15.10.20

EVANGELIO DEL DÍA

15 Jueves. Santa Teresa de Jesús, virgen y doctora de la Iglesia

Lectura del santo evangelio según san Mateo 11, 25-30

En aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo:

«Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.

Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».

Comentario

Venid a mí

El Evangelio de hoy resalta tres aspectos fundamentales: la oración agradecida: “te bendigo Padre”, el reconocimiento de que todo procede de Dios-Padre, y la invitación a ir a descansar junto al maestro, asumiendo su yugo y su carga.

Una bendición porque la revelación de Dios, la Sabiduría auténtica, fructifica en las personas de corazón sencillo y abierto al querer de Dios. Jesús al manifestar que todo proviene del Padre, también expresa el vínculo tan íntimo y especial que existe entre ellos. Y la llamada a confiar plenamente en Él, rebasa todas las expectativas humanas ante las dificultades y problemas. El yugo y la carga que provienen de la opción de ser discípulos, discípulas… es leve, porque pertenecen al ámbito del compromiso desinteresado y generoso, del ámbito del Amor.

En Teresa de Jesús, encontramos un camino de santidad, es decir, de seguimiento radical, forjado por la búsqueda de un Dios que se hace presente entre los pucheros, en lo más sencillo y cotidiano.  Su vida manifiesta que, a partir del encuentro personal con el Maestro, surge una confianza plena, incluso en las circunstancias más adversas: “Nada te turbe, nada te espante (…) quien a Dios tiene, nada le falta”. Y eso sí, esta gran mujer llevó adelante la misión que Dios le confió con “determinada determinación”, rebasando todas las expectativas humanas ante las dificultades y problemas. La radicalidad en nuestro compromiso evangélico es posible, podemos ir hasta Él sin miedo, porque Él nunca falla.

Hna. Ana Belén Verísimo García OP

Fuente: Dominica de la Anunciata
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