El Cardenal Carlos Osoro, Arzobispo de Madrid (España), presidió este 9 de noviembre la Misa solemne por la festividad de la Virgen de la Almudena, patrona de la Arquidiócesis
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Cardenal Osoro en Misa de la Virgen de la Almudena. Foto: Ignacio Arregui / Arquidiócesis de Madrid |
En su homilía, el Cardenal Osoro dijo que la pandemia del
coronavirus “afecta a la humanidad entera y también a nuestra ciudad” y
reconoció “hoy hay sufrimiento en Madrid por las numerosas muertes en este
tiempo, así como por la crisis económica y social”.
Por ello, el Arzobispo de Madrid señaló que “como tantas veces
hemos hecho en nuestra historia, pedimos a nuestra Madre ayuda y protección.
Renovamos aquel voto de hace siglos y decimos: ‘Santa María, en este momento difícil que atravesamos, acude
en nuestra ayuda’. Como en las bodas de Caná, pídele a tu
Hijo Jesucristo que intervenga y venga en nuestra ayuda”.
En esta línea, el Cardenal Osoro invitó a “recibir a María en
nuestra casa, en nuestra vida, en estos momentos que estamos viviendo de
pandemia” con: confianza, compromiso y valentía y pasión.
“Confianza para prestar la vida. Compromiso por salir a
encontrarnos con todos los hombres y muy especialmente con quienes más lo
necesitan. Valentía y pasión por vivir sintiéndonos hijos y hermanos”, explicó.
Asimismo, el Arzobispo de Madrid destacó que el COVID-19 “ha
dejado al descubierto nuestras falsas seguridades” por lo que exhortó a ser
“humildes para reconocerlo” y describió que la pandemia “ha sacado a flote
otras patologías sociales más amplias como la visión distorsionada de la
persona, que muy a menudo ignora su dignidad y su relacionalidad, o la mirada
que tenemos hacia los otros como objetos para usar y descartar”.
“La Virgen
María nos está invitando a conocer la dignidad de cada persona desde el inicio
de la vida hasta la muerte. Somos llamados a hacer renacer
un deseo mundial de fraternidad y de respeto a la vida. Mirémonos unos a otros.
Abramos nuestra vida a todos y a todos los momentos de la vida del ser humano.
No somos dueños; no seamos solamente consumidores o espectadores”, advirtió.
En este sentido, el Cardenal Osoro indicó que “en esta situación
de pandemia el Señor nos pide que curemos el mundo” porque “nos encontramos con
heridas profundas, con nuestras vulnerabilidades, con muchas muertes y la
enfermedad, con incertidumbres a causa de los problemas socioeconómicos, que
golpean especialmente a los más pobres” por lo que subrayó que “es necesario
que tengamos la mirada fija en Alguien que nos ofrece una nueva manera de vivir
y de estar entre nosotros, que nos abre nuevos horizontes”.
“Es cierto que el coronavirus no hace acepción de personas, pero
ha encontrado en su camino devastador grandes desigualdades y discriminación y
las ha incrementado. Por eso, la
respuesta a la pandemia es doble: hay que encontrar la cura,
pero también hay que combatir la injusticia social y la marginación. En esta
respuesta de sanación hay una elección que no puede faltar: la opción
preferencial por los pobres, que no es una opción política ni ideológica, ni de
partidos, sino que es la opción que está en el centro del Evangelio, en el
centro del anuncio de Jesús. De esta crisis debemos salir mejores; tenemos la
ocasión para construir algo diferente”, señaló el Arzobispo.
De este modo, el Cardenal Osoro pidió “evitemos actitudes cerradas
e intolerantes: todos somos hijos de Dios y, por ello, hermanos. Sentémonos a
escuchar al otro, algo clave en el encuentro humano y así en el camino de la
fraternidad local y universal”.
Finalmente, el Arzobispo de Madrid alentó “seamos líderes en dar esperanza
que mira más allá de la comodidad personal y abrámonos a los grandes ideales
que hacen la vida más bella y digna”.
“Hoy os digo que sigamos los pasos de nuestra Madre María:
prestemos la vida para dar dignidad al otro; salgamos al encuentro de los
hombres en los caminos reales en que transitan, y vivamos como hijos y
hermanos”, exhortó.
Después de la Misa, el Cardenal Carlos Osoro envió un mensaje a
través de su cuenta oficial de Twitter en el que escribió “Virgen de la
Almudena, tú nos escuchas y contemplas con amor. Tu fe, tu esperanza y tu
caridad nos llenan de luz y de alegría siempre. En esta pandemia, intercede por
los madrileños”.
La Virgen de la Almudena
Santa María de la Almudena o Nuestra Señora de la Almudena es la
patrona de la Arquidiócesis de Madrid y su fiesta se celebra el 9 de noviembre.
Cuenta con el título de patrona de la ciudad de Madrid desde su
fundación como Villa, fue coronada canónicamente el 10 de noviembre de 1948 y
declarada como única patrona de Madrid en el año 1977 por el Papa San Pablo VI.
La tradición cuenta que la imagen fue llevada a España por el
Apóstol Santiago cuando fue a predicar el Evangelio, y dicen que la pintó San
Lucas y la talló Nicodemo, pero no se ha podido comprobar este origen.
A comienzos del siglo VIII, ante la inminencia de la invasión de
los árabes ocurrida entre los años 711 y 714, los cristianos de la villa
escondieron la imagen de la Virgen en el interior de la muralla que rodeaba la
ciudad para evitar su profanación.
En el año 1085 cuando el rey Alfonso VI reconquistó Madrid,
convocó una procesión encabezada por él mismo, y al llegar junto a la muralla
unas piedras se derrumbaron y quedó descubierto el hueco en el que estaba la
imagen de la Virgen que había sido escondida. La tradición cuenta que tenía dos
cirios encendidos. Era el 9 de noviembre del año 1085.
La talla actual de la Virgen de la Almudena es de madera de pino
dorada y policromada, y sostiene al Niño en sus brazos y data seguramente de
finales del siglo XV o principios del XVI. Esta imagen sustituyó a la anterior
que aparece citada en algunas crónicas.
Fuente: ACI Prensa