El Camino de Santiago se reabrió oficialmente el pasado 1 de julio, después de que se cerrara por la pandemia de coronavirus y también se reabrió la catedral de Santiago de Compostela
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Fachada de la Catedral de Santiago de Compostela (España). Crédito: Pixabay |
La
Carta Pastoral “La esperanza de peregrinar a Santiago de Compostela- Año Santo
Compostelano 2021” estará disponible en torno a la festividad del Apóstol
Santiago, que se celebra el 25 de julio y está concebida como un anexo a la que
ya se publicó el pasado mes de diciembre.
En
ella recuerda que “muchos de los que vendréis hasta Santiago tal vez habréis
perdido a personas muy queridas. Caminareis con lágrimas en los ojos, pero
vuestros pasos no vacilarán porque están firmes en quien os asegura ‘Yo soy la
Vida’”.
“Quisiera,
queridos peregrinos, que, gracias a vuestra peregrinación, os convirtieseis en
signo e interrogante para cuantos os observen a lo largo del camino de Santiago
o de otras formas de peregrinación. Que puedan vislumbrar que, si salisteis de
vuestra tierra, fue para volver más comprometidos a ella”, indica el Arzobispo.
Ante
la situación tan dura que se ha generado con la pandemia de coronavirus, Mons.
Barrio se pregunta “cómo anunciar de nuevo un año jubilar en este paisaje
desolador que está dejando la pandemia que trastocó trágica e inesperadamente
las vidas de tantas personas”.
En
pocas semanas “muchos de sus proyectos quedaron reducidos a la nada, como si,
al despertarse de un mal sueño, la realidad fuese una pesadilla que les
arrebató sus puestos de trabajo, alteró su día a día, y lo que es peor aún,
acabó en algunas familias con la vida de los más próximos”.
Mons.
Barrio también recordó el gran papel desempeñado por la Iglesia en estos duros
meses y señala que a pesar del cierre de algunos templos, ello no supuso “ni
mucho menos, el cierre de la Iglesia. Los párrocos no han desertado de su grey,
y han seguido disponibles para atender a cuantos precisen de ayuda, material o
espiritual; ha acompañado en su despedida hacia la casa del Padre a moribundos
y difuntos; como hacen con particular denuedo los capellanes de hospitales y
centros de salud”.
“Hemos
de tener cuidado en que la pandemia no se lleve consigo, junto con tantas vidas
y la confianza en las relaciones humanas, también nuestra capacidad de pensar
racionalmente".
Y
añadió que “ahora vivimos rodeados de la incertidumbre que nos hace desconfiar
de todo y de todos, y nos dificulta confiar también en el futuro. Es verdad que
con todo el sufrimiento que nos rodea y que evocábamos al principio puede verse
como insignificante el problema de cómo afrontar nuestra celebración, vital y
pastoral, del Año Jubilar Compostelano, pero es algo que habremos de tener en
cuenta, pues no sabemos en qué tiempos ni en qué modos podremos ir recuperando
una vida que probablemente no podrá ser nunca igual a la que teníamos hasta
ahora”.
Además
recordó que “los esfuerzos que se vienen realizando para paliar las
consecuencias de la pandemia muestran lo mejor del ser humano cuando colabora entre
sí al bien común. Todo esto no deja de ser un reflejo del Reino anunciado por
Jesús. El trabajo coordinado de equipos científicos desde diferentes centros de
investigación augura en el horizonte un remedio esperado para la pandemia”.
Insistió
también en que “el Jubileo Compostelano, que recoge la más profunda tradición
bíblica y cristiana de los Años de Gracia del Señor, más que nunca quiere ser
un tiempo para la alegría y la liberación, una oportunidad para comenzar de
nuevo, gracias a la misericordia del Señor que, como Dios amoroso y providente,
acompaña y cuida de su Pueblo”.
Y
subrayó que su deseo es que estos nuevos acontecimientos puedan “servir de
ayuda para continuar preparándonos a este acontecimiento jubilar, que
seguramente recoja y sea expresión del deseo profundo de tantos y tantos
corazones”.
Fuente:
ACI Prensa