Abrahán engendró a Isaac, Isaac engendró a Jacob, Jacob engendró a Judá y a sus hermanos. Judá engendró, de Tamar, a Farés y a Zará, Farés engendró a Esrón, Esrón engendró a Aran, Aran engendró a Aminadab, Aminadab engendró a Naasón, Naasón engendró a Salmón, Salmón engendró, de Rajab, a Booz; Booz engendró, de Rut, a Obed; Obed engendró a Jesé, Jesé engendró a David, el rey.
David, de la mujer de Urías, engendró a Salomón, Salomón engendró a Roboán, Roboán engendró a Abías, Abías engendró a Asaf, Asaf engendró a Josafat, Josafat engendró a Jorán, Jorán engendró a Ozías, Ozías engendró a Joatán, Joatán engendró a Acaz, Acaz engendró a Ezequías, Ezequías engendró a Manasés, Manasés engendró a Amós, Amós engendró a Josías; Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, cuando el destierro de Babilonia.
Después del destierro de Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel engendró a Zorobabel, Zorobabel engendró a Abiud, Abiud engendró a Eliaquín, Eliaquín engendró a Azor, Azor engendró a Sadoc, Sadoc engendró a Aquín, Aquín engendró a Eliud, Eliud engendró a Eleazar, Eleazar engendró a Matán, Matán engendró a Jacob; y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.
Así, las generaciones desde Abrahán a David fueron en total catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce; y desde la deportación a Babilonia hasta el Cristo, catorce.
PALABRAS DEL SANTO PADRE
"El Señor no quiso pacificar
y reconciliar con la varita mágica: ¡todo realizado en un instante! No. Se puso
a caminar al paso de su gente. Un ejemplo de esta acción cercana y paciente de
Dios se puede encontrar en el evangelio de hoy (Mateo 1:1-16.18-23). Es el
pasaje de la genealogía de Jesús, que puede parecer un poco repetitivo: 'Este
engendró aquel, aquel engendró zutano, zutano engendró fulano, fulano engendró
mengano, mengano engendró aquel otro…'. Es una lista interminable. Sin embargo,
es el camino de Dios: el camino cercano de Dios entre los hombres buenos y
malos, porque en esta lista hay santos y hay criminales y pecadores. Sin
embargo, Dios no tiene miedo: él camina. Camina con su gente. Y en este camino
hace crecer la esperanza de su pueblo, la esperanza en el Mesías. Esta es la
'cercanía' de Dios". (Santa Marta 8 de septiembre de 2015)
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