![]() |
| Joan Roig Diggle |
Joan es un testimonio
de amor a Cristo y a los hermanos
En su homilía, el Arzobispo de Barcelona recordó que, hace más de un año atrás, concretamente el día 3 de octubre de 2019, “el Papa Francisco nos sorprendió gratamente con la aprobación del Decreto de Beatificación de un joven de nuestra archidiócesis: Joan Roig Diggle”.
¿Quién fue Joan Roig
Diggle?
El
Cardenal Juan José Omella destacó los rasgos característicos de Joan Roig
Diggle y la de su familia, una familia “profundamente creyente”, que tuvo
cuatro hijos a los que supieron dar una sólida educación cristiana. Nuestro
joven mártir fue bautizado en la parroquia de la Purísima Concepción de
Barcelona en 1917 y recibió el sacramento de la confirmación nueve años más
tarde. Desde pequeño, el joven beato tuvo la ilusión de llegar a ser un día un
sacerdote enamorado de la Eucaristía y un apóstol de los obreros. Quería estar
con ellos, para conocerlos, amarlos y llevarles la Buena Noticia de Cristo.
Joan era, según Mn. Pere Llumà, su director espiritual, un «revolucionario cristiano».
En palabras del Papa Francisco podemos decir que Joan aceptó la invitación de
Cristo para unirse a la «revolución de la ternura» (EG 88).
Respondió
con amor y perdón a la violencia recibida
Asimismo,
el Arzobispo de Barcelona señaló que, debido a su delicada situación económica,
la familia del beato se instaló en el pueblo del Masnou para reducir gastos y
esto llevo a Joan a abandonar el proyecto de ser ordenado sacerdote. Fue allí
donde se convirtió en miembro de la Federació de Joves Cristians de Catalunya y
colaboró activamente en la comunidad parroquial de Sant Pere del Masnou. Es
también en el Masnou cuando, la noche del 11 al 12 de septiembre de 1936, fue
apresado por un grupo de milicianos y conducido al cementerio de Santa Coloma
de Gramenet. Fue allí donde recibió la palma del martirio. Sin embargo,
respondió con amor y perdón a la violencia recibida. Cuenta uno de los
testimonios de su muerte que cuando Joan supo que lo iban a matar dijo a los
milicianos: «Que Dios os perdone como yo os perdono».
¿Qué
podemos aprender del testimonio de Joan?
Joan Roig,
subrayó el Purpurado, puede ser un modelo de vida cristiana para los jóvenes y
adultos de nuestra sociedad. Su testimonio puede suscitar en nosotros el deseo
de seguir a Cristo con alegría y generosidad. “La profunda amistad con Dios, la
oración, la vida Eucarística, una fe vivida en comunidad, su sensibilidad ante
las injusticias de su tiempo y el ardor apostólico de nuestro joven beato –
resaltó el Cardenal Omella – nos unirán más a Cristo y a su Evangelio”. Por
ello, afirmó el Purpurado, podemos decir que nuestro joven mártir supo
reconocer «la existencia de un anhelo de justicia social» en el seno de la
sociedad. Joan, consciente de esta situación, similar a la que actualmente nos
toca vivir, quería transformar la sociedad, pero no desde la violencia, sino
desde el Evangelio que se concreta en la Doctrina Social de la Iglesia.
Joan,
testimonio de amor y perdón
“Joan fue
un hombre de acción y de oración, un verdadero testimonio del amor a Dios y a
los hermanos. Su unión a Dios – resaltó el Cardenal Omella – le llevó a
entregar la propia vida tal como lo hizo Cristo”. Incluso en el momento más
duro de su vida, Joan dio testimonio del Evangelio. Habló de Cristo a aquellos
que lo iban a matar. Los mismos que le dieron muerte quedaron impresionados por
la serenidad y por el coraje de su testimonio: «aquel joven rubio era un
valiente». Este hermano nuestro tenía puesta la confianza en el Señor. Él
acogió con fe la promesa de vida eterna y creyó que el perdón y la ternura del
Padre eran más fuertes que la muerte. Su testimonio, tal como hemos escuchado
en la Carta a los romanos nos enseña que nada podrá separarnos jamás del amor
Dios que se ha manifestado en Jesucristo (cf. Rom 8.39).
Todos
estamos llamados a ser santos, como lo fue Joan
Finalmente,
el Arzobispo de Barcelona recordó que, todos, como Joan, estamos llamados a ser
santos, cada uno por el camino y vocación que Dios le propone. El Señor nos
invita a ser testigos de nuestra fe en la vida cotidiana. “Atrevámonos, como
Joan, a estar bien fundamentados en Cristo para ofrecer el amor de Dios
Trinidad a nuestros hermanos. Seamos, como proclama el Evangelio de hoy, buena
semilla que dé fruto abundante. Jesús no nos dejará nunca. Él estará siempre a
nuestro lado para compartir con nosotros su vida resucitada”. “Que nuestro
nuevo beato – concluyo el Cardenal Omella – interceda por nosotros y nos
acompañe desde el cielo. Que María, madre de la Iglesia, nos ayude a denunciar
las injusticias y a ser revolucionarios de la ternura, del perdón y de la
alegría de Dios”.
Vatican News






