Religioso franciscano, 17
de mayo
Martirologio Romano: En Villarreal, de
la región de Valencia, en España, san Pascual Bailón, religioso de la Orden de
los Hermanos Menores, quien, mostrándose siempre diligente y benévolo hacia
todos, honró constantemente con ardiente amor el misterio de la Santísima
Eucaristía († 1592).
Fecha de beatificación: 29 de octubre de
1618 por el Papa Pablo V
Fecha de canonización: 16 de octubre de
1690 por el Papa Alejandro VIII
Breve Biografía
Hijo de humildes campesinos, Martin Bailón e Isabel Yubero, Pascual nació el 16 de mayo de 1540 en Torrehermosa, Aragón (España). El segundo de seis hermanos. Le llamaron Pascual porque nació en la vigilia de Pentecostés.
Desde
los 7 hasta los 24 años trabajó como pastor de ovejas.
Tal
era su amor a la Eucaristía que el dueño del rebaño decía que el mejor regalo
que le podía ofrecerle al niño era permitirle asistir algún día entre semana a
la Santa Misa.
Desde
el campo donde pastoreaba alcanzaba a ver el campanario de la iglesia del
pueblo. De vez en cuando se arrodillaba para adorar al Santísimo Sacramento
desde lejos.
Un
día, mientras el sacerdote consagraba, otros pastores le oyeron gritar:
"¡Ahí viene!, ¡allí está!". Cayó de rodillas. Había visto a Jesús
venir en aquel momento. Se le apareció el Señor en varias ocasiones en forma de
viril o de estrella luminosa.
Desde
niño hacía duras penitencias, como andar descalzo por caminos pedregosos.
Cuando alguna oveja pasaba al potrero del vecino, pagaba a este de su escaso
salario por el pasto que la oveja se había comido.
Entra con los
Franciscanos.
A
los 24 años ingresó en el convento de los frailes menores (franciscanos) de
Alvatera. Al principio no lo aceptaron por su poca instrucción. Apenas había
aprendido a leer para rezar el pequeño oficio de la Santísima Virgen María que
llevaba siempre mientras pastoreaba. Sus favoritas oraciones eran a Jesús
Sacramentado y a la Santísima Virgen.
Los
franciscanos le asignaron oficios humildes. Fue portero, cocinero, mandadero y
barrendero.
Su
tiempo libre lo dedicaba a la adoración Eucarística, de rodillas con los brazos
en cruz. Por las noches pasaba horas ante el Santísimo Sacramento. Continuaba
su adoración tarde en la noche y por la madrugada estaba en la capilla antes
que los demás.
Hablaba
poco, pero cuando se trataba de la Sagrada Eucaristía, lo inspiraba el Espíritu
Santo. Siempre estaba alegre, pero nunca se sentía tan contento como cuando
ayudaba a Misa o cuando podía estarse un rato orando ante el Sagrario del
altar. Al llegar a un pueblo iba primero a la iglesia y allí se quedaba por un
buen tiempo de rodillas adorando a Jesús Sacramentado.
En
una ocasión, un hermano religioso se asomó por la ventana y vio a Pascual
danzando ante una imagen de la Stma. Virgen y le decía diciéndole: "Señora:
no puedo ofrecerte grandes cualidades, porque no las tengo, pero te ofrezco mi
danza campesina en tu honor". El religioso pudo ver que el santo rebosaba
de alegría.
Pascual
compuso bellas oraciones al Santísimo Sacramento. El Arzobispo San Luis de
Rivera, al leerlas exclamó admirado: "Estas almas sencillas sí que se
ganan los mejores puestos en el cielo. Nuestras sabidurías humanas valen poco
si se comparan con la sabiduría divina que Dios concede a los humildes".
Le
enviaron a París a entregar una carta al general de la orden. En camino
defendió la Eucaristía frente a las herejías de un predicador calvinista, por
lo que casi lo mata una turba Hugonotes. El se alegró por haber tenido el honor
de sufrir por su fidelidad al Señor y no se quejó.
Aunque
Pascual apenas sabía leer y escribir, era capaz de expresarse con gran
elocuencia sobre la presencia de Jesús en la Eucaristía. Tenía el don de
ciencia infusa. Sus maestros se quedaban asombrados de la precisión con que
respondía a las mas difíciles preguntas de teología.
Le
dedicaron este verso:
De
ciencia infusa dotado,
"siendo
lego sois Doctor,
Profeta y Predicador,
Teólogo consumado... "
Profeta y Predicador,
Teólogo consumado... "
Se
destacó por su humildad y amor a los pobres y afligidos. Era famoso por sus
milagros y su don para llevar las almas a Cristo. Martín Crespo relató como el
santo le había librado de su determinación de vengarse de los asesinos de su
padre. Habiendo escuchado el viernes santo el sermón sobre la pasión, sus
amigos le exhortaban a perdonar. El se mantenía inmovible. Entonces Pascual lo
tomó del brazo, lo llevó a un lado y le dijo: "Mi hijo, ¿No acabas de ver
la representación de la pasión de Nuestro Señor?". "Entonces -escribe
Martín- con una mirada que penetró mi alma me dijo: "Por el amor de Jesús Crucificado,
mi hijo, perdónalos".
"Si,
Padre", contesté, bajando mi cabeza y llorando. "Por el amor de Dios
yo los perdono con todo mi corazón" Ya no me sentí la misma persona"
Cuando
estaba moribundo oyó una campana y preguntó: "¿De qué se trata?".
"Están en la elevación en la Santa Misa". "¡Ah que hermoso
momento!", y quedó muerto en aquel preciso momento. Era el 15 de Mayo de
1592, el Domingo de Pentecostés. Villareal, España.
Durante
su misa tenían el ataúd descubierto y en el momento de la doble elevación, los
presentes vieron que abrió y cerró por dos veces sus ojos. Su cuerpo aun
después de muerto, manifestó su amor a la Eucaristía. Eran tantos los que
querían despedirse de el que lo tuvieron expuesto por tres días.
Intercedió
en muchos milagros después de su muerte.
Declarado
Patrono de los Congresos Eucarísticos y Asociaciones Eucarísticas por León
XIII, es también patrono de los cocineros y del municipio de Obando
(Filipinas).
ORACIÓN
Querido San Pascual:
consíguenos del buen Dios
un inmenso amor por la Sagrada Eucaristía,
un fervor muy grande
en nuestras frecuentes visitas al Santísimo
y una grande estimación por la Santa Misa.
Amén.
Fuente:
Corazones.org