se
convierte, no sé, en gerente de empresas pastorales pero no en pastor. La
estructura no hace la pastoral: el corazón del pastor es lo que hace el trabajo
pastoral. Y el corazón de pastor es lo que Jesús nos está enseñando ahora”.
Así,
finalmente, el Santo Padre exhortó al Señor “por los pastores de la Iglesia
para que el Señor les hable siempre, porque los ama mucho: nos hable siempre,
nos diga cómo son las cosas, nos explique y sobre todo nos enseñe a no temer al
pueblo de Dios, a no tener miedo de estar cerca de él”.
A continuación, sigue la
transcripción de la homilía completa de Francisco ofrecida por Vatican
News.
Homilía del Papa
Esta
frase de este pasaje nos hace pensar: «Decía esto para ponerlo a prueba. Sabía
lo que iba a hacer». Esto es lo que Jesús tenía en mente cuando dijo, «¿Dónde
podemos comprar pan para que puedan comer?». Pero lo decía para ponerlo a
prueba. Él lo sabía. Aquí se puede ver la actitud de Jesús con los apóstoles.
Continuamente los ponía a prueba para enseñarles, y cuando estaban fuera de los
límites y fuera de esa función que tenían que hacer, los detenía y les
enseñaba.
El
Evangelio está lleno de estos gestos de Jesús para hacer crecer a sus
discípulos hasta convertirse en pastores del pueblo de Dios, en este caso
Obispos, pastores del pueblo de Dios. Y una de las cosas que Jesús más amaba
era estar con la multitud porque esto también es un símbolo de la universalidad
de la redención. Y una de las cosas que más les disgustaba a los apóstoles era
la multitud, porque les gustaba estar cerca del Señor, sentir al Señor,
escuchar todo lo que el Señor decía.
Ese
día fueron allí para tener un día de descanso – las otras versiones en los
otros Evangelios dicen, porque los cuatro están hablando de ello … tal vez hay
dos multiplicaciones de panes – y vinieron de una misión y el Señor dijo:
«Vamos a ir a descansar un poco». Y fueron allí y la gente se dio cuenta de dónde
iban junto al mar, y dieron vueltas y los esperaron allí. Y los discípulos no
estaban contentos porque la gente había arruinado la «pasquetta», no podían
tener esta fiesta con el Señor. A pesar de esto, Jesús comenzó a enseñar, ellos
escuchaban, luego hablaban entre ellos y las horas pasaban, las horas, Jesús
hablaba y la gente estaba feliz. Y ellos decían: «Nuestra fiesta está
arruinada, nuestro descanso está arruinado».
Pero
el Señor buscaba la cercanía con el pueblo y buscaba formar los corazones de
los pastores a la cercanía con el pueblo de Dios para servirles. Y ellos, se
entiende esto, fueron elegidos y se sintieron un poco como un círculo
privilegiado, una clase privilegiada, «una aristocracia», por así decirlo,
cerca del Señor, y muchas veces el Señor hizo gestos para corregirlos. Por
ejemplo, pensamos con los niños. Ellos cuidaban al Señor: «No, no, no, no
acerquen a los niños que molestan, molestan… No, los niños con sus padres». ¿Y
Jesús? «Que vengan los niños». Y no lo entendieron. Después lo entendieron.
Luego pienso en el camino a Jericó, ese otro que gritaba: «Jesús, hijo de
David, ten piedad de mí». Y estos: «Pero cállate mientras el Señor pasa, no lo
molestes». Y Jesús dice: «¿Pero quién es ese? Que venga». Otra vez el Señor. Y
así les enseñaba esa cercanía con el pueblo de Dios.
Es
cierto que el pueblo de Dios cansa al pastor, cansa: cuando hay un buen pastor
las cosas se multiplican, porque la gente siempre va al buen pastor por una
razón, por otra. Una vez, un gran pastor de un barrio sencillo y humilde de la
diócesis… tenía la rectoría como una casa normal y la gente llamaba a la puerta
o a la ventana, porque a cada hora… y una vez me dijo: «Pero me gustaría
amurallar la puerta y la ventana para que me dejaran descansar». Pero se dio
cuenta de que era un pastor y tenía que estar con la gente. Y Jesús forma,
enseña a los discípulos, a los apóstoles, esta actitud pastoral que es la
cercanía al pueblo de Dios.
Y
el pueblo de Dios cansa, porque siempre nos piden cosas concretas, siempre te
piden algo concreto, quizás equivocado pero te piden cosas concretas. Y el
pastor debe ocuparse de estas cosas. La versión de los otros evangelistas
cuando muestran a Jesús que las horas han pasado y la gente tiene que irse
porque estaba oscureciendo y dicen: «Pero despide a la gente para que se pueda
ir a comprar algo de comer», justo en el momento de la oscuridad, cuando estaba
oscureciendo…
¿Pero
qué tenían en mente? Al menos para tener una pequeña fiesta entre ellos, ese
egoísmo no tan malo, pero se entiende, para estar con el pastor, para estar con
Jesús que es el gran pastor, y Jesús responde, para ponerlos a prueba: «Denles
ustedes de comer». Y esto es lo que Jesús dice hoy a todos los pastores:
«Denles ustedes de comer». «¿Están angustiados? Denles ustedes consolación.
¿Están perdidos? Denles ustedes una salida. ¿Están equivocados? Denles ustedes
algo para que resuelvan sus problemas… Denles… Y el pobre apóstol siente que
debe dar, dar, dar, pero ¿de quién recibe? Jesús nos enseña, de la misma
(persona) que Jesús recibió.
Después
de esto, se despide de los apóstoles y va a rezar, del Padre, la oración. Esta
doble cercanía del pastor es lo que Jesús trata de ayudar a los apóstoles a
entender para que se conviertan en grandes pastores. Pero muchas veces la
multitud se equivoca y aquí se ha equivocado. «Entonces el pueblo, al ver la
señal que había hecho, dijo: ‘¡Este es en verdad el profeta, el que tenía que
venir al mundo! Pero Jesús, sabiendo que venían a tomarlo para hacerlo rey, se
retiró de nuevo». Tal vez – el Evangelio no lo dice – algunos de los apóstoles
le habrían dicho: «Pero Señor, aprovechemos esto y tomemos el poder». Otra
tentación. Y Jesús le muestra que ese no es el camino.
El
poder del pastor es el servicio, no tiene otro poder, y cuando se equivoca en
otro poder arruina su vocación y se convierte, no sé, en gerente de empresas
pastorales pero no en pastor. La estructura no hace la pastoral: el corazón del
pastor es lo que hace el trabajo pastoral. Y el corazón de pastor es lo que
Jesús nos está enseñando ahora. Pidamos hoy al Señor por los pastores de la
Iglesia para que el Señor les hable siempre, porque los ama mucho: nos hable
siempre, nos diga cómo son las cosas, nos explique y sobre todo nos enseñe a no
temer al pueblo de Dios, a no tener miedo de estar cerca de él.
Comunión espiritual,
adoración y bendición Eucarística
Finalmente,
el Papa terminó la celebración con la adoración y la bendición Eucarística,
invitando a todos a realizar la comunión espiritual con esta oración:
“Creo,
Jesús mío, que estás realmente presente en el Santísimo Sacramento del Altar.
Te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Pero como ahora no
puedo recibirte sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón.
Como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a Ti. No permitas,
Señor, que jamás me separe de Ti. Amén”.
Antes
de salir de la capilla dedicada al Espíritu Santo, se entonó la antífona
mariana que se canta en el tiempo pascual, el Regina Coeli.
Regína caeli laetáre,
allelúia.
Quia quem merúisti
portáre, allelúia.
Resurréxit, sicut dixit,
allelúia.
Ora pro nobis Deum,
allelúia.
Larissa
I. López
Fuente:
Aleteia