Mons.
Oder resaltó que “San Juan Pablo II es una persona que todavía hoy permanece
vivo y siempre presente”
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El Papa San Juan Pablo II. Foto: Vatican Media |
El
paso del tiempo desde la canonización de San Juan Pablo II el 27 de abril de
2014, está haciendo que crezca el interés por la figura y el Pontificado del
Papa polaco, de quien el próximo lunes 18 de mayo se cumplen 100 años de su
nacimiento.
Así
lo aseguró el vicario judicial del Tribunal Ordinario de la Diócesis de Roma y
postulador de la causa de canonización de San Juan Pablo II, Mons. Slawomir
Oder, durante un encuentro telemático que mantuvo con periodistas vaticanistas.
En
el encuentro Mons. Oder resaltó que “San Juan Pablo II es una persona que
todavía hoy permanece vivo y siempre presente”, algo que se evidencia en el
interés que genera en las fechas relacionadas con su vida, como el aniversario
de su nacimiento, fallecimiento, comienzo de su pontificado, de su atentado o
de su canonización.
“Lo
que me ha sorprendido muy positivamente es el hecho de que cuando la semana
pasada se abrió el proceso de beatificación de sus padres, rápidamente yo
recibí muchísimos correos con expresiones de alegría y satisfacción. Esto me
deja muy contento y feliz”, señaló.
En
ese sentido, contó cómo al comienzo del proceso de canonización de San Juan
Pablo II “me visitó un profesor italiano que estudiaba los procesos
sociológicos vinculados a las manifestaciones religiosas”.
“Él
estaba impresionado por la mucha gente que acudía a la tumba de San Juan Pablo
II, muchos de ellos jóvenes. Era una época en que llegaban millones de personas
a Roma para visitar la sepultura en el Vaticano de San Juan Pablo II. Miles de
personas cada día. Y recuerdo el comentario de este profesor: ‘es un fenómeno
que normalmente en la historia se produce con personajes grandes, pero que
duraba poco, como una llamarada que luego se apaga’”.
Pero
lo impresionante en el caso de San Juan Pablo II “es que permanecía en la
esfera de la vida de la Iglesia y de la gente y que su tumba en la basílica
seguía siendo el lugar de peregrinaje de mucha gente”.
Sobre
el proceso de canonización de San Juan Pablo II, Mons. Oder señaló que
evidencia una “cadena de santidad”, una “sucesión de santidad de la familia
Wojtyla. Esa religiosidad auténtica, genuina, que se transmite a los hijos. En
la familia de Wojtyla la santidad era la santidad de la cercanía a la gente,
del amor en las cosas pequeñas de la vida cotidiana”.
Mons.
Oder también destacó la elección que hizo San Juan Pablo II al comienzo de su
Pontificado de que fuera “un pontificado abierto, comunicativo, sin miedo del
contacto con la gente”.
“Aquí
vemos a ese pastor que, como dice el Papa Francisco, huele a sus ovejas, las
abraza y quiere estar con ellas. Por medio de las grandes manifestaciones de
las que hemos sido testigos como las Jornadas Mundiales de la Juventud, las
Jornadas de la Familia o las grandes liturgias…, pero también con su estilo de
vida personal”.
Juan
Pablo II “estaba en contacto con mucha gente, no solo con sus más estrechos
colaboradores, sino también con la gente que le podía dar una justa lectura del
mundo en el que vivía”.
En
el encuentro, Mons. Oder también rechazó cualquier tipo de contraposición del
Pontificado de Juan Pablo II, o de Benedicto XVI, con el del Papa Francisco.
“Es algo que hace mal”, aseguró. “Es algo que me disgusta. Contraponer
Pontificados, pensamientos de los Papas, etcétera, es algo que hace daño a la
Iglesia”.
Para
Mons. Oder, “es obvio que la Iglesia está guiada por el Espíritu Santo y que
siempre tenemos un Papa indicado por el Espíritu con el mandato de guiar la
Iglesia”.
“Es
cierto que el estilo es diferente, el pensamiento es diferente, pero eso no
debe escandalizar a nadie, porque cada uno ejerce este mandato según su propio
pensamiento, su propia experiencia, per siempre es Pedro el que habla”.
También
explicó que “no me gusta que se interprete un pontificado en clave de ruptura,
de discontinuidad. La Iglesia es un organismo vivo, pero siempre existe una
continuidad, un desarrollo del pensamiento. Quien diga que existe una ruptura
ignora la presencia del Espíritu Santo que inspira las decisiones que deben
guiar la Iglesia”.
Por Miguel Pérez Pichel
Fuente:
ACI Prensa