Estudiando las relaciones de amistad, el cardenal John Henry Newman descubrió varios métodos para entablar y conservar las amistades verdaderas. ¡Descúbrelos sin esperar y aprende a cultivar tus amistades!
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Filósofo,
teólogo, poeta… el cardenal inglés John Henry Newman (1801-1890) cultivó
la amistad toda su vida. Newman,
que fue canonizado por el papa Francisco en octubre de 2019, tenía, en efecto,
un auténtico talento para entablar relaciones profundas con quienes le
rodeaban.
Aquí
tienes 12 claves que definió para crear una amistad fuerte y sincera.
1.- EXISTEN PREDISPOSICIONES A LA AMISTAD
Newman
atraía la amistad como un imán atrae el metal. Era a la vez muy distante y muy afectuoso, ¡todo un inglés! Se dice
que solo podemos tener un auténtico amigo en la vida, pero él los tenía a
puñados. Como cardenal, escogió este lema: Cor ad cor loquitur, “el corazón habla al corazón”, y demostró una capacidad de acogida excepcional.
2,- LA FIDELIDAD, PRIMERA CONDICIÓN DE LA AMISTAD
¿Te
escriben? Escribe. ¿Te hablan? Escucha. ¿Te preguntan? Responde. ¿Te piden
consejo? Ayuda y anticipa la necesidad del otro.
Cuando
piden a Newman fundar y dirigir la Universidad Católica de Dublín, después de
su conversión en los años 1850, insiste en asistir a todas las clases, a todas
las lecciones. No para criticar, sino para estar ahí y mostrar a los
estudiantes y a los profesores la atención que les pone a ellos y a su trabajo.
3.- LAS AMISTADES SE CONSERVAN GRACIAS AL INTERCAMBIO
Para
Newman, la
amistad se mantiene con las visitas, pero gracias también a la correspondencia. La suya es única: ¡más de
30.000 cartas! Escribía
de cinco a diez cartas al día. Su correspondencia es un bloque de
amistad.
Newman
leyó varias veces Ética a Nicómaco, de Aristóteles (siglo V
a.C.). Esta obra presenta a la vez el arte y la ciencia de lo que es la
amistad: su finalidad, lo que hay que hacer para conservarla, etc. El objetivo,
según el filósofo griego, no es hacer que la otra persona se convierta en lo que somos,
sino ayudarle a ser mejor que nosotros. Amar en la amistad es desear el bien del
otro.
4.- LA AMISTAD NO TEME LA DIFERENCIA
Newman jamás tuvo miedo de la “diferencia” social
o cultural. Supo
estar próximo a las personas humildes, a esa población obrera de Birmingham,
que contrastaba mucho con el elitismo de Oxford. De noche, sale a visitar a los
pobres y les ayuda con gestos concretos.
Estas
personas no son amigos en el sentido propio del término, pero son ese “prójimo” a quien quiere amar.
Tras
su muerte, más de 20.000 personas de todas las clases y confesiones se
congregaron para honrar sus restos. ¡Fueron a saludar al amigo en que se había
convertido para todos ellos!
5.-LA AMISTAD OBLIGA A GUARDAR UNA DISTANCIA
Preservar
cierta distancia es, según Newman, una condición sine qua non para
una amistad duradera. No solamente para evitar una fusión afectiva
esterilizante, sino para no perder de vista nunca esa mirada que dedicamos al amigo. Siempre bajo la luz de
esta mirada, la amistad es puesta a prueba, discernida, incluso purificada
cuando lo necesita.
6.- NO HAY AMISTAD SIN VERDAD
Para
querer aquello que la amistad quiere, hay que amar al otro “fuera de sombras e imágenes,
en la verdad”.
Sin embargo, el único que permite amar de verdad es Cristo, que conoce mejor
que nosotros a aquel a quien nos da como amigo.
Es
también la Misericordia, y su gracia es indispensable para perdonar al amigo que
traiciona, engaña y/o miente. “Él ama a cada uno de nosotros como si no
hubiera otra persona a la que amar”, escribe Newman en su novela Callista.
7.-LA AMISTAD A COSTA DE LA LIBERTAD
Para
hacerse católico, Newman debe decidir entre la afectividad –que la amistad
implica siempre– y la verdad. Toma esta crucial elección a los 45 años, cuando
es una de las personalidades más influyentes de la Inglaterra de su época. Esta
elección lo excluye de su comunidad. Pierde a todos sus amigos. No los
recobrará en veinte años. Permanecerá prácticamente solo, rodeado de algunos
católicos recién convertidos pero más jóvenes que él, entre ellos Ambrose
Saint-John.
No
escogemos a la familia, pero escogemos a los amigos. Es una elección a
veces dolorosa, pero también una gracia para que vayamos, juntos dos o más,
hacia una verdad mayor sobre nosotros mismos.
8.- ACEPTAR LA DECEPCIÓN
Todas las
criaturas decepcionan porque esperamos siempre demasiado de ellas. Las imperfecciones y
las decepciones solo pueden ser perdonadas desde la mirada de Cristo, el amigo
que no decepciona nunca. La amistad quiere algo distinto de una afectividad
plena. Desea que el amigo se desarrolle y madure: “Que él crezca y que yo
disminuya”. En este sentido, la amistad “sirve” para algo: para crecer
mutuamente.
9.- LA AMISTAD CONSUME Y NECESITA TIEMPO
La
amistad supone cierta distancia física, pero también implica una “distancia” en el tiempo. El tiempo
permite la madurar los sentimientos y profundizar en la relación. La amistad es como una
tierra que se colorea de forma distinta según las estaciones: puede ser
“cálida” y estival en los inicios, luego atravesar un invierno de desnudez para
luego ir recuperando colores… Pero una auténtica amistad no termina nunca. La aceleración actual
y el estrechamiento de los tiempos dan la impresión de cierta superficialidad
en las relaciones, no caigamos víctimas de ello.
10.- EL AMIGO ES UN MISTERIO
El
otro, en su verdad más profunda, sigue siendo un misterio que solo será
desvelado en el más allá. Solo podemos dar vueltas a su alrededor: su secreto
nos escapará siempre aquí abajo. Igual que nunca accedemos al centro de nuestro
ser, tampoco conoceremos verdaderamente a nuestros amigos, no hasta lo más
hondo. El misterio del otro permanece inagotable; el nuestro también: giramos
alrededor de nuestra semilla más íntima sin poder penetrar en ella.
11.- LA AMISTAD ES UN REFLEJO DE LA AMISTAD DIVINA
Después
de una experiencia espiritual sucedida en 1816, Newman extrae la conclusión de
que solamente
hay dos seres absolutamente reales en todo el universo: “Yo mismo y mi Creador”. Esta convicción va a
determinar su relación con las cosas y los seres.
Es
en el interior de esta relación fundamental donde acontecen las meditaciones
que son nuestras amistades humanas; como vitrales, como iconos, reflejo de esta
amistad primera y original. La dinámica de la amistad, según Newman, es
la vuelta
a lo Esencial.
El mundo de aquí abajo pasa rápido, permanezcamos arraigados a lo largo de toda
nuestra vida en Cristo. Hacerlo más tangible, más visible que este mundo
tangible y pasajero, es lo que desea Newman.
12.- NUESTROS AMIGOS NOS REVELAN A NOSOTROS MISMOS
San
Bernardo decía: “Está aquel que creemos que somos. Está aquel que los otros
creen que somos. Y está aquel que somos”. Esa persona solo la conoce Cristo,
que un día nos dará un guijarro blanco sobre el que estará grabado nuestro
verdadero nombre.
Existe
un desdoblamiento entre quien creemos que somos y quien somos. En nuestros
amigos, en cierto modo, vemos como el reflejo de nuestro “yo” profundo. Por
tanto, para acercarnos a él, miremos a nuestros amigos: dime a quién amas y te diré quién eres. Pero un auténtico
amigo es un raro obsequio… Hay que pedírselo a Dios.
Luc
Adrian
Fuente:
Aleteia






