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Oficina de información del Opus Dei |
El nacimiento de la Obra (Opus Dei) tuvo lugar en Madrid (España) en 1928, mientras Escrivá estaba haciendo sus ejercicios espirituales.
Había ido a la Residencia de los misioneros de san Vicente de Paul y allí iba a retirarse entre los días 30 de septiembre y 6 de octubre.
Un recuerdo muy preciso
El mismo san Josemaría narró el suceso
en algunas ocasiones y en él se ve el vínculo con los ángeles custodios,
ya que la Iglesia celebra su fiesta el día 2 de octubre. En una meditación
del 14 de noviembre de 1964 lo recordó así:
«(…) Y llegó el 2 de octubre de 1928. Yo
hacía unos días de retiro, porque había que hacerlos, y fue entonces cuando
vino al mundo el Opus Dei. Aún resuenan en mis oídos las campanas de
la iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles, festejando a su
Patrona.»
«Me arrodillé»
En sus apuntes íntimos, Escrivá dio
algunos detalles de cómo habían sido esos momentos. Había celebrado la misa y
se encontraba recogido en su habitación, rezando y meditando notas que había
ido recogiendo en los diez años anteriores:
«Recibí
la iluminación sobre toda la Obra, mientras leía aquellos
papeles. Conmovido me arrodillé ‑estaba solo en mi
cuarto, entre plática y plática‑ di gracias al Señor, y recuerdo con emoción el tocar
de las campanas de la parroquia de N. Sra. de los Ángeles. (…
) recopilé con alguna unidad las notas sueltas, que hasta entonces venía
tomando. (…) Desde aquel día el borrico sarnoso se dio cuenta de la
hermosa y pesada carga que el Señor, en su bondad inexplicable, había puesto
sobre sus espaldas. Ese día el Señor fundó su Obra.»
Devoción a los ángeles
La espiritualidad del Opus Dei
promueve entre los laicos la búsqueda de la santidad (algo que los primeros
cristianos ya hacían, pero había quedado desdibujado en la historia de la
Iglesia).
En ese camino
está presente la devoción a los ángeles custodios.
San Josemaría invita a tener trato frecuente con ellos,
a confiar
en su ayuda en todo tipo de situaciones: al rezar, en el trato
apostólico con otras personas, al asistir a misa, al desempeñar el trabajo, al
cuidar a otras personas…
En el punto
562 del libro Camino, san Josemaría escribe:
«Ten
confianza con tu Ángel Custodio. —Trátalo como un
entrañable amigo —lo es— y él sabrá hacerte mil servicios en los asuntos
ordinarios de cada día.»
Como curiosidad, una de las campanas
de la iglesia
de Nuestra Señora de los Ángeles de Madrid se encuentra
hoy en el santuario de Torreciudad (que
también está dedicado a esta advocación mariana).
Dolors Massot
Fuente: Aleteia