Monja
Mártir, 9 de agosto
Martirologio Romano: Santa Teresa
Benedicta de la Cruz (Edith) Stein, virgen de la Orden de las Carmelitas
Descalzas y mártir, la cual, nacida y educada en la religión judía, después de
haber enseñado filosofía durante algunos años entre grandes dificultades,
recibió por el bautismo la nueva vida en Cristo y la desarrolló bajo el velo de
religiosa, hasta que, en tiempo de un régimen hostil a la dignidad del hombre y
de la fe, fue desterrada y encarcelada, muriendo en la cámara de gas del campo
de exterminio de Oswiecim o Auschwitz, cerca de Cracovia, en Polonia (1942).
Fecha de beatificación: 1 de mayo de 1987
por S.S. Juan Pablo I
Fecha de canonización: 11 de octubre de
1998 por S.S. Juan Pablo II
Etimológicamente: Teresa = Aquella
que es experta en la caza, es de origen griego.
Breve Biografía
Cuando Edith Stein, la última de once hermanos, nació en Breslau el 12 de octubre de 1891, la familia festejaba el Yom Kippur, la mayor fiesta hebrea, el día de la expiación. "Esto hizo, más que ninguna otra cosa, que su madre tuviera una especial predilección por la hija más pequeña". Precisamente esta fecha de su nacimientó fue para la carmelita casi un vaticinio.
El
padre, comerciante de maderas, murió cuando Edith no había cumplido aún dos
años. La madre, una mujer muy religiosa, solícita y voluntariosa, una persona
verdaderamente admirable, al quedarse sola, debió hacer frente tanto al cuidado
de la familia como a la gestión de la gran hacienda familiar; pero no consiguió
mantener en los hijos una fe viva. Edith perdió la fe en Dios. "Con plena
conciencia y por libre elección dejé de rezar".
Obtuvo
brillantemente la reválida en 1911 y comenzó a estudiar germanística e historia
en la Universidad de Breslau, más para tener una base de sustento en el futuro
que por auténtica pasión. Su verdadero interés era la filosofía. Le interesaban
también los problemas de la mujer. Entró a formar parte de la organización
"Asociación Prusiana para el Derecho Femenino al Voto". Más tarde
escribía: " como bachiller y joven estudiante, fui una feminista radical.
Perdí después el interés por este asunto. Ahora voy en busca de soluciones
puramente objetivas".
En
1913, la estudiante Edith Stein se fue a Gottinga para asistir a las clases
universitarias de Edmund Husserl, de quien llegó a ser discípula y asistente,
consiguiendo con él el doctorado. Por aquellos tiempos, Edmund Husserl
fascinaba al público con un nuevo concepto de verdad: el mundo percibido no
solamente existía de forma kantiana, como percepción subjetiva. Sus discípulos
entendían su filosofía como un viraje hacia lo concreto. "Retorno al
objetivismo". Sin que él lo pretendiera, la fenomenología condujo a no
pocos discípulos y discípulas suyos a la fe cristiana. En Gottinga Edith Stein
se encontró también con el filósofo Max Scheler y este encuentro atrajo su
atención sobre el catolicismo. Pero todo esto no la hizo olvidar el estudio con
el que debía ganarse el pan en el futuro y, en 1915, superó con la máxima
calificación el examen de Estado. No obstante, no comenzó el periodo de
formación profesional.
Al
estallar la primera guerra mundial escribía: "ahora ya no tengo una vida
propia". Siguió un curso de enfermería y prestó servicio en un hospital
militar austríaco. Fueron tiempos difíciles para ella. Atendía a los ingresados
en la sección de enfermos de tifus y prestaba servicio en el quirófano, viendo
morir a hombres en la flor de su juventud. Al cerrar el hospital militar en
1916, siguió a Husserl a Friburgo en Brisgovia, donde obtuvo el doctorado
"summa cum laude" con una tesis "Sobre el problema de la empatía
".
Por
aquel tiempo le ocurrió un hecho importante: observó cómo una aldeana entraba
en la Catedral de Frankfurt con la cesta de la compra, quedándose un rato para
rezar. "Esto fue para mí algo completamente nuevo. En las sinagogas y en
las iglesias protestantes que he frecuentado los creyentes acuden a las
funciones. Aquí, sin embargo, una persona entró en la iglesia desierta, como si
fuera a conversar en la intimidad. No he podido olvidar lo ocurrido". En
las últimas páginas de su tesis de doctorado escribió: "ha habido personas
que, tras un cambio imprevisto de su personalidad, han creído encontrar la
misericordia divina". ¿Cómo llegó a esta afirmación?
Edith
Stein tenía gran amistad con el asistente de Husserl en Gottinga, Adolf Reinach
y su esposa. Adolf Reinach muere en Flandes en noviembre de 1917. Edith va a
Gottinga. Los Reinach se habían convertido al Evangelio. Edith tenía cierta
renuencia ante el encuentro con la joven viuda.
Con
gran sorpresa encontró una creyente. "Este ha sido mi primer encuentro con
la cruz y con la fuerza divina que transmite a sus portadores... Fue el momento
en que se desmoronó mi irreligiosidad y brilló Cristo". Más tarde
escribirá: "lo que no estaba en mis planes estaba en los planes de Dios.
Arraiga en mí la convicción profunda de que -visto desde el lado de Dios- no
existe la casualidad; toda mi vida, hasta los más mínimos detalles, está ya
trazada en los planes de la Providencia divina y, ante los ojos absolutamente
clarividentes de Dios, presenta una coherencia perfectamente ensamblada".
En
otoño de 1918, Edith Stein dejó la actividad de asistente de Edmund Husserl
porque deseaba trabajar independientemente. La primera vez que volvió a visitar
a Husserl después de su conversión fue en 1930. Tuvo con él una discusión sobre
la nueva fe de la que la hubiera gustado que participara también él. Tras ello
escribió una frase sorprendente: "Después de cada encuentro que me hace
sentir la imposibilidad de influenciar directamente, se agudiza en mí el
impulso hacia mi propio holocausto".
Edith
Stein deseaba obtener la habilitación para la libre docencia, algo que, por
aquel entonces, era inalcanzable para una mujer. A este respecto, Husserl se
pronunciaba así en un informe: "Si la carrera universitaria se hiciera
accesible a las mujeres, la podría recomendar encarecidamente más que a
cualquier otra persona para el examen de habilitación". Más tarde, sin
embargo, se le negaría la habilitación a causa de su origen judío.
Edith
Stein vuelve a Breslau. Escribe artículos en defensa de la psicología y de las
humanidades. Pero lee también el Nuevo Testamento, Kierkegaard y el opúsculo de
los Ejercicios espirituales de Ignacio de Loyola. Se da cuenta de que un
escrito como éste no se le puede simplemente leer, sino que es necesario
ponerlo en práctica.
En
el verano de 1921 fue durante unas semanas a Bergzabern (Palatinado), a la
finca de la Señora Hedwig Conrad-Martius, una discípula de Husserl. Esta
señora, junto con su esposo, se había convertido al Evangelio. Una tarde Edith
encontró en la biblioteca la autobiografía de Teresa de Ávila. La leyó durante
toda la noche. "Cuando cerré el libro, me dije: esta es la verdad".
Considerando
retrospectivamente su vida, escribía más tarde: "mi anhelo por la verdad
era ya una oración".
En
enero de 1922 Edith Stein se bautizó. Era el día de la Circuncisión de Jesús,
la acogida de Jesús en la estirpe de Abraham. Estaba erguida ante la fuente
bautismal, vestida con el blanco manto nupcial de Hedwig Conrad-Martius, que
hizo de madrina. "Había dejado de practicar mi religión hebrea y me sentía
nuevamente hebrea solamente tras mi retorno a Dios". Ahora tendrá siempre
conciencia, y no sólo intelectualmente, sino de manera tangible, de pertenecer
a la estirpe de Cristo. En la fiesta de la Candelaria, una fiesta cuyo origen se
remonta también al Antiguo Testamento, fue confirmada por el Obispo de Espira
en su capilla privada.
Después
de su conversión, lo primero que hizo fue volver a Breslau. "Mamá, soy
católica". Las dos lloraron. Hedwig Conrad-Martius escribió: "mira,
dos israelitas y en ninguna de ellas hay engaño" (cf. Jn 1, 47).
Inmediatamente
después de su conversión, Edith Stein aspira a entrar en el Carmelo, pero sus
consejeros espirituales, el Vicario general de Espira y el Padre Przywara,
S.J., le impiden dar este paso. Acepta entonces un empleo de profesora de
alemán e historia en el Instituto y seminario para maestros del Convento
dominico de la Magdalena de Espira hasta Pascua de 1931. Por insistencia del
Archiabad Raphael Walzer, del convento de Beuron, hace largos viajes para dar
conferencias, sobre todo sobre temas femeninos.
"Durante
el período inmediatamente precedente y también bastante después de mi
conversión... creía que llevar una vida religiosa significaba renunciar a todas
las cosas terrenas y vivir solamente con el pensamiento puesto en Dios.
Gradualmente, sin embargo, me he dado cuenta de que este mundo exige de
nosotros otras muchas cosas..., creo, incluso, que cuanto más se siente uno
atraído por Dios, más debe "salir de sí mismo", en el sentido de dirigirse
al mundo para llevar allí una razón divina para vivir". Su programa de
trabajo es enorme.
Traduce
las cartas y los diarios del período precatólico de Newmann y la obra
Quaestiones disputatae de veritate de Tomás de Aquino, en una versión muy libre
por amor al diálogo con la filosofia moderna. El Padre Erich Przywara, S.J., la
incitó a escribir también obras filosóficas propias. Aprendió que es posible
"practicar la ciencia al servicio de Dios... sólo por tal motivo he podido
decidirme a comenzar una serie de obras científicas". Encuentra siempre
las fuerzas necesarias para su vida y su trabajo en el convento benedictino de
Beuron, al que va para pasar allí las fiestas más importantes del año
eclesiástico.
En
1931 termina su actividad en Espira. Intenta de nuevo obtener la habilitación
para la libre docencia en Breslau y Friburgo. Todo en vano. Compone entonces
una obra sobre los principales conceptos de Tomás de Aquino: "Potencia y
acción". Más tarde hará de este ensayo una obra mayor, desarrollándola
bajo el título de Endliches und ewiges Sein (Ser finito y Ser eterno) en el
convento de las Carmelitas de Colonia. No fue posible imprimir esta obra
durante su vida.
En
1932 se le asigna una cátedra en una institución católica, el Instituto de
Pedagogía científica de Münster, donde tiene la posibilidad de desarrollar su
propia antropología. Aquí encuentra la manera de unir ciencia y fe, y de hacer
comprensible esta cuestión a otros. Durante toda su vida sólo quiso ser
"instrumento de Dios". "Quien viene a mí, deseo conducirlo a Él
".
En
19331a noche se cierne sobre Alemania. "Había oído ya antes algo sobre las
severas medidas contra los judíos. Pero ahora comencé de pronto a entender que
Dios había puesto una vez más su pesada mano sobre su pueblo y que el destino
de este pueblo era también el mío". El artículo de la ley de los nazis
sobre la raza ariana hizo imposible que continuara su actividad docente.
"Si aquí no puedo continuar, en Alemania ya no hay posibilidades para mí
". "Me había convertido en una extranjera en el mundo".
El
Archiabad Walzer, de Beuron, ya no le impidió entrar en un convento de
Carmelitas. Durante el tiempo que estuvo en Espira había hecho ya el voto de
pobreza, castidad y obediencia. En 1933 se presenta a la Madre Priora del
Monasterio de Carmelitas de Colonia. "Solamente la pasión de Cristo nos
puede ayudar, no la actividad humana. Mi deseo es participar en ella".
Una
vez más Edith fue a Breslau para despedirse de su madre y de la familia. El 12
de octubre fue el último día que pasó en su casa, el día de su cumpleaños y, a
la vez, la fiesta hebrea de los tabernáculos. Edith acompaña a su madre a la
sinagoga. Fue un día nada fácil para las dos mujeres. "¿Por qué la has
conocido (la fe cristiana)? No quiero decir nada contra Él. Habrá sido un
hombre bueno. Pero ¿por qué se ha hecho Dios? " . Su madre lloró. A la
mañana siguiente Edith tomó el tren para Colonia. "No podía tener una
alegría arrebatadora. Era demasiado tremendo lo que dejaba atrás. Pero yo
estaba tranquilísima, en el puerto de la voluntad de Dios". Cada semana
escribirá después una carta a su madre. No recibirá respuesta. Su hermana Rosa
le mandará noticias de casa.
El
14 de octubre Edith Stein entra en el monasterio de las Carmelitas de Colonia.
En 1934, el 14 de abril, tuvo lugar la ceremonia de toma de hábito. El
Archiabad de Beuron celebró la misa. Desde aquel momento Edith Stein llevará el
nombre de Sor Teresa Benedicta de la Cruz.
Escribe
en 1938: "bajo la Cruz entendí el destino del pueblo de Dios que entonces
(1933) comenzaba a anunciarse. Pensaba que entendiesen que se trataba de la
Cruz de Cristo, que debían aceptarla en nombre de todos los demás. Es verdad
que hoy entiendo mejor estas cosas, lo que significa ser esposa del Señor bajo
el signo de la Cruz. Aunque ciertamente nunca será posible comprender todo
esto, puesto que es un secreto". El 21 de abril de 1935 hizo los votos
temporales. El 14 de septiembre de 1936, en el momento de renovar los votos,
murió su madre en Breslau. "Hasta el último momento mi madre ha
permanecido fiel a su religión. Pero, puesto que su fe y su firme confianza en
su Dios... fue lo último que permaneció vivo en su agonía, confío en que haya
encontrado un juez muy clemente y que ahora sea mi más fiel abogada, para que
también yo pueda llegar a la meta".
En
el recordatorio de su profesión perpetua, el 21 de abril de 1938, hizo imprimir
las palabras de San Juan de la Cruz, al que dedicará su última obra: "que
ya sólo en amar es mi ejercicio ".
La
entrada de Edith Stein en el convento de las Carmelitas no fue una huida.
"Quien entra en el Carmelo no se pierde para los suyos, sino que le tienen
aún más cercano; y esto porque nuestra profesión es la de dar cuenta de todos a
Dios ". Dio cuenta a Dios sobre todo de su pueblo.
"Pienso
continuamente en la reina Ester, que fue sacada de su pueblo para dar cuenta
ante el rey. Yo soy una pequeña y débil Ester, pero el Rey que me ha elegido es
infinitamente grande y misericordioso. Esto es un gran consuelo "
(31.10.1938).
El
9 de noviembre de 1938 se puso de manifiesto ante todo el mundo el odio que
tenían los nazis a los judíos. Arden las sinagogas, se siembra el terror entre
las gentes judías. La Madre Superiora de las Carmelitas de Colonia hace todo lo
posible para llevar al extranjero a Sor Teresa Benedicta de la Cruz. La noche
de fin de año de 1938 cruza la frontera de los Países Bajos y la llevan al
monasterio de Carmelitas de Echt, en Holanda. Allí redacta su testamento el 9
de junio de 1939.
"Ya
desde ahora acepto con gozo, en completa sumisión y según su santísima
voluntad, la muerte que Dios me haya destinado. Ruego al Señor que acepte mi
vida y muerte... de manera que el Señor sea reconocido por los suyos y que su
Reino venga con toda su magnificencia para la salvación de Alemania y la paz
del mundo... ".
Ya
en el monasterio de Carmelitas de Colonia, a Edith Stein se le había dado
permiso para dedicarse a las obras científicas. Allí había escrito, entre otras
cosas, De la vida de una familia judía. "Deseo narrar simplemente lo que
he experimentado al ser hebrea". Ante "la juventud que hoy es educada
desde la más tierna edad en el odio a los judíos..., nosotros, que hemos sido
educados en la comunidad hebrea, tenemos el deber de dar testimonio".
En
Echt, Edith Stein escribirá a toda prisa su ensayo sobre Juan de la Cruz, el
místico doctor de la Iglesia, con ocasión del cuatrociento aniversario de su
nacimiento, 1542-1942. En 1941 escribía a una religiosa con quien tenía
amistad: "una scientia crucis (la ciencia de la cruz) solamente puede ser
entendida si se lleva todo el peso de la cruz. De ello estaba convencida ya
desde el primer instante y de todo corazón he pronunciado: Ave, Crux, Spes
unica (te saludo, Cruz, única esperanza nuestra)". Su estudio sobre San
Juan de la Cruz lleva como subtítulo: " La ciencia de la Cruz ".
El
2 de agosto de 1942 llega la Gestapo. Edith Stein se encuentra en la capilla
con las otras Hermanas. En cinco minutos debe presentarse, junto con su hermana
Rosa, que se había bautizado en la Iglesia Católica y prestaba servicio en las
Carmelitas de Echt. Las últimas palabras de Edith Stein que se oyen en Echt
están dirigidas a Rosa: "Ven, vayamos, por nuestro pueblo".
Junto
con otros muchos otros judíos convertidos al cristianismo, las dos mujeres son
llevadas al campo de concentración de Westerbork. Se trataba de una venganza
contra el comunicado de protesta de los obispos católicos de los Países Bajos
por los progromos y las deportaciones de los judíos. "Jamás había pensado
que los seres humanos pudieran llegar a ser así, y tampoco podía pensar que mis
hermanas y hermanos debieran sufrir así... cada hora rezo por ellos. ¿Oirá Dios
mi oración? En todo caso, oye ciertamente sus lamentos". El Prof. Jan
Nota, cercano a ella, escribirá más tarde: "para mí, ella es, en un mundo
de negación de Dios, una testigo de la presencia de Dios".
Al
amanecer del 7 de agosto sale una expedición de 987 judíos hacia Auschwitz. El
9 de agosto Sor Teresa Benedicta de la Cruz, junto con su hermana Rosa y muchos
otros de su pueblo, murió en las cámaras de gas de Auschwitz.
Con
su beatificación en Colonia el 1 de mayo de 1987, la Iglesia rindió honores,
por decirlo con palabras del Sumo Pontífice Juan Pablo II, a "una hija de
Israel, que durante la persecución de los nazis ha permanecido, como católica, unida
con fe y amor al Señor Crucificado, Jesucristo, y, como judía, a su pueblo
".
El milagro para su
canonización
Diez
años después de la beatificación, en 1997, Teresa Benedicta McCarthy, una
pequeña niña de la ciudad de Boston, en Estados Unidos, fue diagnosticada con
un grave e irreversible caso de daño hepático luego de consumir una fuerte
dosis de medicamentos, se recuperó repentinamente apenas sus padres oraron a
Edith Stein.
Este
hecho, completamente documentado, fue reconocido oficialmente como un milagro,
abriendo así el camino para la canonización.
Fuente: Vatican.va