18.10.20

EVANGELIO DEL DÍA

XXIX Domingo del Tiempo Ordinario: los malvados intentan engañar

Evangelio según san Mateo 22, 15-21.

En aquel tiempo, se retiraron los fariseos y llegaron a un acuerdo para comprometer a Jesús con una pregunta.

Le enviaron algunos discípulos suyos, con unos herodianos, y le dijeron:

«Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad, sin que te importe nadie, porque no te fijas en apariencias. Dinos, pues, qué opinas:

¿es lícito pagar impuesto al César o no?».

Comprendiendo su mala voluntad, les dijo Jesús:

«Hipócritas, ¿por qué me tentáis? Enseñadme la moneda del impuesto».

Le presentaron un denario.

Él les preguntó:

«De quién son esta imagen y esta inscripción?».

Le respondieron:

«Del César».

Entonces les replicó:

«Pues dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios».

Comentario

El Padre Francisco Díaz comparte su comentario del Evangelio del domingo 18 de octubre (Mt 22, 15-21) que narra la parábola de los malvados que intentan engañar a las personas honestas.

El texto del Evangelio se divide en dos partes; primero, la pregunta malintencionada de los fariseos y de los herodianos (22,15-17) y, en un segundo momento, la respuesta de Jesús (22,18-21). En el capítulo precedente (21), Jesús es aclamado por la gente en Jerusalén y, como consecuencia de su predicación, se multiplican las discusiones con las autoridades religiosas quienes incluso intentan encarcelarlo (Mt 21,45-46).

Este es el contexto desde el cual los fariseos y los herodianos le preparan una trampa. Le preguntan acerca del tributo que se paga a los romanos, tema polémico que dividía a la opinión pública y, por lo tanto, era muy fácil acusar a Jesús y hacer que quedara mal ante una buena parte de sus seguidores.

Jesús no se deja engañar. Responde con una pregunta y, con esta técnica, pretende dejar en evidencia la maldad de sus interlocutores. Toma una moneda y les pregunta: “¿De quién es esta imagen y la inscripción?” Ellos responden: “¡Del César!”. Y Jesús concluye diciendo: “Den al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios”.

Las autoridades religiosas de hecho reconocían la autoridad del César. Usaban sus monedas para comprar, vender y para pagar el tributo al Templo. En cierto sentido ya le daban al César lo que era del César, pero, por sus mentiras e hipocresía, parece que olvidaron que también debían darle a Dios lo que era de Dios.

El Evangelio de hoy nos pregunta también a nosotros; ¿le damos a Dios lo que le corresponde?, entiéndase practicar la justicia, ser misericordiosos e intentar hacer vida los valores del Evangelio.



Francisco Díaz SJ

Vatican News

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