El caso de Meriam, condenada a la horca por supuestamente renegar del islam
e indultada «in extremis», no volverá a repetirse
ASHRAF SHAZLY / AFP |
Después de la
caída del presidente Omar al-Bashir el año pasado, en Sudán se han producido
cambios legales que abren el país a un conjunto de libertades y garantías que
eran impensables durante los tiempos en que estaba gobernado por una ideología
islámica muy estricta.
Entre estas
leyes ahora revisadas se encuentra la abolición de la pena de muerte por
apostasía, así como, por ejemplo, el fin de la flagelación pública. La ley
penal vigente durante la presidencia de al-Bashir preveía la muerte por
lapidación de cualquier persona condenada por apostasía.
En una
entrevista la semana pasada en la televisión de Sudán, el ministro de Justicia
Nasredeen Abdulbari dijo que el gobierno está trabajando para
garantizar «la libertad religiosa y la igualdad en la ciudadanía y el estado de
derecho».
El funcionario
explicó que todos los cambios en curso apuntan a «lograr la igualdad» para
todos bajo la ley y que las declaraciones legales que podrían conducir a
«cualquier tipo de discriminación» o que «violen los derechos humanos» serán
abandonadas.
Todos estos
cambios en el sistema penal sudanés son un signo de esperanza para la comunidad
cristiana. Todavía existe el caso, ampliamente informado en
ese momento, de Meriam Ibrahim, madre cristiana de un niño y embarazada de ocho
meses, que fuera condenada a morir en la horca el 15 de mayo de 2014, por
presuntamente cometer un delito de apostasía del islam.
Meriam, hija de
un padre musulmán y una madre cristiana ortodoxa etíope, se encontró en medio
de un caso que ganó notoriedad internacional gracias a la movilización de
instituciones como la Fundación Ayuda a la Iglesia Necesitada y otros grupos de
derechos humanos.
A pesar afirmar
que siempre había sido cristiana, las autoridades dijeron que ella debería
haber seguido la religión de su padre [quien abandonó a la familia cuando
Meriam era niña]. Le dieron tres días para hacerlo, pero se negó, argumentando
que siempre había sido cristiana y que no podía prescindir o cambiar su fe a
petición de un tribunal.
La sentencia
impuesta a Meriam pronto llamó la atención del mundo. Esta reacción aumentó aún
más cuando se supo que Meriam había dado a luz a su hijo en prisión con las
piernas encadenadas al suelo.
La presión
sobre las autoridades sudanesas continuó, y el 24 de junio de 2014, Meriam
Ibrahim fue puesto en libertad por orden de un tribunal de apelaciones sudanés.
Al día siguiente, cuando ella y su familia estaban a punto de abordar un avión
con destino a los Estados Unidos, fueron arrestados y trasladados del
aeropuerto de Jartum para ser interrogados, debido a que habían falsificado
documentos de viaje.
Meriam Ibrahim
fue liberada nuevamente al día siguiente y se refugió en la embajada de los
Estados Unidos en Jartum con su familia. Aproximadamente un mes después, el 24
de julio de 2014, voló a Roma y se encontró con el Papa Francisco en el
Vaticano. Meriam y su esposo Daniel luego viajaron a los Estados Unidos, donde
viven actualmente.
(Departamento
de información de la Fundación ACS)
Ayuda a la
Iglesia Necesitada
Fuente: Aleteia