¿Acogemos
a Dios cuando sale a encontrarnos?
Este
lunes 1 de junio, de la novena semana del tiempo ordinario, la hermana Natalia
Sánchez, religiosa de la Pureza de María, nos advierte acerca de cómo las
palabras de Jesús debemos considerarlas como dichas a nosotros. De hecho, en el
evangelio de hoy se nos cuestiona duramente acerca de si somos capaces de
reconocer y acoger el paso de Dios en medio nuestro.
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Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 12, 1-12
Jesús
se puso a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes, los escribas y los
ancianos, y les dijo:
“Un
hombre plantó una viña, la cercó, cavó un lagar y construyó una torre de
vigilancia. Después la arrendó a unos viñadores y se fue al extranjero.
A
su debido tiempo, envió a un servidor para percibir de los viñadores la parte
de los frutos que le correspondía. Pero ellos lo tomaron, lo golpearon y lo
echaron con las manos vacías.
De
nuevo les envió a otro servidor, y a éste también lo maltrataron y lo llenaron
de ultrajes. Envió a un tercero, y a éste lo mataron. Y también golpearon o
mataron a muchos otros.
Todavía
le quedaba alguien, su hijo, a quien quería mucho, y lo mandó en último
término, pensando: “Respetarán a mi hijo”. Pero los viñadores se dijeron: “Éste
es el heredero: vamos a matarlo y la herencia será nuestra”. Y apoderándose de
él, lo mataron y lo arrojaron fuera de la viña.
¿Qué
hará el dueño de la viña? Vendrá, acabará con los viñadores y entregará la viña
a otros. ¿No han leído este pasaje de la Escritura: “La piedra que los
constructores rechazaron ha llegado a ser la piedra angular: ésta es la obra
del Señor, admirable a nuestros ojos?”
Entonces
buscaban la manera de detener a Jesús, porque comprendían que esta parábola la
había dicho por ellos, pero tenían miedo de la multitud. Y dejándolo, se
fueron.
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