25 Miércoles de la semana XXXIV del Tiempo Ordinario
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus
discípulos: “Los perseguirán y los apresarán, los llevarán a los tribunales y a
la cárcel, y los harán comparecer ante reyes y gobernantes por causa mía. Con
esto ustedes darán testimonio de mí.
Grábense bien que no tienen que
preparar de antemano su defensa, porque yo les daré palabras sabias, a las que
no podrá resistir ni contradecir ningún adversario de ustedes.
PALABRAS DEL SANTO PADRE
La única fuerza del cristiano es
el Evangelio. En los tiempos de dificultad, se debe creer que Jesús está
delante de nosotros, y no cesa de acompañar a sus discípulos. La persecución no
es una contradicción al Evangelio, sino que forma parte de él: si han
perseguido a nuestro Maestro, ¿cómo podemos esperar que nos sea evitada la
lucha? Pero en medio del torbellino, el cristiano no debe perder la esperanza,
pensando en haber sido abandonado. [...] Efectivamente, en medio de nosotros
hay alguien que es más fuerte que el mal, más fuerte que las mafias, que los
entramados oscuros, que quien se lucra sobre la piel de los desesperados, que
el que aplasta a los demás con prepotencia... Alguno que escucha desde siempre
la voz de la sangre de Abel que grita desde la tierra. Los cristianos entonces
deben hacerse encontrar siempre “en el otro lado” del mundo, el elegido por
Dios: no perseguidores, sino perseguidos; no arrogantes, sino dóciles; no
vendedores de humo, sino sometidos a la verdad; no impostores, sino honestos. AUDIENCIA
GENERAL 28 de junio de 2017
Vatican News