Mons.
Demetrio Fernández, Obispo de Córdoba (España) habla en su carta semanal sobre
el perdón, que tiene su fundamento en el perdón que nosotros hemos recibido de
Dios
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| Imagen referencial. Crédito: Pixabay |
“Por
parte de Dios hemos sido perdonados hasta la saciedad, y no hemos de olvidarlo
nunca, porque aquí está el argumento para que nosotros podamos perdonar a los
demás hasta setenta veces siete, es decir, sin límite”, asegura.
Ese
es, según afirma Mons. Fernández, “el núcleo del evangelio, el tema del perdón
a quienes nos ofenden, que lleva incluso al amor a los enemigos. No hay
doctrina más sublime en ninguna cultura ni en ninguna religión”.
“Perdonar,
perdonar siempre es la quintaesencia del cristianismo, es el amor más refinado.
Es lo que ha hecho Jesús hasta dar la vida por nosotros. Quien recibe el
Espíritu de Jesús, lleva en su alma este impulso a perdonar, como lo hizo él.
Tenemos que ejercitarnos en ello, porque no sale espontáneo de la carne ni de la
sangre”, aseguró.
En
ese sentido, Mons. Fernández recuerda que ese concepto ha quedado “plasmado en
la oración principal del cristiano, el Padrenuestro”.
“Hay
una correlación entre el perdón recibido y el perdón ofrecido, en ambas
direcciones. Perdonar a los que nos ofenden nos capacita para recibir el perdón
de Dios. Y al mismo tiempo, cuanto más recibimos el perdón de Dios y más
conscientes nos hacemos del perdón que recibimos, más nos capacitamos para
perdonar a los demás”, asegura.
Y
recuerda que “en cualquier caso, sería una grave injusticia que no perdonáramos
a los demás, cuando nosotros somos perdonados continuamente”.
El
Obispo de Córdoba explica que el perdón cristiano “no es simple cuestión de
cortesía” porque “cuando Dios nos perdona, nos devuelve con creces los dones
rechazados por el pecado, por las ofensas a él.”
“Es
decir, Dios se complace en volver a darnos lo que antes habíamos rechazado,
incluso aumentándolo. Nos lo devuelve con creces. Y cuando nosotros perdonamos
movidos por este mismo Espíritu Santo, nos hacemos capaces de restaurar en el
otro lo que él ha perdido por la ofensa al hermano”, apunta.
Por
eso subraya que la vida cristiana “es un camino de perdón continuo, puesto que
somos débiles, pecadores y rompemos la alianza con Dios y el amor debido a los
hermanos”.
Y
anima a construir esa “dinámica de perdón” en nuestra sociedad, porque “sólo
las fuerzas humanas no serían capaces de este programa de perdón”, pero
recibiendo a raudales el perdón de Dios y su gracia, nos vamos capacitando para
perdonar a los demás. Y qué hondamente contentos nos sentimos al ser perdonados
por Dios y por los demás, qué satisfacción la de poner perdonar a los hermanos
hasta setenta veces siete”.
Puede
leer la carta íntegra AQUÍ.
Fuente:
ACI Prensa






