La historia y el origen de un signo muy querido por san Francisco
de Asís
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Te habrás preguntado al menos una vez en la vida
por el significado de esa cruz, sólo de madera, con forma de «T» que a menudo
llevan los frailes franciscanos. Con la ayuda del portal San
Francesco Patrono d’Italia intentamos comprender exactamente
de qué se trata.
Origen antiguo
La Tau es la última letra del alfabeto hebreo y
se utilizó con valor simbólico desde
el Antiguo Testamento; se habla de ella en el Libro de Ezequiel: “Recorre toda
la ciudad de Jerusalén y marca con una T la frente de los hombres que
gimen y se lamentan por todas las abominaciones que se
cometen en medio de ella” (Ez 9,4). La Tau es el signo puesto en la frente de los pobres
de Israel, salvándoles así del exterminio.
Fue después
adoptada por los primerísimos cristianos por
un doble motivo:
1. Como
última letra del alfabeto hebreo, era una profecía del último día y tenía la
misma función de la letra griega Omega, como aparece en el Apocalipsis: “Yo soy
el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tiene sed le daré gratis de
la fuente de agua viva… Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último, el
principio y el fin” (Ap 21,6; 22,13).
2. Los
cristianos adoptaron la Tau, porque su forma les recordaba la cruz,
sobre la que Cristo se inmoló para la salvación del mundo.
Lo que no es
La Tau no es un amuleto mágico.
No es un fetiche, ni mucho menos un juguete
cualquiera.
No da buena
suerte ni hay que colgarlo porque “trae el bien».
De qué es signo
Es el signo concreto de una devoción cristiana,
pero sobre todo un compromiso de vida en
el seguimiento de Cristo pobre y crucificado.
Es el signo
de reconocimiento del
cristiano, es decir, el hijo de Dios, del hijo salvado del peligro, del
Salvado. Es un signo de poderosa protección contra el mal (Ez
9,6).
Es un signo
querido por Dios para mí, es un privilegio divino (Ap 9,4; Ap 7,1-4; Ap 14,1).
Es el signo
de los redimidos por el Señor, de los sin mancha,
de quienes se fían de Él, de quienes se reconocen hijos amados y que saben que
son preciosos para Dios (Ez 9,6).
Es símbolo de
la dignidad de
los hijos de Dios, porque es la Cruz que ha sostenido a Cristo.
Es un signo
que me recuerda que debo yo también ser fuerte en las pruebas, dispuesto a la
obediencia del Padre y dócil en la sumisión, como lo fue Jesús a la voluntad
del Padre.
San Francisco y la cruz
San Francisco de Asís, por la semejanza que
la Tau tiene con la cruz, tuvo mucho cariño a este signo, tanto que éste ocupó
un lugar relevante en su vida y también en sus gestos.
En él, el viejo signo profético se
actualiza, se vuelve
a colorear, vuelve a adquirir su fuerza salvadora y expresa la bienaventuranza
de la pobreza, elemento sustancial de la forma de
vida franciscana.
“Con este
sello, san Francisco firmaba cada vez que, bien por necesidad, bien por
espíritu de caridad, firmaba alguna carta” (FF 980); “Con este comenzaba sus
acciones” (FF 1347).
La Tau era
por tanto el signo más querido para Francisco, su sello, el signo
revelador de una convicción espiritual profunda de que sólo en la cruz de
Cristo está la salvación de todo hombre.
Así la Tau,
que tiene a sus espaldas una sólida tradición bíblico-cristiana, fue acogida
por san Francisco en su valor espiritual, y el Santo de Asís se apoderó de ella
de forma tan intensa y total hasta convertirse él mismo, a través de los
estigmas de su carne, al final de sus días, en la Tau
viviente que él tanto había contemplado, dibujado, pero
sobre todo, amado.
¿Por qué de madera?
La madera es un material muy pobre y
dúctil, y los hijos de Dios son llamados a vivir de manera sencilla y en
pobreza de espíritu (Mt.5,3).
La madera es
un material que se trabaja fácilmente, y
también el cristiano bautizado debe dejarse plasmar en la vida de todos los
días por la Palabra de Dios, ser voluntario de su Evangelio.
Corrado
Paolucci
Fuente: Aleteia






