En
las apariciones del 13 de julio, la Virgen de Fátima mencionó por primera vez
la devoción de los primeros sábados en el que los dos pilares son la Comunión
de reparación y el Rosario
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Eucaristía y Virgen de Fátima. Crédito: Pixabay |
Joseph
Pronechen del National Catholic Register explica, en
un artículo publicado este 13 de mayo, la estrecha relación que existe entre la
Virgen de Fátima, la Eucaristía y la devoción eucarística.
“Cuando
Nuestra Señora de Fátima se apareció hace más de un siglo en Portugal, dio
lecciones vitales sobre el Santísimo Sacramento, además de su consistente
llamado a rezar el Rosario todos los días”, escribe.
“Por
lo tanto, no es coincidencia que la fecha de la primera aparición en Fátima el
13 de mayo, sea la fiesta también de Nuestra Señora del Santísimo Sacramento”,
llamada así por primera vez por San Pedro Julián, fundador de la Congregación
del Santísimo Sacramento, el 13 de mayo de 1856.
Sor
Lucía dos Santos, la vidente que más tiempo vivió, recuerda en sus memorias que
ella y sus primos, los santos Francisco y Jacinta Marto, reconocieron en la
aparición que Dios “era la luz” y se arrodillaron mientras repetían en sus
corazones “¡Oh Santísima Trinidad, te adoro! ¡Mi Dios, mi Dios, te amo en el
Santísimo Sacramento!”.
John
Preiss, presidente del Apostolado Familiar de Fátima,
comenta al respecto que “la Madre de Dios estaba atrayendo a sus hijos a adorar
al Señor en la Santa Eucaristía, ya que nuestra madre celestial, María, quiere
llevar a todos sus hijos más cerca del Corazón Eucarístico de Jesús, nuestro
alimento para la vida eterna”.
Preiss
recuerda además que San Francisco Marto pasaba horas ante el Santísimo a quien
llamaba “el Jesús escondido”, a quien “rezaba por la conversión de los
pecadores y por los enfermos”.
Cuando
estaba enfermo de la gripe española que finalmente lo llevaría a la muerte en
1918, San Francisco Marto decía que lo que más le dolía era no poder ir a la
iglesia “y estar un rato con el Jesús escondido”.
Algo
no tan conocido es que en 1916 un ángel se apareció a los pastorcitos y, tras
darles la Comunión, les enseñó a decir: “Santísima Trinidad, Padre, Hijo y
Espíritu Santo, te adoro profundamente y te ofrezco la preciosísima sangre,
alma y divinidad de Jesucristo, presente en todos los tabernáculos del mundo,
en reparación por los sacrilegios y las indiferencias con las que eres
ofendido. Y por los méritos infinitos de su Sacratísimo Corazón y del
Inmaculado Corazón de María, te ruego por la conversión de los pobres
pecadores”.
Algunos
años antes de las apariciones del ángel, Lucía recibió la Primera Comunión. Su
párroco autorizó que la hiciera a los 6 años, debido a su profunda capacidad de
expresar que Cristo efectivamente está presente en la Eucaristía, explica
Pronechen.
Preiss
destaca que, en una ocasión, Lucía le llevó una imagen de un cáliz y una hostia
a Santa Jacinta Marto, cuando estaba enferma. En sus memorias, Lucía escribe
que Jacinta entró en éxtasis y decía: “Es el Jesús escondido. Lo amo mucho. Si
solo pudiera recibirlo en la iglesia. ¿Se recibe la Comunión en el cielo? Si lo
hacen, recibiré la Santa Comunión todos los días. Me gustaría que el ángel vaya
al hospital para darme la Santa Comunión, estaría muy feliz”.
En
las apariciones del 13 de julio, la Virgen de Fátima mencionó por primera vez
la devoción de los primeros sábados en el que los dos pilares son la Comunión
de reparación y el Rosario.
Además,
en la segunda parte del secreto de Fátima, la Virgen dijo que “para prevenir
esto (la Segunda Guerra Mundial, la persecución de la Iglesia y el Santo
Padre), debo venir al mundo para pedir que Rusia sea consagrada a mi Inmaculado
Corazón, y debo pedir que el primer sábado de cada mes se haga la Comunión de
reparación por los pecados del mundo”.
Fuente:
ACI Prensa