10. Sábado de la XXVII semana del Tiempo Ordinario

Evangelio según Lucas 11,
27-28
En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba a la gente, una mujer de entre el gentío, levantando la voz, le dijo:
«Bienaventurado el vientre que te llevó y los pechos que te criaron».
Pero él dijo:
«Mejor, bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios
y la cumplen».
PALABRAS DEL SANTO PADRE
Qué gracia cuando un cristiano se
convierte verdaderamente en un «cristo-foro», es decir ¡«portador de Jesús» por
el mundo! Sobre todo por quienes están atravesando situaciones de luto, de
desesperación, de tinieblas y de odio. Y esto se entiende a través de muchos
pequeños detalles particulares: por la luz que un cristiano custodia en sus
ojos, por el fondo de serenidad que no queda mermado ni siquiera en los días
más complicados, por las ganas de querer bien incluso cuando se sufren muchas
desilusiones. En el futuro, cuando se escriba la historia de nuestros días,
¿qué se dirá de nosotros? ¿Que hemos sido capaces de esperanza, o que hemos
ocultado nuestra luz? Si seremos fieles a nuestro Bautismo, difundiremos la luz
de la esperanza, el Bautismo es el inicio de la esperanza, la esperanza de Dios
y podremos transmitir a las generaciones futuras razones de vida. (AUDIENCIA
GENERAL 2 de agosto de 2017)
Vatican News





