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Orbis-Mediaevalis-(CC-BY-SA-4.0) |
Los santos a los que se hace honor en
estas fiestas son los hermanos san Valentín y san Engracia, a la vez ellos son
hermanos de otro santo muy conocido del lugar, san Frutos el eremita.
Los santos vivieron a mediados del
siglo VIII, la leyenda cuenta que a diferencia de Frutos que murió en paz
sobre, poco después de la invasión de los árabes, donde intervino de alguna
manera para convertir algunos mahometanos que se aproximaron a su entorno; su
hermano Valentín y su hermana Engracia murieron decapitados por los moros, que
les cortaron la cabeza por no querer renegar de su fe.
Otra leyenda pero ocho siglos después, cuenta que en la comarca
hubo una gran sequía, y las gentes del lugar con grandes ruegos pidieron a los
santos un milagro. Fue entonces que decidieron llevar las cabezas de los santos
y “mojarlas” dónde fueron encontradas, a las pocas horas empezó a caer una
lluvia tan copiosa que arrancaba lágrimas de júbilo a todos los creyentes.
A partir de entonces cada vez que hay
una sequía no solo en Caballar sino también en los pueblos limítrofes como
Turégano, Fuentepelayo y Pedraza, con el permiso del obispo se inicia una serie
de rezos con la misa incluida, se mojan las cabezas de los santos en la fuente
y con el agua se riega los campos para que llueva y tener una buena cosecha.
Mientras la gente grita: ¡ Agua santos
benditos. Agua para los campos !, el sacerdote introduce por tres veces en el
agua que mana de la tierra las cabezas de los santos. Dicen que en el momento
que las cabezas tocan el agua éstas, toman un color rojizo, como de carne
humana, y desprenden un calor muy fuerte. Esto parece tener una explicación
científica, ya que las sales del organismo presentes en los huesos, que al
contacto con el agua produzca ese color rojizo.
Los cráneos eran introducidos en una
cesta de mimbre o en un pañal blanco dentro del agua para que no caiga ningún
fragmento de los huesos, pues cuenta también la tradición que si cae algún
trozo al agua (como ocurrió en una ocasión) no dejaría de llover hasta que no
fuera encontrado y sacado del agua.
Hasta ahora se hicieron 33 mojadas, de
las cuáles llovió 29. Cuentan que después de una de esas mojadas, llovió
incesantemente por días y días, esto fue porque en la fuente había quedado un
pequeño trozo de las reliquias de los santos, desde entonces toman las
precauciones necesarias para que no ocurra de nuevo.
Fuente: Aleteia