
En aquel tiempo, Jesús dijo: “¡Ay de ustedes, fariseos,
porque pagan diezmos hasta de la hierbabuena, de la ruda y de todas las
verduras, pero se olvidan de la justicia y del amor de Dios! Esto debían
practicar sin descuidar aquello. ¡Ay de ustedes, fariseos, porque les gusta
ocupar los lugares de honor en las sinagogas y que les hagan reverencias en las
plazas! ¡Ay de ustedes, porque son como esos sepulcros que no se ven, sobre los
cuales pasa la gente sin darse cuenta!”
Entonces tomó la palabra un doctor de la ley y le dijo:
“Maestro, al hablar así, nos insultas también a nosotros”. Entonces Jesús le
respondió: “¡Ay de ustedes también, doctores de la ley, porque abruman a la
gente con cargas insoportables, pero ustedes no las tocan ni con la punta del
dedo!”
PALABRAS DEL SANTO PADRE
El mundo tiene necesidad de hombres y mujeres no cerrados,
sino llenos de Espíritu Santo. El estar cerrados al Espíritu Santo no es
solamente falta de libertad, sino también pecado. Existen muchos modos de
cerrarse al Espíritu Santo: en el egoísmo del propio interés, en el legalismo
rígido, etc., etc. (...) El mundo necesita los frutos y los dones del Espíritu
Santo, como enumera san Pablo: «amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad,
bondad, lealtad, modestia, dominio de sí» (Ga 5, 22). (SANTA MISA EN LA
SOLEMNIDAD DE PENTECOSTÉS 24 de mayo de 2015)
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