
El
Padre Francisco Díaz comparte su comentario del Evangelio del domingo 18 de
octubre (Mt 22, 15-21) que narra la parábola de los malvados que intentan
engañar a las personas honestas.
El texto del Evangelio se divide en dos
partes; primero, la pregunta malintencionada de los fariseos y de los
herodianos (22,15-17) y, en un segundo momento, la respuesta de Jesús
(22,18-21). En el capítulo precedente (21), Jesús es aclamado por la gente en
Jerusalén y, como consecuencia de su predicación, se multiplican las
discusiones con las autoridades religiosas quienes incluso intentan
encarcelarlo (Mt 21,45-46).
Este es el contexto desde el cual los
fariseos y los herodianos le preparan una trampa. Le preguntan acerca del
tributo que se paga a los romanos, tema polémico que dividía a la opinión
pública y, por lo tanto, era muy fácil acusar a Jesús y hacer que quedara
mal ante una buena parte de sus seguidores.
Jesús no se deja engañar. Responde con
una pregunta y, con esta técnica, pretende dejar en evidencia la maldad de
sus interlocutores. Toma una moneda y les pregunta: “¿De quién es esta
imagen y la inscripción?” Ellos responden: “¡Del César!”. Y Jesús
concluye diciendo: “Den al César lo que es del César, y a Dios lo que es
de Dios”.
Las autoridades religiosas de hecho
reconocían la autoridad del César. Usaban sus monedas para comprar, vender y
para pagar el tributo al Templo. En cierto sentido ya le daban al César lo que
era del César, pero, por sus mentiras e hipocresía, parece que olvidaron que
también debían darle a Dios lo que era de Dios.
El Evangelio de hoy nos pregunta también
a nosotros; ¿le damos a Dios lo que le corresponde?, entiéndase practicar la
justicia, ser misericordiosos e intentar hacer vida los valores del
Evangelio.
Francisco
Díaz SJ
Vatican News