18 Viernes de la semana III de Adviento
Evangelio según Mateo 1, 18-24
La generación de Jesucristo fue de esta manera:
María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó
que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, como era justo y no quería difamarla, decidió repudiarla en
privado. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un
ángel del Señor que le dijo:
«José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer,
porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo
y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los
pecados».
«Mirad: la virgen concebirá y dará a luz
un hijo
y le pondrán por nombre Emmanuel,
que significa “Dios-con-nosotros”».
Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y
acogió a su mujer.
PALABRAS DEL SANTO PADRE
[San José] asumió una paternidad que no era la suya sino que
venía del Padre. Y llevó adelante la paternidad con todo lo que ello significa:
no sólo apoyar a María y al niño, sino también hacerlo crecer, enseñarle el
oficio, llevarlo a la madurez como hombre. "Encárgate de la paternidad que
no es tuya, es de Dios". Y esto, sin decir una palabra. En el Evangelio no
se halla ninguna palabra dicha por José. El hombre del silencio, de la
obediencia silenciosa. (Santa Marta 18 de diciembre de 2017)
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