El
dolor, la perdida de la fe y luego la esperanza de un gesto inesperado
Antoine Mekary-ALETEIA | Cinzia Desiati |
«¡Aló,
¿Señora Cinzia?, soy el papa Francisco!», Cinzia Desiati respondió al teléfono,
luego de ver varias llamadas provenientes de un número desconocido. Ella
después de esa inesperada comunicación con el Sucesor de Pedro afirmó ‘sonrió’
por primera vez en meses y, dijo, que no sentía tanta paz en su corazón desde
aquel funesto día, 5 de octubre, cuando su hijo Fabrizio Di Bitetto, 21 años,
muere en un accidente de tránsito en una vía de Roma, Italia.
“Pensé
que era una broma, él me tranquilizó enseguida…la voz era auténtica”, dijo la
madre de Fabrizio que recibió el consuelo del Pontífice y que cuenta en una
entrevista a In Terris, La
Voce degli Ultimi. La mujer define a su hijo como un joven lleno de sueños, de
sanos principios, que amaba la vida.
Explica
que estos meses de luto no han sido fáciles. En julio se animó a escribirle una
carta al Papa. “En ese río de palabras le dije quién era Fabrizio resumiendo mi
situación familiar. También adjunté una foto de mi hijo y concluí diciendo que
mi deseo era conocerlo”.
“Tengo
la foto de Fabrizio aquí delante de mí – el Santo Padre me lo dijo, en ese
momento me tranquilicé – ¿Cómo está? ¿Y cómo está su marido? -Hablamos de Fabrizio
y me dijo que estas desgracias no debían ocurrir”.
Ella
le contó que debido a los efectos del luto y el duro momento que vivían en
familia, su marido había perdido la fe. “Lo entiendo. Es normal que eso
suceda…Me dijo varias veces que comprendía la actitud de mi marido sin
condenarlo, pero que lo entendía justificando su actitud por el fuerte dolor
que sentía”.
“Cuando le pedí que se reuniera conmigo dijo:
‘Cuando sea posible tendremos esta reunión, mientras tanto rezaré y rezaré por
su familia, pero tú por favor reza por mí’. Le dije que siempre rezaba por él y
me agradeció por este gesto espontáneo”.
“Derramé
mi pena sobre el Señor. Quité todos los crucifijos pero me aferré a la figura
de la Virgen porque ella experimentó el mismo dolor que yo. Sin embargo, el 8
de diciembre, cuando por desgracia se acercaba la Navidad y estábamos en
condiciones desesperadas, me animé a enfrentarme a las fiestas y a vivirlas
como una cristiana, aunque quería dormirme y despertarme directamente el 7 de
enero”, contó la señora.
Cinzia
Desiati narra que sucesivamente vuelve a la iglesia. “Durante la misa sólo
lloré, y comencé mi propio viaje interno que me acercó al Señor. En ese momento
puse todos los símbolos religiosos de nuevo en la casa. Comprendí que el Señor
no es malo, le pasó a Fabrizio como desgraciadamente le pasa a muchos jóvenes”.
“Estos
son dolores que forman parte de la vida. Cuando nacemos debemos saber que la
vida puede estar llena de penas. Hasta el 4 de octubre era una mujer muy
afortunada, obtuve todo de la vida y luego me cobró todo con altos intereses”.
La
mamá de Fabrizio Di Bitetto cuenta que cuando terminó la llamada del Papa
finalmente tuvo un momento de paz. «El papa Francisco me ha dado alegría.
Hablar con él fue una caricia como si Fabrizio me la hubiera dado. Sentí una
hermosa sensación”.
La
llamada del Pontífice llegó el domingo, en la fiesta de Santa Ana, protectora
de todas las madres. «Creo que fue Fabrizio quien me hizo recibir esta llamada»
el día de Santa Ana. «Es como si quisiera decir a través del Papa -mamá debes
seguir siendo fuerte y no te rindas, el Papa también te lo dice. ¿Quién más que
él?».
Ary Waldir Ramos Díaz
Fuente:
Aleteia