El Pontífice tomó una decisión sobre un Instituto belga que
sienta un precedente para otras estructuras sanitarias católicas en el mundo
que cedan a la lógica de la muerte aceptando el suicidio asistido
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La Santa Sede informó que los hospitales de
los Hermanos
de la Caridad de Bélgica ya no son
“instituciones católicas”. Autorizada por el papa Francisco, la Congregación
para la Doctrina de la Fe (CDF) tomó esta decisión porque
las 15 estructuras de la red sanitaria del Instituto belga, especializadas en
el tratamiento psiquiátrico se abrieron a poner en práctica la ley vigente
sobre la eutanasia.
Tras la
resolución, la Congregación religiosa de los Hermanos de la Caridad deberán
separarse de sus hospitales psiquiátricos que
atienden a 30 mil pacientes y emplean a 12 mil personas, informó el ‘Hermano
Superior’ , René Stockman.
La
determinación vaticana fue comunicada en una carta firmada por el cardenal Luis
Ladaria, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe,
el pasado 30 de marzo de 2020.
Ley de suicidio asistido
El asunto, relatado por el Vatican News, se
había prolongado durante tres años, ya que la organización había decidido
aplicar la ley civil que permitía, en algunos casos, el suicidio
asistido.
El caso de Bélgica es emblemático dado que
fue un país ‘pionero’ en practicar la eutanasia bajo la bandera de una muerte
digna, sin dolor y en el momento que el paciente lo requiera. Desde
el año 2002, la muerte por ley se puede administrar a alguien como ‘cura’ de su
sufrimiento por su condición de “salud desesperada”.
Religiosos minoría en las decisiones
Así fue que en marzo de 2017 los hospitales
de la Congregación de los Hermanos de la Caridad,
fundada a finales del siglo XIX, se alinearon con esta visión de los enfermos y
de la enfermedad, gestionados por una junta directiva en
la que los religiosos son una minoría.
Los
directivos del hospital finalmente confirmaron que querían cumplir con la legislación
belga, después de que un hospital católico flamenco fuera
obligado a pagar una multa por negarse a practicar la eutanasia
a un paciente de 74 años con cáncer de pulmón.
Oferta de eutanasia en la web
Una elección que, después de tres años de
confrontación determinó la decisión de la Congregación para la Doctrina de la Fe,
cuando en el sito web de la rama belga de la Congregación de los Hermanos de la
Caridad se publicó un documento en el que, según recuerda la carta del cardenal
Ladaria, “la
práctica de la eutanasia en una estructura hospitalaria
católica es admitida bajo ciertas condiciones”.
Por tanto,
esta práctica, argumentó Ladaria, apoyada por la Association Provincialat des
Frères de la Charité asbl, “no hace referencia ni a Dios, ni a la Sagrada
Escritura, ni a la visión cristiana del hombre”, a pesar de los
innumerables y largos encuentros que han tenido lugar a distintos niveles entre
el Instituto belga y la Santa Sede para resolver la cuestión “en un espíritu de
sincera eclesialidad”.
Principios alterados
La petición del Vaticano es
que los responsables de la red de hospitales belgas afirmen “por escrito y
de forma inequívoca su adhesión a los principios de sacralidad de
la vida humana e inaceptabilidad de la eutanasia y, en
consecuencia, su rechazo absoluto a llevarla a cabo en las instituciones que
dependen de ellos”.Esta petición sigue siendo en vano, incluso después de la
mediación llevada a cabo por el arzobispo Jan Hendriks, como Visitante
Apostólico.
“A pesar de
tres años de diálogo, la visión de los responsables de la organización sigue
siendo desgraciadamente la misma”, dijo al diario La
Croix el Hermano René Stockman: “No se ha decidido nada todavía, pero
pediremos a los pocos religiosos que aún participan en la gestión que la dejen.
Es una decisión dolorosa. Estos hospitales están en el origen de la
congregación, en 1815 fuimos los primeros en atender a los pacientes
psiquiátricos en Bélgica”.
“Vidas descartadas” o “vidas indignas”
La decisión del Papa sobre este Instituto
belga sienta un precedente para otras estructuras sanitarias católicas en el
mundo que cedan a la lógica de la muerte aceptando el suicidio asistido, con el
mensaje implícito que refuerza que solo los fuertes llevan vidas dignas. Además
porque la eutanasia hace más vulnerables a ancianos, enfermos terminales y
personas con discapacidad.
En este
sentido, el papa Francisco ya había instruido a la CDF al considerar “que el
contexto sociocultural actual está erosionando progresivamente la conciencia de
lo que hace que la vida humana sea preciosa. De hecho, la vida se valora cada
vez más por su eficiencia y utilidad, hasta el punto de considerar como “vidas
descartadas” o “vidas indignas” las que no se ajustan a este criterio” ( 30
de enero de 2020).
Ary Waldir
Ramos Díaz
Fuente: Aleteia