30 Lunes. San Andrés, apóstol
Una vez que Jesús caminaba por
la ribera del mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado después Pedro,
y Andrés, los cuales estaban echando las redes al mar, porque eran pescadores.
Jesús les dijo: “Síganme y los haré pescadores de hombres”. Ellos inmediatamente
dejaron las redes y lo siguieron.
Pasando más adelante, vio a
otros dos hermanos, Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que estaban con su padre
en la barca, remendando las redes, y los llamó también. Ellos, dejando
enseguida la barca y a su padre, lo siguieron.
PALABRAS DEL SANTO PADRE
La llamada de Jesús llega en
plena actividad de cada día: el Señor se nos revela no de manera extraordinaria
o asombrosa, sino en la cotidianidad de nuestra vida. Ahí debemos encontrar al
Señor; y ahí Él se revela, hace sentir su amor a nuestro corazón; y ahí —con
este diálogo con Él en la cotidianidad de nuestra vida— cambia nuestro corazón.
La respuesta de los cuatro pescadores es rápida e inmediata: «al instante,
dejando las redes, le siguieron» (Mt 4, 20). ÁNGELUS 22 de enero de
2017
Vatican News