En aquel tiempo, el ángel Gabriel
fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen
desposada con un varón de la estirpe de David, llamado José. La virgen se llamaba
María.
Entró el ángel a donde ella
estaba y le dijo: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”. Al oír
estas palabras, ella se preocupó mucho y se preguntaba qué querría decir
semejante saludo.
El ángel le dijo: “No temas,
María, porque has hallado gracia ante Dios. Vas a concebir y a dar a luz un
hijo y le pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del
Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y él reinará sobre
la casa de Jacob por los siglos y su reinado no tendrá fin”.
PALABRAS DEL SANTO PADRE
La celebración de hoy y la imagen
de Nuestra Señora de Guadalupe me sugieren tres adjetivos para ella:
señora-mujer, madre y mestiza. María es mujer. Es mujer, es señora, como dice
el Nican mopohua. Mujer con el señorío de mujer. Se presenta como mujer, y
se presenta con un mensaje de otro, es decir, es mujer, señora y discípula. A
San Ignacio le gustaba llamarla Nuestra Señora. Y así es de sencillo, no
pretende otra cosa: es mujer, discípula. (NUESTRA SEÑORA DE
GUADALUPE SANTA MISA POR AMÉRICA LATINA 12 de diciembre de 2019)
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