18.12.20

54ª JORNADA MUNDIAL DE LA PAZ: MENSAJE DEL PAPA

A celebrar el próximo 1 de enero

Encuentro de Oración por la Paz © Vatican Media
El Mensaje del Papa Francisco para la 54ª Jornada Mundial de la Paz, que se celebrará el 1 de enero de 2021 bajo el tema “La cultura del cuidado como camino de paz”, ha sido publicado hoy, 17 de diciembre de 2020.

En el texto, el Santo Padre señala que el año 2020 se caracterizó “por la gran crisis sanitaria de COVID-19, que se ha convertido en un fenómeno multisectorial y mundial, que agrava las crisis fuertemente interrelacionadas, como la climática, alimentaria, económica y migratoria, y causa grandes sufrimientos y penurias”.

Recordando a las personas que han perdido a seres queridos y el trabajo y rindiendo homenaje a aquellos sectores de la sociedad que se han esforzado por aliviar el sufrimiento de los enfermos, Francisco expone que “es doloroso constatar que, lamentablemente, junto a numerosos testimonios de caridad y solidaridad, están cobrando un nuevo impulso diversas formas de nacionalismo, racismo, xenofobia e incluso guerras y conflictos que siembran muerte y destrucción”.

La cultura del cuidado

Después, explica que ha elegido el tema de este mensaje: “La cultura del cuidado como camino de paz” como una propuesta “para erradicar la cultura de la indiferencia, del rechazo y de la confrontación, que suele prevalecer hoy en día”.

Al principio del texto, el Papa propone varios apartados en los que explica el fundamento de los siguientes enunciados, basándose en las Escrituras: “Dios Creador, origen de la vocación humana al cuidado”, “Dios Creador, origen de la vocación humana al cuidado”, “Dios Creador, modelo del cuidado”, “El cuidado en el ministerio de Jesús” y “La cultura del cuidado en la vida de los seguidores de Jesús”.

Doctrina Social de la Iglesia

Después, Francisco se refiere también a “Los principios de la doctrina social de la Iglesia como fundamento de la cultura del cuidado”.

“La diakonia de los orígenes, enriquecida por la reflexión de los Padres y animada, a lo largo de los siglos, por la caridad activa de tantos testigos elocuentes de la fe, se ha convertido en el corazón palpitante de la doctrina social de la Iglesia, ofreciéndose a todos los hombres de buena voluntad como un rico patrimonio de principios, criterios e indicaciones, del que extraer la ‘gramática’ del cuidado: la promoción de la dignidad de toda persona humana, la solidaridad con los pobres y los indefensos, la preocupación por el bien común y la salvaguardia de la creación”, se lee en el texto.

La brújula para un rumbo común

“En una época dominada por la cultura del descarte, frente al agravamiento de  las desigualdades dentro de las naciones y entre ellas, quisiera por tanto invitar a los responsables de las organizaciones internacionales y de los gobiernos, del sector económico y del científico, de la comunicación social y de las instituciones educativas a tomar en mano la ‘brújula’ de los principios anteriormente mencionados, para dar un rumbo común al proceso de globalización, ·un rumbo realmente humano”, apunta el Pontífice citando su encíclica Fratelli Tutti.

Esta “permitiría apreciar el valor y la dignidad de cada persona, actuar juntos y en solidaridad por el bien común, aliviando a los que sufren a causa de la pobreza, la enfermedad, la esclavitud, la discriminación y los conflictos”. A través de esta brújula, anima a todos “a convertirse en profetas y testigos de la cultura del cuidado, para superar tantas desigualdades sociales. Y esto será posible sólo con un fuerte y amplio protagonismo de las mujeres, en la familia y en todos los ámbitos sociales, políticos e institucionales”.

En este apartado, el Obispo de Roma remarca el derroche de recursos existente “para las armas, en particular para las nucleares, recursos que podrían utilizarse para prioridades más importantes a fin de garantizar la seguridad de las personas, como la promoción de la paz y del desarrollo humano integral, la lucha contra la pobreza y la satisfacción de las necesidades de salud”.

En este sentido, insiste, “qué valiente decisión sería ‘constituir con el dinero que se usa en armas y otros gastos militares un Fondo mundial para poder derrotar definitivamente el hambre y ayudar al desarrollo de los países más pobres’”.

Educar a la cultura del cuidado

Para el Papa Francisco, la promoción de la cultura del cuidado “requiere un proceso educativo” y la brújula de los principios sociales “se plantea con esta finalidad, como un instrumento fiable para diferentes contextos relacionados entre sí”.

Al respecto, ofrece algunos ejemplos, indicando que la educación para el cuidado “nace en la familia, núcleo natural y fundamental de la sociedad, donde se aprende a vivir en relación y en respeto mutuo. Sin embargo, es necesario poner a la familia en condiciones de cumplir esta tarea vital e indispensable”.

En colaboración con la familia, se encuentran la escuela y la universidad: “llamados a transmitir un sistema de valores basado en el reconocimiento de la dignidad de cada persona, de cada comunidad lingüística, étnica y religiosa, de cada pueblo y de los derechos fundamentales que derivan de estos”.

Asimismo, las religiones en general, y los líderes religiosos en particular, “pueden desempeñar un papel insustituible en la transmisión a los fieles y a la sociedad de los valores de la solidaridad, el respeto a las diferencias, la acogida y el cuidado de los hermanos y hermanas más frágiles”.

Finalmente, anima de nuevo a todos los “comprometidos al servicio de las poblaciones, en las organizaciones internacionales gubernamentales y no gubernamentales” y a los que “trabajan en el campo de la educación y la investigación” a lograr “el objetivo de una educación ‘más abierta e incluyente, capaz de la escucha paciente, del diálogo constructivo y de la mutua comprensión’”.

No hay paz sin la cultura del cuidado

Francisco sostiene que la cultura del cuidado “es un camino privilegiado para construir la paz”.  En este tiempo, “en el que la barca de la humanidad, sacudida por la tempestad de la crisis, avanza con dificultad en busca de un horizonte más tranquilo y sereno, el timón de la dignidad de la persona humana y la ‘brújula’ de los principios sociales fundamentales pueden permitirnos navegar con un rumbo seguro y común”.

Como cristianos, subraya, “fijemos nuestra mirada en la Virgen María, Estrella del Mar y Madre de la Esperanza. Trabajemos todos juntos para avanzar hacia un nuevo horizonte de amor y paz, de fraternidad y solidaridad, de apoyo mutuo y acogida”.

“No cedamos a la tentación de desinteresarnos de los demás, especialmente de los más débiles; no nos acostumbremos a desviar la mirada, sino comprometámonos cada día concretamente para ‘formar una comunidad compuesta de hermanos que se acogen recíprocamente y se preocupan los unos de los otros’”, concluye.

Larissa I. López

Fuente: Zenit

 

¡SÍGUENOS EN NUESTRAS REDES SOCIALES! 
facebook twitter